CAPÍTULO 22

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−Hola, Mathias.

Intento sonreírle aunque él mira más a Alejandro que a mí. Este también le saluda cuando también nota la mirada del chico que está de pie:

−Hola.

−¿Hola? ¿Me tomas el pelo?

−Mathias, él es...

−Me importa una mierda quien sea, So.

Él me corta, aunque esta vez, soy yo la que lo hace:

−Está mi hermana.

La pequeña mira al recién llegado y le sonríe. Ya le conoce.

−¿Vienes conmigo?

Su pregunta me hace fruncir el ceño. Entreabro la boca y miro a Cris que me observa y mis ojos se ponen en los de Alex, que niega lenta y disimuladamente con la cabeza. Me hago a un lado, ignorando su gesto y sacando las piernas de debajo de la mesa; no tengo ganas de que monte un espectáculo aquí mismo, en sus ojos puedo ver que no va del todo bien.

−Ni de coña va contigo.

Me detiene poniendo su brazo para impedirme que me levante. Miro de nuevo a Alejandro y le hago un gesto con la cabeza para que no se meta, Mathias ríe levemente mirando a otro lado.

−Alejandro, no pasa nada. No tardo te lo prometo, tú quédate con Cris.

−Que no vas, no te voy a dejar con él después de cómo te trató la primera vez, obligándote a subir a su coche.

Mathias entre abre su boca y esboza una sonrisa.

−Ya decía yo que tú cara me sonaba. Pues si quieres venir tú conmigo, podemos hablar tranquilamente lo que empecemos la primera vez.

Alejandro hace presión con sus manos en la mesa para levantarse mientras saca su pie, pero le cojo la mano por encima de la mesa, apretándola en la mía.

−No vas a ningún lado, o Cris y yo nos vamos de aquí sin ti.

Alejandro retrocede su paso y se coloca en la posición inicial sin pensárselo dos veces, gira su mano aún cogida por la mía y es él quién aprieta ahora la mía. Sus ojos se clavan en mí y pronuncia con detenimiento:

−Bien, pues estamos en un claro desacuerdo si piensas que eres tú la que vas a ir.

Asiento con la cabeza y miro a Mathias, dirigiéndome a él:

−Pues me llamas, y ya hablaremos.

−¿Ahora eres así? Me dijiste que no era tu novio, que tú ibas más por libre.

−Adiós, Mathias.

Recalca Alex sin mirarle. El que está en pie resopla y murmura algo como calzonazos o por ese estilo, el cual mi vecino ignora. Cuando se va, suelto su mano y miro a Cris.

−Me dijisteis que no eráis novios.

Alex explota de risa tirando contenido de Coca-Cola que estaba a punto de beber sobre su ropa. Cris no para de reír y yo miro a Alex como sí hubiese ganado una gran batalla, sonriente.

−Qué estúpido eres, Alejandro.

Él alza una ceja mientras se limpia con varias servilletas. Sé que está a punto de reír e intenta disimularlo con una sonrisa irónica que va acompañado de sus muecas.

Hacemos que Cris se ría, hablamos con ella y la entretenemos mientras que olvido yo también olvido un poco de mis historias. Me lo paso como hacía tiempo que no me lo había pasado y me río como nunca lo había hecho. En varias ocasiones de silencio miro a Alejandro mientras él no se fija y me doy cuenta de la suerte que tengo de que se haya cruzado en mi camino.

HEY, VECINO. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora