Llevo casi dos semanas sin salir a mi balcón, las veces que lo hago intento evitar a toda costa mirar hacia la habitación de Alejandro. Solo abro las cortinas durante el día, cuando sé que no voy a estar en la habitación, y las corro cuando voy a dormir. He dejado su móvil bajo unos papeles que tengo en el interior de mi ropero, dentro de ese hueco escondido que nadie sabe que existe nada más que Cris y yo. Intento pensar lo justo y necesario en la noche que salí con él, sobre todo en su estúpido amigo.
Mi madre ha vuelto hoy a casa de un pequeño viaje de negocios, de dos días, de importes de nuevos productos, eso es lo único que me ha tenido entretenida todo el día: el deshacer su maleta y colocarlo todo en su lugar mientras ella tenía que volver a su puesto. Cris me ha ayudado, siempre a escondidas del estúpido de Carlos, que sigue con la restricción de no querer vernos juntas a las dos, la cual nos saltamos todos los días.
Un portazo, hace que mi hermana corra a su habitación como un veloz rayo atravesando la ciudad, en el cual no puedo evitar no sonreír de ver su cara. Carlos ha llegado a casa. Y cual se acerca a la habitación a pasos escandalosos. Se asoma a la puerta de la habitación, su habitación y sonríe: ha bebido.
−Pensaba que era tu madre.
Cierro la maleta y la pongo sobre el armario subiéndome a la cama, desde arriba le miro:
−Pues ya ves que no lo soy.
Pego un salto, cogiendo mi camiseta gris larga para que no se levante, y caigo firmemente en el suelo entre los dos muebles. Este no tarda en colocarse frente a mí, sé que comienza el espectáculo.
−Ya veo. Tú eres mejor.
Intento ignorar su comentario y doy un paso hacia el lado, intentado salir de ese acorralamiento que yo sola he creado, aunque él no me deja. Coloca una mano, con mucha presión hacía él, sobre mi cadera mientras niega con la cabeza.
−Túmbate cariño, tienes que estar muy cansada.
Esta vez la que niega soy yo. Vuelvo a intentar marcharme, de nuevo en vano. Esta vez coge mis muñecas, juntándolas en una de sus manos, apretándolas entre sí y haciéndome un daño tremendo al girarme, dándole la espalda y colocando mis manos en esta. Rápidamente noto un bulto en la partes bajas de mi cadera. Por mucho que intento moverme siento que los brazos se me van a salir de su lugar. Sé que esto no va a acabar nada bien. Pienso que no será capaz de seguir a más, solo quiere frotarse contra mí, borracho, es lo mucho que ha llegado a hacer desde hace bastante mientras me golpeaba pero compruebo que esto sigue a más cuando me deja caer sobre la cama, abriendo mis piernas. En uno de mis movimientos bruscos con estas, le doy una patada en la cara, deshaciéndome de sus mano y soltándome. Giro en la cama hasta caer al suelo, mientras él se tira al suelo sangrando por lo que parece su nariz, y salgo de allí casi trepando por él suelo, hasta llegar a mi habitación y cerrar la puerta donde dejo caer con fuerza todo mi peso contra ella.
Lágrimas de miedo empiezan a agolparse en mis ojos, hacía mucho que no actuaba conmigo así. Hacía mucho que sus manos no me tocaban de esa forma tan... Asquerosa y repugnante.
La puerta forcejea para abrirse, intento poner toda mi resistencia, todo mi ser en que no se consiga, todas mis fuerzas contra ella. Miro mis piernas, intentando buscar fuerza donde no las hay mientras él me grita desde el pasillo que no voy a aguantar contra él. Cuanto más lo dice, más fuerzas intento buscar. Durante un momento se calla, no me desconcentro, sé que es algún tipo de trampa, no decaigo y sigo dando todo de mí. Entonces es cuando siento un gran empujón contra la puerta, que hace que mi cuerpo se despegue de esta durante unos segundos, pero no se abre del todo. No, gracias a la aparición de Alex, que es quién hace fuerzas mientras me vuelvo a levantar y vuelvo a apoyar, esta vez, solo mis manos porque es el cuerpo de mi vecino el que hace toda la fuerza.
−Vete, o te juro que llamo a la policía, Carlos.
−¿Con que móvil? ¿El que te rompí?
Siento su voz burlo desde la otra puerta.
−Llamaré a los vecinos, te lo juro. Pegaré voces hasta que alguien se despierte o salgan a la calle. Te juro que grito, tengo las ventanas abiertas, me escucharán rápido.
La presión cesa, aunque nosotros seguimos haciendo fuerza hasta que escuchamos los pasos fuertemente bajar las escaleras. Me dejo caer en la puerta apoyada a mi espalda. Mis brazos, de nuevo, comienzan a temblar. Alex toma asiento junto a mi en el suelo y resopla removiendo su pelo.
−Siento haber entrado así, yo he visto...
No dejo que acabe cuando mi abrazo le pilla por desprevenido. Lentamente sube sus manos hacia mi cuerpo y una se desplaza suavemente a mi pelo, donde lo acaricia.
−Gracias, gracias por todo Alejandro.
Durante unos segundos no dice nada, no responde a mis palabras solo me pasa un brazo por encima de los hombros y me atrae hacia él, con nuestros cuerpos aún pegados a la puerta.
−¿Eso es sangre?
Observo la parte baja de mi camiseta gris manchada de un color granate en forma de gotas.
−Le he dado una patada en la nariz...
Él separa su cabeza de la mía y abre sus ojos.
−¿Sabes karate?
No puedo evitar soltar una carcajada aún con lágrimas en los ojos, aunque la cual corto rápidamente. Mi hermana...
−Cris está fuera, en su habitación... No puedo dejarla sola.
Él se levanta rápidamente.
−Voy yo.
Le imito mientras termino de secar mis lagrimas.
−No, no sabes dónde está su habitación, tardarías más. Además, no voy a dejar que salgas al pasillo estando Carlos... Qué pasaría si te llega a ver.
Evito su mirada a toda costa.
−Pues yo no pienso dejar que vayas tú sola. No, después de ver lo agresivo que está ese tío.
De nuevo volvemos a mirarnos. Abro la puerta un poco más.
−Está abajo. Además, Cris vendrá rápidamente conmigo. Tú solo, intenta no hacer ruido y estar atento a cuando llegue.
Finalmente asiente con la cabeza mientras me mira añadiendo algo:
−Esto parece una película de Tarantino. Menos mal que tu vida era muy aburrida...
Le miro y sonrío levemente.
−Me gusta Pulp Fiction, aunque supongo que hay otras mejores.
Son mis últimas palabras antes de salir de la habitación, dejando entornada la puerta para no hacer ruido al cerrarla. Corro hasta la habitación de Cris y doy unos suaves golpes mientras pronuncio su nombre con el tono de voz lo suficientemente bajo.
Segundos más tarde, la puerta se abre por completo.
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HEY, VECINO. {COMPLETA}
ChickLitCuando mi mayor problema era Mathias, me deshice de él. Aún así me persigue a día de hoy. Cuando supe que otro de mis problemas era mi padrastro, intenté evitarlo a toda costa. Aún así, él me buscaba sin importar las consecuencias. Estos dos, junt...