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Al entrar a la escuela llegue tarde a propósito, sabía que no había nadie en el pasillo y podría llegar al baño sin problemas. Mire que no hubiera algún profesor merodeando y acelere el paso cuando tuve cerca la puerta del baño de niñas.

Mire que nadie estuviera, tranque la puerta un momento y me vi la mejilla en el espejo. Estaba roja, con la marca de la mano sobre ella y el labio se ponía morado poco a poco. Tome un poco de pomada y la aplique para que el dolor fuera soportable. Luego logré aplicar un poco de maquillaje para que lo rojo se fuera y el labio lo limpie para que la sangre seca no se viera tan mal.

—¿Puedo pasar?—dije viendo al profesor de Química, asintió un tanto irritado y tome asiento sin prestar atención a mis amigos. Termino la clase como 20 minutos después, todos se levantaron de su lugar y mis amigos en automático llegaron al mío curiosos.

—¿Y ya llegar a media clase es la nueva hora de llegada?—me reí y negué tratando de no sonreír mucho, me dolía aún un poco

—me quedé dormida—trate de no mostrar nervios y al parecer ellos lo creyeron.  Salimos un momento del salón, Samuel iba llegando y me miró un momento. Señaló con su cabeza hacia un costado y supe que me había cachado

—alguien tiene problemas—canturreo Bea, negué mientras lo seguía hacia un lugar del campus, me imagino no hubiera más gente.

—¿A qué hora llegaste anoche?—dijo y respire un poco aliviada

—pasadas la 1, Frank me pidió que le ayudará a cerrar el local luego de la carrera.

—jo, pues hoy te cargas una cara—enarque una ceja y sonrió—te veo en el departamento a las 5,

—ya sabes que si—regrese con los chicos, los cuales solo sonreían divertidos, menos David.

—creo que algo pasara entre ustedes dos—negue ante lo dicho por Eva. Las clases siguieron su curso, en la tarde los niños habían ido con Frank y pasaría por ellos ahí, así que aproveche en ir con Samuel a las clases...que no fueron del todo clases.

—tenemos que acabar ese proyecto—lo mire y asenti alejándome de él un momento.

—¿Quieres seguir ahora o mañana?—se río y acercó su rostro al mío, besándonos de nuevo, como lo habíamos hecho los últimos 20 minutos. Su mano se colocó en mi mejilla para atraerme más a él y eso hizo que me detuviera un poco por el dolor—¿Pasa algo?

—nada, solo que me dolió la cabeza—asintio y sonrió, el timbre se escuchó y él enarcó una ceja—¿Encargaste algo?

—no que yo recuerde—se levanto y aproveché para acomodarme y recoger los papeles que habíamos utilizado para estudiar.

—¡Aquí está mi Samu!—la sangre se me helo y me escondí en la pared para poder ver. Era una mujer, elegante, vestida en un lindo atuendo que parecía hecho a la medida, con un bolso grande y un bonito peinado.—te dije que me llamaras para que fueras conmigo y tu hermana a comer

—lo olvide mama—su madre paseo la mirada por el departamente hasta que sus ojos se conectaron con los míos

—¿Ella es la chica de la otra vez?—Samuel me miró y asintió, su madre sonrió ampliamente y se acercó haciendo resonar sus tacones un poco al llegar a mi

—Leo, ella es Pilar, mi madre. Ella es Leonore—sali de donde se supone me había escondido, extendí la mano y le sonreí amablemente

—un gusto querida. De verdad me sorprende muchísimo encontrarte con Samuel—dijo ella y me sentí incómoda un segundo—nunca trae a nadie a su departamento y me imagino que debes ser muy especial.

—el gusto es mio—respondi y ví a Samuel que solo metía las manos a sus bolsillos—somos algo cercanos.

—y que lo digas, pues solo he sabido que ha traído a su amigo Guillermo al departamento—dijo ella y mis mejillas se pusieron coloradas

—mama—dijo Samuel y ella río un poco al ver la situación.

—bueno me cayo, te espero de visita el fin de semana, tú padre quiere hablar contigo. Puedes llevar a Leo si gustas—esto último viéndome a lo que solo sonreí apenada.

—veremos madre—ella comprendió y se giró a despedirse de dos besos de mi.

—fue un placer conocerte querida, espero verte pronto—dijo y luego se retiró del departamento.

—¿Así que nadie más eh?—dije acercándome a él y se rió

—ya te lo dije, algo tienes que me hace querer intentarlo—asenti cuando lo tenía frente a mi y me tomo de la cintura—no jugaba Leo

—ya te creo—nos quedamos así y mire la hora—debo pasar por los niños, te veré mañana

—te llevo por ellos—asenti mientras tomaba sus llaves, bajamos hasta su auto y me llevo al taller de Frank.

—¿Quieres que te acompañe?—dijo mi amigo al verme llegar, negué y señale fuera donde Samuel esperaba—jo tía, menudo partido has cogido.

—estamos viendo, no des nada por sentado—dije y asintió riendo. Los niños se despidieron de él, luego Samuel nos llevó a cada y los niños estaban felices con él, pues parece que tenía empatía con ellos.

—piensa la invitación de mi madre—dijo antes de bajarme, lo mire enarcando una ceja y sonrio—no lo decía de broma.

—lo pensaré, aunque debo estudiar para el examen sorpresa que harás pasado mañana—dije y enarcó una ceja

—¿Revisando mis papeles Willson?—solté una carcajada y me despedí de él, entre a casa mientras él se alejaba por la calle.

—¿Estáis saliendo?—alce la mirada ante la pregunta de Luz, estábamos cenando en silencio, Gabriela y papá no llegaban aún así que no tuvimos inconvenientes en preparar algo tranquilos

—algo asi—me límite a contestar y ella sonrió

—seran novios, yo lo se—dijo y reí

—a mí me cae muy bien—dijo Poncho alzando los hombros—tal vez así puedas estar feliz un rato, y así papá ya no te pegue tanto.

Todos nos quedamos en silencio, asentí para no decir nada más, acompañe a los niños a su cama y regrese a mi cuarto un par de minutos después. Luego la puerta se azotó y unos lloriqueos y gritos me hicieron levantarme.

—¡No te atrevas a pegarme una vez más!—vi a Gabriela frente a mi padre, él estaba más que ebrio, tenía un envase vacío de vidrio, lo lanzó lejos estrellandolo en algún lugar de la sala,  Gabriela se dió la vuelta y salió de la casa, de pronto ví a Luz salir hacia Gabriela y eso hizo que la sangre se me bajara a los pies

—¡Niña quítate!—grito mi padre a Luz, ella se quedó quieta del miedo y él alzó la mano. Corrí empujándolo, se tambaleó y cayó al suelo.

—vete al cuarto, no salgas por favor—dije viendo a Luz ella asintió e hizo lo que dije.

—pequeña perra—dijo balbuceando mi padre, estiró su mano con un florero en ella, no logré evitarlo y este se estrelló en mi cara, me quedé en el sueño cubriéndose y tras minutos que parecieron horas de dolor puro, sentí como Gabriela intentaba levantarme. Tal vez había regresado y me vio en el suelo casi inconsciente.

—tengo que llevarte al hospital—escuche y recuerdo que negué, luego la cabeza me peso y tuve que cerrar los ojos para poder dormir un rato. Solo quería descansar

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~Mauren

Dangerous -S.D.L-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora