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—Leo...Leo—abri los ojos y note a Frank frente a mi, lucía un poco cansado y creo que todos lo estábamos. Note que un brazo reposaba en mi cintura, recuerdo haberme dormido en el sofá, estaba bastante agotada.

—¿Que pasa?—al levantarme note que me había quedado dormida en Samuel, por lo que cuando me moví él también lo hizo buscándome. Al verme a su lado solo carraspeó un momento y miró a Frank.

—Andrea llamo. Le conté lo que pasó y viene para acá con los niños.

—esta bien Frank, muchas gracias por avisarme—me refregue los ojos para apartar un poco el sueño, cosa que ocasionó bostezara—deberias ir a descansar—note que en la mayoría éramos nosotros, algunos de los familiares que no conocía excepto un tío y una prima.

—ire a tu casa a traerte cosas, Mariana me llamo y dijo que también quería venir así que pasaré por ella—asenti y dejó un beso en la frente antes de irse, no sin antes darse una mirada de complicidad entre él y Samuel.

—¿Estás bien?—escuche a mi lado, le ví y asenti dejándome caer en el sillón cerrando los ojos, me dió un mareo.

—no se que le diré a los niños—escuche que se acomodaba y luego sentí su mano en la mía, abrí los ojos para verlo, sus preciosos ojos me intentaban consolar, y yo lo único que necesitaba en ese momento era a él.

—estare contigo—asenti, no me apetecía estar de borde hoy, mucho menos ahora.  Lo necesitaba, lo quería a mi lado—ven aquí

—Samu—no me dejo poner más objeción, me hizo recostar mi espalda en su pecho,  su cabeza reposaba en mi coronilla, sus brazos me envolvieron y yo los cubrí con la chamarra suya, que apenas había notado la llevaba encima. Inhaló profundo y lo dejo salir en un soplido bastante reconfortante. Sus manos y las mías estaban unidas, reposando sobre mi estómago y una sensación de calma vino a mi en ese momento.

—no es momento de hablar de nosotros, yo esperaré cuando tú lo quieras, pero por favor no me alejes.

Me quedé callada, disfrutaba de la compañía en ese momento, en especial la de él. Me era gratificante sentirlo cerca. Nada me hacía falta si no era él.

—solo callate—quise sonar segura pero se salió una risita al final mientras cerraba los ojos, él también se rió y me abrazo más a él. No estaba segura que éramos, pero yo también quería volver a intentarlo.

No pasaron muchos minutos hasta que logre quedarme dormida de nuevo, cuando despertaba en ratos sentía a Samuel a mis espaldas acercarme más a él y eso hacia que volviera a dormirme. Era lo único que pedía en este momento. Tal vez después de todo si debíamos hablar, tenía cosas importantes que decirle.

—anda, solo un bocado más—dijo mientras almorzábamos en la cafetería. Eran casi las 8 y habíamos despertado hace unos minutos cuando llegó Mariana y Pilar. Samuel estaba a mi lado intentando que terminara de comer un plato de frutas que había pedido para tener algo ligero en el estómago.

—voy a vomitarlo si sigues haciendo ese movimiento de avion—le mire esperando una respuesta, se rió balanceando la cuchara en forma de avión y haciendo ruidos con la boca, me reí por su intento y acepte la comida sonriendole un poco—gracias por estar aquí.

—sabes que me importas—puso su mano sobre la mía y la apretó un poco—es lo que hacemos con las personas que queremos—y dejo un beso en la mejilla que hizo me diera un poco de vergüenza frente a las personas que estaban igual en la cafetería, mis mejillas se ruborizaron un momento y se rio—tranquila señora tomate

—callate—le sonreí y luego se quedó serio al mirar al frente. Mire yo también y sentí como en corazón me dió un vuelco, las manos me sudaron y me sentí petrificada. Ahí estaba Andrea, los niños delante de ella, vestidos de negro  excepto Juli, al parecer sintieron la mirada de un costado y sus ojitos parecieron brillar en ese momento.

Dangerous -S.D.L-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora