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—bien, iniciaremos contigo Leo—mire a la señora que nos atendía y me moví incómoda en el asiento.

—creo que me gustaría primero ellos—ella asintio y miró a los pequeños

—¿Cómo se llaman?—hablo la terapeuta viendo a los niños, estaban los 3 mirándome como pidiendo auxilio pero supe que debíamos hacer lo correcto. Cómo Samuel dijo, me había dado el número de la terapeuta y agendamos una cita para hoy en la tarde, el costo ya lo hablaríamos después. Me traje a los niños a regañadientes y la verdad no quería que cuando me tocará hablar estuvieran ellos, al menos no de ciertas cosas.

—yo me llamo Luz—dijo la pequeña sonriendole un poco

—yo me llamo Mauricio—dijo el más grande igual de amable, Poncho se mantuvo en silencio un rato hasta que subió la mirada y se encontró con la de la terapeuta.

—me llamo Alfonso, pero me dicen Poncho—ella anoto un par de cosas y asintio.

—¿Les parece si comenzamos de uno por uno junto a su hermana?—ellos asintieron y me dejaron primero con Mauricio.

Al principio fue difícil porque no estábamos costumbrados a que habláramos frente a alguien más de nuestros problemas, fue una sesión rápida porque la verdad no había mucho que decir. La siguiente fue Luz que parecía no querer parar de hablar, ella y yo normalmente teníamos buena relación y tampoco hubo problema, salvó que le molestaba el que peleará con papá.

—bien Poncho—dijo Laura, la terapeuta—hablame de ti un poco

—no hay mucho que decir—y se quedó callado. Ella me miró y se acercó a él

—¿Quieres que Leo salga de la habitación para que hablemos?—y asintio de inmediato, suspiré saliendo para irme a fumar un cigarro y tras 5 cigarros Laura me hizo pasar para hablar acerca de las terapias.

—¿Todo está bien con Poncho?—ella suspiro y me hizo sentar

—él tiene que abrirse hacia ti, poco a poco lo logrará, pero te aconsejo que lo mantengas alejado de todo tipo de ambientes malos, tanto él como tu—asenti y me extendió una tarjeta—te veré aquí los martes y jueves, un día a los niños y otro día a ti. Sabes que puedes llamar si ocurre algo o si necesitas ayuda—asenti nuevamente levantándome para salir con los niños, llamarme loca pero senti que se calmaron un poco, al menos en el trayecto del consultorio hasta la casa se mantuvieron tranquilos.

—¿Quieren hacer algo?—cuestione pero hasta miedo me daba decirles algo. Los tres negaron y suspiré. No me la dejarían tan fácil a mi parecer—¿Les parece si preparamos la cena?

—yo voy a mi cuarto—dijo Poncho y se marchó, Mauricio se fue a la sala y Luz me miró un momento como esperando alguna indicación. Alce los hombros y se llevó a Julieta hasta mi cuarto.

—¿Y como les fue?—dijo Samu y rodé los ojos, había llegado hace un par de minutos a la casa, ayudándome con un par de encargos para la despensa.

—no se ni que en que pensar con ellos—dije y río un poco, se acercó a la cocina y sonrió.

—Samu—saludo Luz contenta

—hola peque, le decía a tu hermana que hoy les prepararía la cena—los pelos se me pusieron de punta al pensar que mi padre pudiera llegar en cualquier momento.

—¿Puedo ayudarte?—se ofreció y lo mire enarcando una ceja

—claro, llegas tú y todos te aman—se río y asintio a la pequeña que corrió a lavar sus manos.

—es el toque de Luque—me acerque y dejé un pequeño beso, Luz regreso y ambos se pusieron a cocinar, yo sinceramente no tenía ganas, así que solo me aleje de ahí pero aún en la cocina. A los minutos entro Poncho y se topo con los otros dos, al ver a Samuel en automático quiso ayudar, luego Mauricio y si no es porque Julieta aún no sabe hacer algo, si no estuvieran ahí los 4 detrás de aquel hombre que era mi profesor

En ese lapso en lo que cocinaban, Luz y Poncho juguetearon un poco, Mauricio sonreía y Samuel de verdad era un amante de los niños. Me lo imaginé de padre y fue una escena maravillosa.

—bien, ahora a ducharse y la cena estará lista—dije y los 3 corrieron para ganar el baño, dejé a Julieta que jugará un rato en el suelo y me acerque a ayudarlo a recoger el desastre que hicieron en la cocina al intentar cocinar pizza—de verdad si es un don ser tu

—les hace falta una figura que les enseñe a crecer—dijo sonriendome. Le sonreí de vuelta y terminamos de recoger. Cuando la puerta se abrió solo entro Gabriela de ella, sonriendonos con un par de bolsas en las manos.

—vaya, un gusto—dijo y Samuel ayudo a poner en la mesa todo—tu padre está trabajando, por cierto Gabriela

—Samuel—dijo presentándose

—preparamos pizza para la cena—dije y me sonrió, asintió diciendo que se iría a bañar también para poder cenar con nosotros.

Paso como una hora en lo que sacamos las pizzas, dejamos todo listo y decidimos cenar los 7 en la mesa, todos hablando como si de verdad fuéramos una familia realmente unida.

—no sabía que tu padre trabajara—negue mientras nos sentamos en la cama, la cena termino bastante bien, al menos Luz ya quería dormir en su cuarto, aunque aún no se llevaba del todo bien con Poncho ya podrían tolerarse un poco. Ya era bastante noche así que todos estarían dormidos.

—es la clave que usamos para decir que mi padre está internado—asintio y me tomo de la mano—¿Sabes que te quiero muchísimo verdad?—asintio confundido

—¿Me vas a dejar?—el solo pensarlo me hizo reír, por lo que note como se relajó un poco

—no es eso, es solo que siento que no quiero que esto termine. Has hecho muchas cosas por mi y siento que solo terminaré haciéndote mal a ti.

—oye—lo mire y me sonrió—yo te quiero como no lo he hecho con nadie, me gusta como te molestas cuando las cosas no te salen a la primera, como tienes tus manias de no hacer ciertas cosas, como antes de correr en la moto miras al cielo como esperando algo. Noto cada cosa que haces y es eso lo que hace que me enamore más de ti.

Abrace su torso, quedamos acostados en la cama, dejo un beso en mi cabello ya suspiré, algo debo hacer muy bien para que me enviaran a alguien como él, pero aún había dos obstáculos por superar. Rubén y mi padre.

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~Mauren

N/A: prepárense, en el siguiente lloran, (bueno yo digo JAJAJA)

Dangerous -S.D.L-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora