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No podía decirles cómo me sentía en estos momentos. Los nervios eran la principal sensación en mi, las manos me temblaban, no había podido dormir mucho la noche anterior y hoy tenía un poco de náuseas. No sabía si por lo mismo o por el embarazo.

—¿Tienes todo listo?—vi a Samuel, que estaba en la puerta ya vestido. Asentí mientras me empujaba en la silla—hey, todo irá bien preciosa

—eso espero Samuel. No sé que haré si no—asintio. Me llevo hasta el auto, ya llevaba mi bolso y Gabriela nos esperaba.

Hoy tenía una audiencia por la custodia de los niños. Al menos la audiencia fuerte, la que dirían si los niños se quedarían conmigo o no. Lo demás vendría después. Habían sido unos días largos. Aún me dolía caminar del todo, por lo que usaba la silla en su mayor parte. Por la demanda que había presentado y para evitar problemas, habían llevado a los niños a un internado temporal. Andrés había dicho que no tendría problema en dejarme verlos ciertos días, pero no confiaba en es, no hasta que un juez me diera la certeza que eran mi responsabilidad a partir de ahora.

—¿Vendrán los chicos?—hablo Gabriela y negué mordiendo mis uñas

—le dije a Frank que yo le llamaba saliendo—Samuel tomo mi mano evitando que siguiera mordiendo la y suspiré

—no pienses negativo. Saldrá a tu favor. Los tendrás en casa—no era pesimista, pero no quería tampoco ilusionarme mucho.

Llegamos a los juzgados. Fuera ya estaba el abogado que me ayudaba, a unos metros, Andrea junto al suyo hablando. Samuel me ayudó a bajar y esta vez utilice las muletas, no iba a verme débil en aquella silla.

—bien, es hora—dijo el abogado cuando vio el reloj. Caminamos todos hasta una sala dónde estaba el juez que ya conocía de hace unas sesiones atrás.

Mi cuerpo estaba ahí, mi mente no. No podía poner atención a las cosas que decía, solo estaba esperando escuchar unas palabras,  que me dijeran ellos iban conmigo. Mi mente imaginaba la escena, el futuro con los niños en casa. Todo parecía ser perfecto.

—de pie—escuche decir al juez, nos levantamos y mire como leía algunos papeles—he tomado una decisión. En vista de las pruebas presentadas contra la señorita Leonore Willson...—mi mente se volvió a ir. No sabía que me pasaba. No me encontraba bien, no quería siquiera oírlo.

Recuerdo que el juez veía la hoja leyendo, no podía oír. Vi a Andrea junto a mi que asentía, me vio y asentía nuevamente. Vi a Samuel que se cubría el rostro y caminaba lejos de la habitación. Sentía que todo había terminado. La cabeza me daba vueltas, no podía concentrar mi vista en tratar de escuchar lo que decía

—¿Quedó claro para usted también señorita Willson?—mire al juez nuevamente y enarcó una ceja—¿Entendió?

Vi como Andrea se levantaba, le dió la mano al juez y se fue con su abogado detras. En ese momento Samuel regreso a mi con lágrimas en los ojos abrazándome y besando mi frente.

—lo logramos peque—susurro y entonces caí en cuenta

—¿Tengo yo la patria potestad?—dije viendo al juez quien me dió una leve risa al ver mi reacción.

—parece que se perdió un momento. Si señorita, los niños están bajo su tutela. Deberá llenar unos papeles y llevarlos a las oficinas en un transcurso no mayor de 2 meses, pero eso ya se lo informará su abogado. Pueden retirarse.

—gane—dije viendo a Samuel. Solo hasta ahí pude llorar abrazandolo. Mi corazón estaba acelerado, ansioso, feliz. Moría por ir con los niños y decirles que todo había terminado.

Salimos los 3 de aquella sala, le agradecí mil veces al abogado y me mantendría informada para lo que seguía. Tome mi teléfono y hasta las manos me temblaban por marcar rapido al número de Frank, que atendió al segundo timbre.

—¿Cómo salió todo?—escuche y sorbi la nariz—Leo hablame por Dios

—gane—dije y quite las lágrimas mientras veía a Samuel que hablaba con el abogado—los niños se quedarán conmigo

Las voces de alegría y parloteo de fondo me hizo sentirme aún más contenta. Ansiaba llegar con los niños.

—los esperamos aquí, los niños aún no lo saben. Leo esa es una excelente noticia—dijo más que contento. Asentía tratando de calmarme. Samu se paró a mi lado abrazándome de costado y besando mi pelo

—lo se Frank. Ya todo termino—dije sonriendo. Termine la llamada, regresamos al auto y de ahí a la casa, dónde estaban todos en la puerta recibiendonos.

No esperaron a abrazarme y felicitarme, después de tanta amargura a mi vida y tantos obstáculos, por fin había terminado todo.

—¿Que pasa Leo?—mire a Luz que estaba en la sala con sus hermanos. Me senté frente a ellos y suspiré.

—¿Nos iremos con mamá?—hablo Poncho. Le sonreí y negué, ansiaba por ver ese rostro, esa carita de felicidad de todos cuando negué.

—se quedarán conmigo—como proyectiles, fueron hasta mi, me abrazaron y nuevamente todos soltamos un llanto de felicidad.

—¿Entonces viviremos aquí?—asenti sonriendole limpiando sus caritas rojas y llenas de agua.

—si peques, vivirán conmigo legalmente.

—¿Y Samu también?—mire a Samuel cuando Poncho pregunto.

—eso lo veremos después peques. Por ahora lo importante es estar juntos de nuevo—respondio y asenti. Los chicos prepararon una celebración, Gabriela se nos unió un par de horas después escuchando las buenas nuevas.

Esa noche mientras Samuel dormía me levanté de la cama, despacio claramente. Fui al cuarto de los niños y los ví dormir. Vi sus rostros de paz, de tranquilidad, algo que nos habían arrebatado hace tanto tiempo. Aún me seguía pareciendo irreal el verlos así, conmigo nuevamente. Me acerque a cada uno a dejar un beso en su cabeza, para volver a creer que si estaban aquí.

Me quedé unos minutos más en la puerta, está vez tocando mi barriga, sonriendo porque yo sabía que todo iría bien. Nunca más me dejaria caer. Nunca.

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Cómo los quiero mucho, la siguiente semana tendrán el epílogo.

~Mauren

























 






















































































(Que no, que se los dejo de una vez, denme un minuto xd)

Dangerous -S.D.L-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora