Llega una nueva princesa a Corea del Sur...Lalisa Manoban se verá obligada a elegir entre seis hermanos...pero aparece el séptimo: Jeon Jungkook, héroe de batallas contra Tailandia. ¿Podrá el amor apagar la sed de venganza en el menor de los hijos d...
-Su alteza...¿cree que puedo tener esta noche libre?, regresaré antes de las campanadas- Jennie termina de arreglar mi corona.
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-¿Qué pasa?...¿tienes enamorado?- se sonroja-...bien, puedes ir.
Sonríe. Tomo uno de mis pasadores y se lo pongo en el cabello.
-No puedo, su alteza- niega.
-Por favor, es un obsequio para que estés aun más hermosa.
-Gracias.
Se marcha. Doy vueltas por los pasillos. Esta noche está nublada, caen gotitas de lluvia haciendo ruido en el techo de madera. Los sonajeros danzan por el viento. Saludo a todas las damas y no encuentro a nadie...ni a Jungkook, ni a Yoongi, ni a mi padre.
¿Seguirá ocupado?...ni siquiera pude darle el ramo de flores que conseguí hoy en el pueblo...son jazmines, sus preferidos.
-Tradúcele, Federic.
Paro frente a unas grandes puertas negras. No hay soldados fuera. Es la voz de papá.
-El rey Sunan les pide que aún no le den las condolencias a la princesa Lalisa.
Abro los ojos como platos. ¿Eso qué quiere decir?. Pego mi oreja a la madera.
-Haremos lo que nos pide, y realmente sentimos la muerte de la reina Esther, oraremos por su alma- dice el rey Tae Yin.
La lluvia deja de molestarme y se convierte en un sonido agudo. ¿Mi madre...qué?. La adrenalina me consume y abro la puerta consciente de que ya comienzo a llorar ante la realidad. Los reyes no pueden estar jugando con un tema tan serio. Dentro creí tener tres pares de ojos mirándome, pero todos están aquí. Los nueve príncipes, Jungkook incluído obviamente. Es el primero en mirarme. Los soldados que debían estar fuera están presentes.
-Lalisa- murmura mi padre.
-¿Mi madre está muerta?- pregunto entredientes.
-Lalisa...
-¡Dime!.
Aprieto los puños. Federic comienza a traducirles a todos mi pelea con papá...no lo culpo, es su trabajo.
-Escúchame...
-¿Por qué me tratas como mujer si luego me ves como una niña a la que no tienes valor de hablarle?.
-Tu madre ha muerto, sí.
Eso me destroza. Creo que cada parte de mi interior se incinera. Mamá, mi madre, no puede estar muerta. Me despidió muy bien, solo tenía una tos por el cambio de estación en Tailandia.
-Esther estaba enferma, tosía sangre y se veía cada vez más pálida. Murió hace tres días...lo siento, hija.
Tomo la corona y la tiro al suelo con furia. Necesito golpear algo y esto estaba a mano.
