My heart is on fire for you (Terminada)

XXX

Jungkook

No tengo idea de qué haremos. Cada día mejoro o empeoro y me preocupa la salud de Lalisa y el bebé.

No se alimenta como debe. Hace pucheros porque no puede rendirse a sus antojos ya que no tenemos nada dulce. A mí me había dado todos los pasteles de chocolate durante mi recuperación.

Justo ahora está lavando algunas prendas bajo la catarata que nos separa del bosque. Estornuda por el agua fría pero ya le he advertido y sigue con su terquedad.

-Lalisa...- la llamo aún tirado en la cama.

Todavía me siento sin energías. Incluso hablar me cansa en ocasiones y cuando lo hago mucho me duermo.

-Lalisa...

-¿Qué?- sonríe mirando por encima del hombro.

-Ven.

-Espera un momento.

-Por favor- suplico intentando no quejarme por el dolor.

Hoy la herida me pica y es frustrante no poder tocarla.

-Aish, que impaciente.

Exprime su vestido, mis camisas y un pantalón para tenderlos sobre una roca. Camina hacia mí sorbiendo por la nariz.

-¿Qué pasa?.

-Quédate aquí un rato conmigo.

-Pero si estoy todo el tiempo contigo- ríe y acaricia mi frente con el pulgar.

Me quedo perplejo al ver sus ojos y ese gesto de cariño y ternura. Arruga la nariz y besa mi mejilla.

-Iré a buscar algo para comer- se levanta y suspiro.

Por mucho que quiera no puedo retenerla: una, porque no tengo la fuerza suficiente y dos, porque necesita comer.

-Está bien. Llévate la daga.

-Ya lo sé- me guiña un ojo y sale por la cortina de agua.

Miro hacia el techo de pura piedra y me pierdo con el sonido de las gotas cayendo en los pequeños charcos.

-Su alteza- Jennie, la dama de Lalisa, hace una reverencia frente a mí.

-¿Cómo está mi esposa?.

-Su alteza...su bebé a fallecido junto a su mujer.

-¿Qué?.

Abro los ojos alterado y me siento. El dolor en mi abdomen envía punzadas por doquier. Gruño cerrando los ojos con fuerza. Maldito sueño.

Toco mi pecho y mi corazón parece querer salir de él. Miro a todos lados por la cueva. Lisa no está y ya ha anochecido.

-¡Lalisa!...¡Lalisa!.

Su cabellera castaña aparece tras las rocas.

-Estoy aquí.

-Ven- la angustia crece en mi interior.

-No puedo, haré la cena. He encontrado castañas y un conejo atrapado en una trampa.

-Lalisa...

Pero no viene. Me da la espalda mientras despelleja al animal. Ni siquiera lo ha hecho antes.

Intento levantarme para ayudarla. Puedo escuchar sus harcadas. Camino arrastrando los pies hacia ella y toco su hombro.

-Déjame a mí.

-¡No!- se aleja dándome la espalda.

-Lalisa...

-Vuelve a la cama, no debes estar levantado.