XXXVII

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Jungkook

La ajhumma abre el escondite apartando la vieja tabla de madera. Extiende sus brazos y toma a mi bebé. Salgo y me levanto frente a ella.

La miro directo a los ojos y hago una reverencia de noventa grados.

-Gracias, ajhumma. Estaba en graves apuros y usted ha puesto su vida en peligro por mí dos veces manteniéndome aquí.

Vuelvo a hacer contacto visual con ella y asiente dos veces.

-Es un recién nacido- mira a la criatura en sus brazos.

-Una- corrijo.

-¿Es tu hija?.

Asiento tragando en seco.

-¿Y dónde está Lalisa, acaso te ha dicho que escondas a la niña para que no os la quiten?.

-¿Usted cómo sabe de esa ley?.

Para los plebeyos esa ley no existe. Piensan que en serio la criatura murió. Son tan tontos que se creen la suerte que tienen los reyes de tener varones por doquier.

-Fui matrona.

-¿En serio?- enarco una ceja siguiéndola.

-Sí. Toma ese cubo y ve a ordeñar ovejas.

Paro en seco.

-¿Cómo ha dicho?.

-Tu hija necesita leche.

Su gesto serio impone y suspirando me quito la armadura y tomo el cubo.

Ella señala un pequeño ganado de cuatro ovejas a metros de la cabaña. Asiento frustrado y adolorido de separarme de mi hija aunque sea a tan poca distancia.

Agarro a uno de esos animales insoportables y ordeño arrugando la nariz. Tres de ellos llenan el maldito cubo y regreso para encontrarme a la ajhumma con mi bebé sobre su cama haciéndole algo con tijeras.

-Oiga, ¿qué hace?- me insulto.

-No le han cortado bien el cordón umbilical.

-¿Qué cordón?- frunzo el ceño y ella rueda los ojos.

-Solo hierve la leche y quítale la nata.

Miro por última vez a esa criatura rosadita y arrugada que no para de llorar.

Hago lo que me ha ordenado la ajhumma. Aparece en la cocina limpiando a la niña con un trapo mojado.

-Tengo un biberón en el baúl- señala y lo busco.

Vierto la leche ahí y sigo a la ajhumma hasta su habitación. Se sienta con las piernas cruzadas y acunando a mi hija contra su pecho. Sonríe y le hace muecas.

Como un puto loco lloro al ver a la bebé bebiendo leche sin parar.

-Tenía hambre- dice la señora-...pobre de mi criaturita que no la han dejado beber de la leche de mamá.

Mi mente se nubla.

Lisa.

¿Por qué dijeron que habían muerto ambas?.

¿Qué han hecho con mi esposa?. ¿Está viva como mi hija?.

-¿Qué ha pasado con Lalisa?- pregunta la ajhumma leyendo mi mente de alguna forma.

-Me han dicho que ella y mi bebé estaban muertas. Pero he descubierto que una no, y no sé si con Lalisa pasará lo mismo- suspiro frustrado y paso ambas manos por mi cabello.

-Pero si se está durmiendo mientras come- susurra la señora y miro como mi hija cierra los ojitos lentamente.

Salgo de allí y me siento sobre el césped junto a la cabaña.

My heart is on fire for you (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora