My heart is on fire for you (Terminada)

XLIV

Jungkook

-¿Qué mierda hiciste, Jungkook?.

No le presto atención a Taehyung que entra como un loco al baño de hombres pero susurrando los gritos como si no quisiera que nadie se enterase de lo que acabo de hacer.

El cuerpo de Jimin yace flotando sobre las aguas termadas. La sangre espesa tiñe el agua como una gran capa roja.

Yo no sé cómo sentirme. En primera jamás pensé matar a mis hermanos de manera despiadada, pero la venganza me conduce a esto. Debo admitir que nunca creí tener este tipo de ideas asesinas en mi cabeza que me susurran cómo hacer que cada muerte sea más dolorosa.

Prometí matarlos a todos, cobrarles lo que le han hecho a Lalisa y que ha traído consecuencias para Hae Soo y para mí.

-¿Por qué has hecho esto?- Taehyung lloriquea recuperando el cuerpo de Jimin desde el fondo más profundo.

Me encojo de hombros.

Solo sé cómo lo he hecho.

Tras discutir y no sacar mucha información de él peleamos hasta caer al agua, allí lo ahogué y terminé enterrándole la espada por el estómago.

Camino por los pasillos de Palacio escurriendo el agua de mis ropas. No me interesan si me encarcelan porque de seguro un chivato dirá que fui yo, y ese parece ser Taehyung.

No creo que los plebeyos se atrevan a condenarme asi haya matado a la Madame Choi bajo sus narices.

Justo cuando la luna comienza a levantarse hasta lo más alto del cielo entro a la que era mi habitación de matrimonio.

Mi ira desaparece al ver a la ajhumma acunando a Hae Soo y cantándole una canción de cuna.

Hija mía, espero que algún día quieras a tu padre a pesar de que es un asesino.

Pego la espalda a la puerta y me dejo deslizar hasta el suelo donde me quedo sentado con ambas piernas flexionadas.

-La envenenaron y la tiraron al río- murmuro y la ajhumma para de cantar.

Siento su mirada en mí pero yo simplemente me concentro en el tocador. Allí están los dos accesorios que le he regalado a Lalisa, su cepillo para el cabello que sigue con algunos pelos castaños, el pequeño espejo que utilizaba para quitarse el escaso maquillaje en las noches y su bata sobre la banqueta de madera.

He dicho que no deben tocar eso. Es más...no me he hecho la idea de sacar sus prendas del armario. Quiero creer que si todo sigue intacto es porque ella aún sigue aquí, viva aunque lejos de mí. Quizás imagino que en las noches viene a arrullar a Hae Soo con su dulce voz.

Pero eso es mentira porque no está.

-Querían que me dejase pero el parto impidió que eso sucediera. Le hicieron creer que la había engañado con dos prostitutas y por eso me dió la bofetada. Tras tener a nuestra hija la envenenaron y la tiraron al río en un saco.

Al decir esas palabras veo que he hecho poco con mi venganza. Debería haberlos cortado a todos en pedazos o enterrarlos vivos.

Miro mis manos ensangrentadas y en ellas caen las lágrimas que salen por mis ojos a modo de carrera, una tras la otra.

-No debí irme, no debí hacerlo. Tuve que haber estado presente en ese parto a la fuerza...quizás si no hubiera ido a esa guerra Lalisa estaría aquí con Hae Soo. Yo hubiese luchado para que nos la dejaran tener, pero le he fallado...le ha fallado a mi esposa.

Sollozo cubriendo mi rostro. Me siento el ser más patético del universo.

-Jungkook, no estaba en tus manos que aquellos hayan sido unos desalmados, iban a intentar matarla de alguna forma. ¿Tú qué ibas a saber?.