32. Psicópata

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Rein

Muero de hambre.

Mis sentidos se han agudizado, pero no me sirven de nada.

Mi estómago ruge.

He pasado los límites de lo absurdo para ver que es lo que lo puede calmar.

Comida, sangre, energía negativa, cuero cabelludo, madera y...

—Vale, creo que me excedí —escupo la carne humana mientras sostengo el brazo cortado que le rompí a un hombre —. Ya no lo quiero, te lo devuelvo —Sonrío y la víctima me mira con horror mientras se agarra la herida —. Deberías verte eso —opino y veo como se va corriendo asustado. Me río —. Pobre.

—Rein —Me giro a ver a Emmet que entra al cuarto manchado de sangre por todas las paredes —¿Era necesario? —pregunta sin expresión en el rostro.

Salto de sobre la mesa en la que estoy y camino en mi forma de chico hasta él.

—Hola, Emmet —digo sonriente.

—Te ves animado —opina.

—El sufrimiento me anima —expreso feliz —. Es lo único que no perdí, lástima que no sea un alimento como antes —Bufo.

—¿Por eso le cortaste el brazo a ese pobre hombre?

—No, ya probé energía negativa de otra persona, lo lastimé porque probaba el canibalismo, pero tampoco sirvió —Muevo los hombros —¿Qué haces aquí? Que raro que las voces no te hayan matado o descubrierto, ya sabes, porque ya no gustas de ellas.

Sonríe un instante y se acerca hasta mí.

—¿Ya no estás enojado conmigo?

—Claro que sí, tú querías convertirme en vampiro y esto fue lo que pasó.

Me agarra de los brazos, entonces pone su rostro a centímetros del mío, continuando serio.

—Pero no fue mi culpa y no sabía que podrías llegar a no comer nada, me preocupas, Rein.

Me suelto, alejándome.

—Aun así, me molesta —Frunzo el ceño —. No hiciste nada —lo recrimino.

—No podía, Eloise me lo impidió ¿Por qué me echas la culpa a mí y a tus amadas voces no? Ellas tampoco llegaron a tiempo —se queja.

—No son mis amadas —lo corrijo.

—Ah ¿No? —Alza una ceja confundido y algo sorprendido por mi aclaración —¿Por qué?

—Mis sentidos se han agudizado y ahora entiendo más, aprendí cosas nuevas a una gran velocidad, a pesar que me siento débil y hambriento, también me siento distinto, como con más poder, más magia y sé variedad de novedades que las voces no me habían contado, que egoístas, ¿no? —Río.

—Vaya —exclama todavía más sorprendido y antes de volver a hablar hace una pausa un tanto larga para mi gusto —¿Y qué descubriste?

—No tienes idea —digo con malicia —. De hecho me di cuenta que soy muy egoísta, tanto que hasta me agrada.

—¿A qué te refieres?

—Que no amo a las voces, pero las quiero igual para mí —expreso con total naturalidad —. Egoísmo, es muy fácil de entender, Emmet —Ruedo los ojos.

—¿Y por qué sería egoísta si ellas sienten algo por ti o no?

—¿Todo te tengo que explicar? —Bufo —Mis sentidos se han agudizado, lo que aumenta mi conexión con ellas también, de hecho sé exactamente lo que razonan, o sea antes no entendía que estaban decepcionadas de mí y que sólo terminaron aceptándome porque somos de la misma raza, pero ahora tengo una ventaja, yo sé casi todo lo que piensan y ellas no.

—¿Por qué quieres saber lo que piensan?

—Puro control, creo que ya analizo como psicópata o algo así —opino.

—¿Para qué? —expresa escandalizado.

—Porque mi naturaleza aumento de manera considerable y porque las quiero para mí, pero sé perfectamente que ellas ya no, así que tengo que buscar otras opciones, como el collar que las atrapó o algo.

—Rein, no estás pensando bien las cosas.

—¿No era que ibas a ayudarme a devolvérmelas a mi cabeza? —Me cruzo de brazos.

Suspira.

—Sí pero... —Hace una pausa y cambia de tema —¿Qué hay de nosotros?

—No sé, Emmet, no me importa, estoy ocupado en otros temas, además sigo enfadado contigo, y estoy pensando en viajar al infierno —Sonrío ampliamente —¡Debo vengarme de Eloise!

—¿Qué?

—Sí, mis portales han mejorado mucho ¿Sabías que las voces pueden hacer eso y nunca me contaron? Que malas —Hago puchero.

—Rein, recapacita —Me agarra de los brazos otra vez pero de una manera brusca en esta ocasión.

—No recapacite antes, menos ahora, aunque tu sueño se cumplió, ¿no? Reconocí que no tengo sentimientos por las voces.

—¿Y por mí que siente? —pregunta de repente.

—Siento lástima —Me río y me aparto de nuevo —. Es broma ¿De verdad quieres saber?

Alza una ceja.

—¿Eso también es un chiste?

—Sí, estaba enamorado de ti, pero creo que ya se fue ese sentimiento cuando morí, creo que perdí el poco rastro de humanidad que me quedaba, que triste, ¿no? Bueno, en realidad no, porque ya no me importa —Me giro para irme —. Y ahora si me disculpas, tengo que hablar con la cabeza de Leik Misteik.

Me agarra de repente del brazo, así que detiene mi acción de abrir un portal.

—Te hice una promesa, y la cumpliré —declara cuando lo miro.

Me río nuevamente.

—¿Es broma? Eso fue hace mucho tiempo y no tiene que ver para nada con esto, además ya la rompiste.

—Claro que no, prometí que si te perdías te encontraría, no importa si eras tú o tu mente, igual hallaría la forma, te dije que esa promesa era inquebrantable y lo sigue siendo, todavía hay tiempo.

Corazón Oscuro #9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora