59. El último discurso

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Darren

La restauración es el arreglo de los desperfectos, es la curación de esos daños y yo soy la persona indicada para trasmitirla.

Miro hacia a la ventana, está lloviendo, pero se siente como si fuera antinatural, algo que no debería estar pasando, menos en un lugar como este.

Es una mala señal.

No debería serlo, ya que siento que es el momento perfecto para restaurarlo todo. Presiento que las voces se preocupan por alguien más que no son ellas.

Ya es hora de usar mi poder, aunque no entiendo la razón de no estar seguro de ello.

Es un mal presentimiento.

La puerta de mi habitación se abre sola y me agarra un escalofrío. Salgo del cuarto teniendo mi forma de chico y veo que todos han sido irrumpidos en sus cuartos, ya que debieron salir por distintos motivos de allí.

—¿Qué ocurre? —le pregunto a Rein que pasa por mi lado.

Él sonríe.

—Mala suerte —Se ríe.

—No es mala suerte —Me sobresalto cuando veo a las voces en su forma de Agatha, la cual también camina cerca de mí —, es lo que tenía que pasar.

—¿Y qué tenía que ocurrir? —Arqueo una ceja.

Lennard sale corriendo de su cuarto.

—¡¡Interrumpiste mi mejor momento, malvada!! —grita nervioso el lobo y luego baja la cabeza haciendo puchero —Casi llego al clímax —Se revuelve el cabello —¡¡Voy a explotar!!

—Oh —Ace hace un sonido y se toca la mejilla —que tragedia, pero que suerte, yo ni llegué a eso ayer cuando nació el baby.

Seyn bufa.

—Todos fornicando menos yo.

—Cállate —Le pego un codazo —, hay cosas más importantes que el sexo en estos momentos.

—De hecho sí —Sale Ragnak del cuarto mientras se acomoda la ropa —. No encuentro mi espada —dice con esa voz femenina.

Diría un chiste sobre que no está convertido en hombre y por eso no la halla, pero no es momento de mis comentarios pervertidos.

Las voces se ríen.

—Hablas de esta —Alzan la pequeña arma que sostiene desde el mango, parece que la ocultó bajo el vestido o un portal, quién sabe —. La robamos recién, cuando interrumpimos —Nos miran de refilón —. Sígannos —les dice a todos, con excepción de Borja que no se encuentra por aquí.

—No creo que Aradia deba caminar —aclara Jovan sosteniendo a su hijo en brazos.

—Pues cárgala —Se ríen —¿A nosotros qué nos importa?

—¡Estoy bien! —dice nerviosa la brujita alzando las manos —¿A dónde vamos?

—A la sala del trono, porque queremos dar un último discurso.

¿Último?

Me acerco a Aradia mientras pienso en lo que están diciendo.

—¿Seguro que estás bien? —le pregunto a la adorable castaña.

—¡Estoy bien! —Sonríe ella —¡Soy una súper hechicera! —Levanta el puño emocionada.

Me río.

—Vale, pero no te esfuerces.

—No lo hago, no te preocupes, ya que estoy al lado de mi mejor hechizo, no me pasará nada.

—Que adorables —se burlan la voces —. Acabar como cuando empezaron, es todo muy tierno —dicen con ironía —¿Caminan o qué?

Avanzamos detrás de ellas. No me gusta para nada las palabras que están utilizando. Nos detenemos al llegar a la sala del trono.

—Rein ¿Qué te dijimos cuando armamos este castillo? —le preguntan y él se ríe.

—Que harían una corona, con la sangre de sus enemigos.

Se oye un trueno, fuera sigue lloviendo, pero siento que no tiene nada que ver con las voces.

—Entonces... —Hago una pausa —¿Van a asesinarnos con el arma de Ragnak?

Se ríen.

—Claro que no, esto solo mata bebés. No es un arma ultradesarrollada, estos artefactos se usan para asesinar seres sobrenaturales que son difíciles de matar, pero siendo pequeña, solo sirve para un ser en específico. De hecho, el nuestro.

—Dices que... —Ragnak da un paso adelante —¿Los arcángeles me entrenaron para matar un bebé?

—No, para que hicieras esta arma —Se escucha otro trueno con un relámpago y prosigue —. Hemos escuchado muchas conversación a lo largo del paso de ustedes en este castillo y llegamos a una conclusión.

—¿Cuál? —Frunzo el ceño.

—Que ustedes no son nuestros enemigos.

—Eh... —dice Aradia confundida —estoy asustada, pero esa no la vi venir.

—Y si nosotros no somos sus enemigos —Da un paso adelante Xia —¿Quienes sí lo son?

—Los cazadores que rompen nuestra fortaleza, de hecho son los que quieren la espada, los oímos a lo lejos llegar. Nos debilitamos tanto, con nuestras distracciones, que no los pudimos evitar —Me observan —. Así que Darren, felicidades, ganaste.

—Aún no... —expreso nervioso —no he restaurado nada.

—Eso creés, pero te recordamos que cuando pasas tiempo con nosotras, te debilitas con pensamientos negativos, es lo mismo para nosotras, tenemos mucha jaqueca por tu culpa.

—¿Qué van a hacer? —pregunta Rein.

—¡Esperen! —grito interrumpiendo —Antes de que respondan eso ¿Por quién están preocupadas? Y no me mientan, lo sé, ya que todavía hay una conexión escalofriante entre nosotros —Se me eriza la piel.

Sonríen de lado, un agujero negro se abre en su estómago, sacan un corazón oscuro de allí dentro y incluso pareciera que está latiendo, con una uña larga lo abren a la mitad, entonces visualizo como una incubadora natural, es un feto dentro de aquél líquido negro.

Corazón Oscuro #9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora