Corazón Oscuro #9

57. El Lazo parte 1

Ragnak

Me pregunto si Lucy sabrá lo que planea Gabriel, ellos son amigos después de todo. Igual hay un error en esto, me dejan regresar a la vida con mi espada, la cual podría matar a Agatha, pero yo sería incapaz de lastimarla. Se suponía que los arcángeles no querían que me entrometiera en su relación con Borja y ahora resulta que sí, debió ser mentira que no pueden engañar. Están del lado de la Luna, me asesinaron para nada, eso es molesto. Me persigue la traición.

Tiene sentido, ellos me mataron, porque sabían que Agatha tarde o temprano obtendría un cuerpo, estuvieron posponiendo esto durante mucho tiempo, les fue inevitable que al final ella se encontrará con Borja, ya que sabían que él se convertiría en Guardián.

Lo que no comprendo es la espada.

Muevo una de mis alas, mientras estoy sentado a un costado de la cama de mi habitación, la observo detenidamente, todavía está sensible porque la de mi forma masculina fue cortada.

Un ángel, un ángel puede mentir.

Yo miento, si me convertiría en uno por completo, no creo que dejaría de hacerlo. No pienso que Gabriel no haya mentido, él quiere conseguir algo, solo no sé el qué.

—Ra —Veo a Lennard entrar.

—¿Qué sucede?

—¡Nació un cachorrito! Digo un bebé —Se ríe —¿No lo irás a ver?

—No ¿Para qué? —Alzo una ceja.

Hace puchero.

—Quizás te acordabas de nuestros cachorritos.

—¿Para amargarme? Ni hablar.

Se sobresalta.

—No es amargarse, es nostalgia.

—Están muertos —le aclaro.

—¡En nuestra época no!

—Como sea, si terminaste de hablar, ya puedes irte.

—Tú no me ordenas, yo soy el macho de esta relación.

—Sí, claro —digo con sarcasmo —¿Y de qué relación me estás hablando? Esa ya ni existe.

Camina enojado hasta mí, se sienta a mi lado, mueve mis cabellos rubios y sonríe al ver algo.

—Pues tu piel dice lo contrario.

—¿De qué estás hablando? —Le pego a su mano y me suelta.

Observa para todos lados y cuando ve el espejo de mano sobre la mesita de luz lo agarra, luego refleja allí mi cuello.

—Mira —Señala una marca.

—Que extraño —opino y pregunto confundido —¿Eso estaba ahí?

—No es eso, es mi mordida —expresa orgulloso y deja el espejo.

Ruedo los ojos.

—Eso ya lo sé, lo que no entiendo es porqué está ahí si tengo otro cuerpo ¿Recuerdas? El que tenía la marca era con el que me asesinaron.

—No importa todos los físicos que tengas, siempre estarás conectada a mí, somos almas gemelas.

—Y si Mirra obtiene un cuerpo, ¿tendrás dos hembras? Eres todo un mujeriego —me burlo.

—¡¿Qué?! —Se alarma avergonzado —¡¡Claro que no!! Eso es imposible —Alza su dedo índice —. Además, Mirra dejó de serlo cuando se pasó el Lazo hacia ti.

—Que mal —opino.

—No es malo, solo significa que tú me necesitas más que Mirra y yo te necesito solo a ti.

—¿Quién elige eso? ¿La Luna que me mandó a matar o qué? —expreso molesto.

—La luna representa a los lobos, transmite la energía que sentimos, pero no es la que nos une, quien nos enlaza es el destino.

—Como sea —Ruedo los ojos —¿Por qué estamos hablando de esto? No me sirve de nada, tengo que descubrir por qué Gabriel me traicionó.

—Si te traicionó, ¿para qué vas a volver al cielo? —Alza una ceja.

—No sé lo que voy a hacer, no me presiones.

—Pero dijiste que volverías.

—Sí, pero porque no caí en la cuenta de que todo era una trampa, ahora ya ni sé qué pensar —Tiro mi espalda, aplastando mis alas, hacia el colchón de la cama —. Mejor me voy al infierno, y ya.

Acerca su rostro al mío.

—Mejor vuelve conmigo.

—No —digo firme.

—¿Por qué no? —Hace puchero.

—Primero, no voy a vivir en una carpa, segundo, no soy un ama de casa, soy un guerrero y tercero, quítate, eres un aprovechado, me estás aplastando —le aclaro cuando ya está encima de mí.

Eso me pasa por bajar la guardia.