70

625 93 13
                                    

Pov Taehyung

—Genial —Fue la patética respuesta que, se ne ocurrió. Una expresión de alivió se asomó  a su rostro.

—Sí, sí, es muy lindo. Y yo ni siquiera había vuelto a pensar en el baile, pero él lo comentó. Me preguntó con quién iría y al decirle que con nadie...— se sonrojó ATENCIÓN SE SONROJÓ POR UN CHICO QUE NO ERA YO MIERDA—. Dijo que le parecía un crimen imperdonable que debía ser reparado cuanto antes.

soltó una risita tonta.

Yo tenía ganas de vomitar.

—Te cae bien ¿no?

¿Que si Ling Jin parecía un buen tipo? Claro.

¿Que si le habría golpeado en la cara en aquel mismo  instante? Obvio.

¿Por qué no decírselo? ¿Por qué no confesarle a YoonGi cómo me sentía? ¿Por qué  no reconocer lo que quería, no, lo que necesitaba con toda mi alma?

En aquel momento, sin embargo, recordé que YoonGi había  huido la última vez que me declaré. Lo incómodo que se había sentido a su regreso. Lo mucho que me había arrepentido de haberlo ahuyentado.

¿Serían distintas las cosas ahora?

Abrí la boca dispuesto a portarme como un hombre hecho y derecho.

—YoonGi

—Sí?

El zumbido de la máquina de electroterapia  cesó. Park se acercó y me quitó el hielo y las almohadillas.

—¿Tae? —YoonGi me miró preocupado—. ¿Querías algo?

—Da igual. 
Ya no era el momento.




Me propuse concentrarme en lo que tenía: una familia maravillosa. Un íntimo amigo increíble. Un grupo de amigos. Y una novia.

Era eso lo que quería tener presente.

Irene insistió en invitar a unos cuantos amigos el sábado por la noche antes de mi.

Yo sonreí e hice el papel de alegre invitado de honor. Cuando renqueé con mis muletas y mi férbula hasta el sofá más cercano, Irene se sentó a mi lado.

—¿Qué te traigo? —me preguntó—. ¿Te apetece comer o tomar algo?

—Un vaso de agua, gracias.

Irene se levantó a buscar agua. La vi avanzar por la sala saludando a todo el mundo como la perfecta anfitriona.

Comprendí que la gente se formaba para hablar conmigo. Me sentí como en el funeral de mi carrera futbolista.

Estaba deseando salir a correr para poder pensar con claridad. Y si en algún momento de mi vida he sentido la necesidad de  concentrarme, de aclararme, fue entonces.

Yo no podía hacer nada salvo quedarme allí sentado. Irene había desaparecido; debía de estar charlando con alguien en la cocina.

Necesitaba ese vaso de agua.

—¿Qué tal? —me saludó YoonGi dejando un vaso de agua y una charola de brownies en la mesita baja. Se sentó a mi lado—¿Disfrutando de la atención?

—Uf, cuánto me alegro de verte.

—Te alegras de ver mis brownies.

YoonGi, sin embargo, sí sabía que a Irene le fascinaban sus brownies rellenos de caramelo.

—Qué divertido —intentó animarme.

—Psé.

—Mejor voy a buscar a alguien o algo que no esté tan negativo. Esa pared no se ve mal.

Tendí la mano.

—Por favor, no te vayas.

Irene se acercó al sofá con su paso saltarín.

—¡Viniste! —Le dijo a YoonGi.

—Sí, y mira lo que traje.

—YoonGi señaló los brownies. Yo atrapé dos más antes de que Irene agarrara la charola.

—¡Ñam! —se relamió los labios—. ¡Muchísimas gracias!

—De nada.

—¡Oye! —exclamó Irene dirigiéndose a YoonGi—. Me  dijeron que irás al baile con Ling Jin. ¡Genial!

—Sí, será divertido —asintió YoonGi.

Irene parecía a punto de estallar, puede que de felicidad o quizá de nervios. A veces me costaba descifrar sus expresiones. 

—¿Eso es comida?

Namjoon se acercó, pero se detuvo en seco al ver a YoonGi sentado a mi lado.

—¡YoonGi hizo brownies! —le informó Irene. Le tendió los dulces a Namjoon, que no sabía qué hacer

—tranquilo  no están envenenados.

Él dió un bocado.

YoonGi prosiguió.

—Ahora bien, sabía que probarías alguno, así que añadí un ingrediente secreto.

Namjoon dejó de masticar. YoonGi se levantó y se encaró con Nam. Yo estaba tenso a más no poder.

YoonGi negó con la cabeza.

—Namjoon, invierto demasiado esfuerzo con mi comida como para desperdiciarla contigo. Además... —se inclinó hacia él hasta situarse a pocos centímetros de su cara— tú y yo sabemos que no necesito veneno para machacarte. —Dio media vuelta y se dirigió a la cocina. Nam no sabía a donde esconderse.

—Hermano, ese chico. Es que... creo que me enamoraría de él si no me diera tanto miedo. Pero a lo mejor me gusta por eso. O sea, no es por que  me guste en el sentido de gustar.

Renunció a buscarle la lógica a lo que acababa de pasar y se alejó, primero hacia la cocina y luego, pensándolo mejor, en la otra dirección.

Irene se echó a reír.

—Harían una pareja muy divertida, ¿no crees?

Estuve a punto de gritar "que harían QUÉ", pero me contuve.

Por lo visto, mi expresión habló por sí sola.

—Tranquilizate —Irne me miraba con los ojos muy abiertos—. Hablaba en broma.

Sonó el timbre e Irene  se alejó dejándome solo en una fiesta que se celebraba en mi honor.

Me quedé pensando en lo que Namjoon había dicho. En eso de que YoonGi le daba miedo.

Entendía perfectamente a qué se refería. Porque a mí también me asustaba.

Me asustaba porque lo amaba y lo sigo amando.






4 Capitulos para terminar





Emily fhantom 











Yoongo... ¿y si mejor somos amigos? || Taegi|EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora