Don't need your love → Na Jaemin

The cat and Somi

Jaemin llegó a su casa con el pequeño gato en una caja, ya que no quería dejarse sostener por el muchacho.
Sus padres no le dijeron nada al respecto del pequeño animal, era adorable. Esos ojos azules podían ser hipnotizantes.

Jaemin dejo al pequeño felino en su cama y lo miró fijamente.–Mira, no me agradas ni yo te agrado. Pero prefiero tenerte aquí antes de que ella me busque hasta en los sueños.

Herin había acordado de que iría a su casa dos veces a la semana a revisar que el gato estuviera bien, que tuviera su alimento, agua y cama preparada.

–Es como tener un hijo, pero peludo, con ojos azules y que me muerde todo el tiempo.–Jaemin miraba a Somi jugar con el gato en el suelo. Igual que Herin a ella le agradaban los gatos.

–¿Cómo no querer a una pequeña hermosura como esta?–Somi abrazó al pequeño animal y beso su cabeza antes de dejarlo en el suelo.–Asi que... Ella viene a verlo, no?

Jaemin asintió.–Va a sacarme de quicio.

–Trata de ser más amable con él.–Somi acarició el cuerpo del animal y un ronroneo suave se escuchó.–¿Ves? Ven.–Somi le estiró la mano para que se acercara.

Nana la tomó y se sentó a un lado de ella. Ni bien él lo acarició un gruñido proveniente del animal se escuchó.

Somi rió al ver correr al gatito hacia debajo de la cama de Jaemin. La mano de ambos aún seguían juntas y Jaemin las miraba con atención. Somi las miró también para luego mirar al muchacho en frente de ella.

Tenía una vista perfecta del rostro de él. Su piel perfecta y suave, aquel cabello alborotado pero al mismo tiempo sedoso, nariz recta, esos ojos de perrito que podían enseñarte todo con ellos y esos labios. Aquellos labios rosados casi tirando a un rojo, que parecían rogar porque los besen.

Somi soltó su mano de golpe al pensar en Jaemin de esa manera.–Creo que debería irme...–La sonrisa nerviosa de Somi apareció en su rostro.

Jaemin la miró con sorpresa y se levantó del suelo para luego ayudarla a ella. Somi quedo a la altura de su mentón, los ojos de ella se abrieron a no más poder al ver que tenía sus labios en frente.
La sonrisa de Jaemin terminó por acabar con eso y le dió un abrazo por los hombros. Un abrazo de amigos.

Somi llegó corriendo a su casa, su corazón latía pero no solamente era por la corrida sino por lo que empezaba a surgir dentro de ella.

¿Por qué estaba empezando a pensar en Jaemin de esa forma? Si bien siempre dijo que era alguien guapo ¡Se trataba de él! Ella se negó varias veces y subió a su habitación.

La semana pasaba con lentitud y con ella Somi pensaba en todo. Iría a visitar de nuevo a Jaemin.

Lo que no esperó fue ver a Herin con Jaemin y con ellos el pequeño gato jugando.–Oh, Somi...–Jaemin sonrió para levantarse.–Es el día que ella viene a ver a Shiro.

–¿Shiro?–Preguntó Somi ladeando la cabeza.

–Sí, en japonés es blanco. No es un gran nombre pero le queda bien.–Jaemin sonrió encogiéndose de hombros.

Herin se levantó del suelo con Shiro en brazos.–Debería irme.–Ella murmuró lo suficientemente alto para que Jaemin y Somi lo escucharan.–Nos vemos mañana.

Somi quedó boquiabierta cuando vio que Herin le dió un pequeño beso en la mejilla. ¿Por qué había sido eso? ¿Y por qué Jaemin se veía tan familiarizado con esa demostración?

Luego que ella se haya ido ella lo miró esperando una explicación. Pero no la hubo, solamente Jaemin se quedó mirando por dónde paso Herin, con una sonrisa de bobo.

Somi se empezó a sentir triste y no sabía el porqué. La voz de Jaemin la sacó de su trance.

–¿Somi?–Los ojos de ella se dirigieron a él.–¿Estás bien? Te pregunté que hacías por aquí dos veces.

–Yo... No lo sé. Simplemente me dieron ganas de verte. No sabía que estaba Herin, lo siento.–Ella hizo una mueca encogiéndose de hombros.

–Oh, no te preocupes sobre eso, casi siempre estamos hablando. No cree que sea capaz de cuidar al pequeño Shiro.–Señaló al gato que se estaba pasando su patita por su rostro.

–¿Cómo vas con ella?–Somi se atrevió a preguntar.

–¿Huh?–Él frunció su ceño y luego sus cejas se arquearon recordando a lo que se refería.–¡Oh! ¡Eso! Pues, vamos bien supongo. Al menos ya no siento sus ganas de matarme cada vez que hablamos o nos cruzamos. Es una muchacha interesante, sabes? Deberías conocerla más, te agradaría.

–Tal vez luego.–Somi sonrió gentilmente y tomó a Shiro en sus brazos. Apenas había pasado una semana desde que encontraron al gato y ellos cada día estaban mejor. ¿Qué sucedió?

Los ojos del felino admiraban a la muchacha que le proporcionaba caricias.

–¿Sabes? Te noto algo extraña.–Jaemin se sentó en su cama cruzando sus piernas.

–¿Eh? ¿Por qué lo dices?–Ella trató de hacerse la desentendida.

El dedo índice de Jaemin golpeaba suavemente su barbilla pensando mientras observaba de pies a cabeza a la chica en frente de él.

–Todo a tu alrededor grita algo pero no logro descifrar que es lo que te sucede.

–Yo creo que estuviste jugando muchos video juegos, ya se te atrofió el cerebro.–Somi rió.

–No trates de evadirlo, sabes que en algún momento lo dirás. Y sabes que yo siempre estaré aquí para escucharte.

Somi sintió como su corazón empezaba a palpitar demasiado rápido, era algo tan increíble como unas simples palabras podían alegrar su corazón.

Antes de despedirse Jaemin tomó la mano de Somi volteandola.–Ya lo sabes, no?

–¿Saber qué?–Preguntó ella.

–Que puedes contar conmigo, para eso están los mejores amigos.

Somi simplemente asintió con una sonrisa falsa en sus labios. Salió casi corriendo de la residencia Na para llegar a la suya.

Mejores amigos... ¿Aún seguían siendolo?