Mi pasado (4)

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Capítulo 50.



Todo iba genial en mi vida, por fin todo estaba bien, empezaba disfrutar de la vida, de sus cosas buenas y por supuesto, Minho había marcado una gran diferencia en ello, ahora tenía más momentos felices, la academia y mis notas, las clases de danza contemporánea por las tardes, las salidas con Minho cada fin de semana, extraño esos días, pero no todo podía ser felicidad para mí, la peor cosa que podía suceder sucedió, la vida se encargó de darme una dura lección.

Recuerdo ese día con claridad, llegaba a casa como de costumbre, cansado luego de un largo día de clases, abrí la puerta de casa, las luces estaban apagadas, algo muy extraño flotaba en la atmosfera, sentía algo raro, un aire frio recorrió mi cuerpo haciendo que mi piel se enchinara, encendí la luz, miré todo con cierta extrañeza, nunca mi casa se había sentido tan sola, esa ausencia de sonido era poco usual, miré el reloj, el segundero pasaba del minuto 59 a 00 como una cuenta que se reiniciaba de nuevo, la aguja que indicaba la hora pasó de las dos a tres de la tarde, oía su tic tac, era lo único que se escuchaba con claridad, demasiada calma para lo usual, normalmente JiHyun estaba a esta hora correteando por toda la casa, lo llamé:

— ¡¡¡ JiHyun- aaah!!! — mientras miraba el desordenado sofá.

— ¡¡¡MAMAAAAAA!!! —Grité, nadie respondió, supe que no estaban en casa, me dirigí a la cocina, todo estaba en orden allí, mamá siempre mantenía todo muy limpio. Subí las escaleras a toda marcha, me dirigí a la habitación de mi hermano, nada, su habitación estaba vacía, todavía cabía la posibilidad de que estuviera en la de mamá, asi que caminé con prisa hasta allá, ¿dónde estaba mi hermano?

Miré la habitación de mamá en la obscuridad, estaba aparentemente impecable y vacía al igual que la de mi hermano, recorrí todo el segundo piso y nada, ¿dónde estaban todos? bajé de nuevo a la cocina, se me ocurrió que si habían salido mamá dejaría una nota colgada en la superficie de la nevera, notificándome dónde estaría, como solía hacerlo en esos casos, pero no había nada allí, un sentimiento de nostalgia me invadió, odiaba estar solo, era mi mayor miedo, la soledad. Volví a subir a la habitación de mi madre, pero esta vez a diferencia de la anterior encendí la luz, di unos cuantos pasos hacia la cama de mamá que tendía una sábana color rojo vino, me acosté sobre ella, extendí mis manos para disfrutar de la suave textura de seda de la sábana, y la gran comodidad de la cama, me di vuelta y mi vista se quedó fija en la alfombra, mi mirada paseaba entre los grandes estampados de rosas en medio del color crema que abundaba en ella cuando vi allí algo de color rojo, pensé que se habría derramado algo, no hice demasiado caso a eso, hasta que recordé lo obsesiva que era mamá con la limpieza, así que me levanté de la cama y me acerque allí, con curiosidad tanteé el líquido temiendo que fuera...¡¿Sangre?! —Dije en voz alta al sentir la fría sangre en mis manos, estaba fresca. ¿Qué había pasado?

Estaba asustado, muy asustado, salí corriendo escaleras abajo, casi me caigo, di un traspié en el último escalón. Caminé hasta la sala, tomé el teléfono fijo y empecé a marcar con agonía el número de papá, sonó el primer repique, estaba muy desesperado, luego sonó el segundo, el tercero y prontamente un cuarto repique, papá no contestaba como siempre, llamé a mamá, pero su teléfono estaba apagado... ¡¡Rayos!! ¿Qué había pasado? En medio del desespero, llamé a Minho.

— ¡Hola! Amor. —Respondió.

— Min...Minho, —tragué grueso — al...Algo, algo pasó en mi casa— mi voz estaba quebradiza.

— ¿Qué??? Jimin, amor ¿estás bien? —preguntó consternado.

— Yo estoy bien, pero mi casa está sola y encontré sangre en la habitación de mamá, llamé a papá, pero él no contesta, no sé qué pasó, ¡por favor ven! —Le rogué necesitado— no quiero estar solo, ¡tengo mucho miedo!

— Jimin, cálmate, voy para allá no te muevas, ¿sí?

— Aquí te espero. —dije para colgar el teléfono.

Me senté en las escaleras mientras veía mi mano manchada de sangre estuve tentado a llamar a la policía, pero no lo hice. Pensaba miles de cosas como que alguien pudo haber entrado a la casa y raptado a mi familia, pero la puerta no estaba forzada, solo sabía que algo había pasado y rogaba porque mamá y mi hermano estuvieran con vida.

Estaba temblando, el pantalón de mi uniforme se había manchado de sangre. Coloqué mis manos en mi cabeza, todo me aturdía, tantas posibles explicaciones a la sangre en el cuarto de Mamá, y pensar en ello me hacía sentir peor.

El teléfono de casa sonó y salte al oírlo, tras recuperarme del susto corrí a máxima velocidad hasta tenerlo en mis manos, era papá dijo que algo había pasado, que me dirigiera al hospital Inje University Haeundae, el estaba allí, no me dio muchos detalles, mi desesperación era mayor, con cada minuto que pasaba y Minho no llegaba. Hasta que la puerta sonó. La abrí desesperado.

— Minhno, —dije aliviado al verlo, rápidamente y con desesperación lo envolví entre mis brazos con tanta fuerza. Ese abrazo en ese momento, significó mucho para mí.

— Papá llamó — le dije aun refugiándome en sus brazos, me sentía seguro en ellos, se sintió tan cálido, quizás porque sentía frio y estaba temblando — dijo que fuera al hospital Inje University Haeundae.— El continuaba abrazándome, dándome soporte, pasó su mano sobre mi negro cabello, mientras me decía:

— ¡Tranquilo! Sea lo que sea qué haya pasado, estoy aquí, estoy contigo. —Buscó mi mirada, el estaba en perfecta calma, siempre parecía tener el control ante toda situación. Con su mirada logró tranquilizarme.

Subimos a su auto y nos dirigimos hasta allá. En todo el camino no emule ni una palabra, estaba totalmente inmerso en mis pensamientos.

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¡Lo sé! muy corto e intrigante, pero es lo que hay.

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