Retomando mi vida

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Como todos los días cuando terminaba su aburrida jornada laboral, recogía todo cuidadosamente, dejaba la bata colgada en el perchero y cerraba la puerta. Salía por el pasillo que le llevaba al ascensor para después bajar hasta la puerta de salida. Daba diez pasos y se encontraba con el coche de Julia  aparcado en la puerta. Así día tras día. Pero aquel día no entró en el coche, lo bordeó y se asomó a su ventanilla, Julia  la había bajado al ver que se acercaba.

N: No voy a ir a casa, quiero dar una vuelta
Julia : ¿No quieres comer primero?
N: No (le dijo tras pensarlo un segundo)
Julia : Está bien... ¿quieres qué te lleve algún sitio?
N: No... quiero pasear
Julia : ¿Y no me podías haber llamado?
N: Sí, pero se me ha ocurrido ahora
Julia : ¿Voy a tener que ir a rescatarte?
N: No lo creo (le contestó con el ceño fruncido) A la noche hablaremos
Julia : Como quieras (aceleró y se marchó)

Natalia  suspiró con fuerza, en ese momento se había sentido libre, miró las nubes, sabía que a esa hora la entrada a Madrid estaría imposible y tardaría mucho en llegar, como había una parada de metro cerca, se encaminó hasta ella, llevaba unos vaqueros, con su chupa de cuero, nuevamente se había vestido como le gustaba, había dejado atrás un poco a esa Natalia  seria, sin ganas de nada, que iba y venía sin más... quería dejar de ser la marioneta en la que se había convertido. Con un nuevo aire, se encaminó al metro, dirección a la que había sido su casa.

Había pasado una hora desde que saliera de casa de Marta, el tráfico estaba imposible, durante el camino había rezado para que al llegar estuviera Natalia , y sobre todo había estado ensayando mil maneras de empezar una conversación con ella, lo había estado preparando tanto tiempo, que sabía que si llegaba el momento se quedaría en silencio y en blanco, entonces sonreía pensando que se lanzaría a su cuello, la besaría y así le pediría perdón. Y de aquella manera llegó hasta el parking. Entró y vio su moto aparcada, el corazón le dio un vuelco, pero al acercarse más, vio la cantidad de polvo que había en ella, y entendió que hacía mucho tiempo que no la utilizaba, sin duda era un mal presagio, acarició lentamente aquel asiento donde le gustaba ir, abrazada a Natalia  olvidándose del resto del mundo, juntas, disfrutando de la libertad, sonrió tristemente otra vez aquella nube de recuerdos. Llamó al ascensor y se dejó transportar hasta la planta donde esperaba encontrarla, su corazón latía con fuerza, con un ritmo desenfrenado tal que le asustaba, metió la llave y tuvo que exhalar un profundo suspiro para encontrar las fuerzas que le dieran paso a la que había sido su casa.

A: ¿Natalia?, ¿Natalia  estás aquí?

Entró llamando por si estaba no asustarla porque le extrañó que no estuviera rodada la llave, fue entrando con el corazón en la garganta, se la había secado la boca y sentía que sus ojos querían abarcar todo cuanto había delante, necesitando descubrir la figura de aquella mujer que tanto necesitaba encontrar. Llegó al comedor, y no había evidencia de que estuviera allí, insistió en llamarla con su voz medio quebrada por un remolino de sensaciones que se habían ido sucediendo en su interior, vio la puerta del cuarto entre abierta, con la luz encendida. Tragó saliva necesitaba humedecer su garganta seca y se cogió las manos temblorosas, nerviosas, pero sobre todo ansiosas por estrechar el cuerpo que había imaginado abrazaba todas las noches

En casa de Marta, se había disuelto la convocatoria que Claudia había preparado, estaban ambas en el pequeño jardín jugando con la pequeña Natali que disfrutaba metida en una piscina que Marta le había comprado esa misma mañana, mientras ellas se dedicaban miradas cariñosas, y besos tiernos que les provocaban sonrisas juguetonas. Y mientras ellas disfrutaban de aquel momento de intimidad con la pequeña, Maria  había decidido hablar con Encarna, ya que se había dado cuenta del estado nostálgico en el que la mujer se encontraba, y como hicieran tantas veces cuando Alba estuvo en el hospital, se acercó a tratar de ayudarla. Tocó a la puerta y le dio paso.

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