Alcohol

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En casa de Marta y Claudia la tensión había subido con aquella frase, Marta miraba perpleja a su mujer ya que nunca con anterioridad había mostrado ningún ataque de celos, se había detenido a los pies de la cama porque sus palabras le habían dejado completamente paralizada, y con sus ojos totalmente trémulos y desconcertados

M: ¿Qué has dicho?
Claudia: Lo has escuchado perfectamente
M: ¿Y me puedes decir por favor, a que coño viene esto? (su voz sonó dura)
Claudia: ¿Ah, qué no te has enterado?, has devorado a la tipa esa con los ojos, no has apartado ni un solo momento la vista de ella, después vas y te pones a hablar con ella, le das dos besos babosos ¡pero no sabes a que coño viene!
M: Claudia... por favor (cerró los ojos le parecía mentira que estuvieran discutiendo por algo así)
Claudia: Mira Marta , me has dejado de lado durante todo el rato que hemos estado
M: Necesitaba controlar a Lupe, no sabemos nada de ella y...
Claudia: Claro buena excusa... por eso has tardado a venir, ¿has tomado algo con ella?, digo, así la vas conociendo mejor (se levantó pasando de largo por su lado mientras Marta trataba de controlar una ira que no sabía porque se había instalado en ella)
Marta : ¡Te estás pasando! (le dijo seria, muy seria)
Claudia: Vale... me estoy pasando, eso es lo que dices tú, pero yo creo que no, ¿sabes cuánto tiempo llevamos sin poder estar solas?
M: Claudia (cerró los ojos con gesto cansado)
Claudia: Estoy hasta los cojones de Natalia , estoy hasta los cojones De Alba , cada día, ¡Marta !, cada día (levantó la voz gesticulando con sus manos) tenemos que salir corriendo ¿y nuestra vida?
M: Tienes razón Claudia, pero...
Claudia: Ya... es tu amiga, no si me parece perfecto (le decía mirándola dolida) pero resulta que yo soy tu mujer
M: Creo que estás cansada así que haré como si nada de esto hubiera sucedido
Claudia: Claro, tomas el ejemplo de Natalia, huir es la mejor solución, no afrontar los problemas
M: Es que tú y yo no tenemos ningún problema (le dijo con una sonrisa escéptica)
Claudia: ¿Te parece que no?
M: Me parece que es un momento delicado, comprendo que estés agobiada, harta de los problemas de las demás, yo también lo estoy, pero Natalia es para mí como una hermana, no puedo evitar ayudarla, en eso tienes la razón pero no puedo Claudia, esto es así
Claudia: ¿Y qué, ahora que vas a hacer?, ¿te vas a acostar o vas a seguir siendo su hermanita de la caridad? (continuaba hablando con un tono hiriente que hacía daño a Marta )
M: No hables así Claudia (sus ojos le trasladaron un profundo disgusto)
Claudia: Hablo como me da la gana, ¡me he casado contigo joder!, no con Natalia, ni con Alba , quiero vivir mi vida contigo... (se le llenaron los ojos de lágrimas)
M: Cariño (se acercó a ella pero Claudia se dio la vuelta quedando a espaldas suya)
Claudia: Encima ahora con Lupe...
M: No entiendo como puedes pensar nada de Lupe, no la conozco y no sé contra quien se tiene que enfrentar Natalia, ni nosotras... (le pasó las manos por la cintura) Yo solo tengo ojos para ti mi amor, te amo como no he amado a nadie, y me duele que me digas eso de Lupe, ¿crees que podría mirar a otra mujer?, dime la verdad
Claudia: Lo hiciste Marta , y no quiero volver a pasar por eso, lo siento pero no
M: ¿Qué quieres decir?
Claudia: Sé lo que duele que te engañen
M: ¡Claudia hostias! (elevó la voz realmente enfadada)
Claudia: Prefiero que me dejes antes de que me engañes
M: Pero... (Claudia se marchó dejando boquiabierta a una Marta que no entendía nada de lo que estaba pasando. La vio entrar en la habitación y se frotó la frente un tanto desquiciada) De está no me salva nadie de un infarto, ni válvulas ni cigüeñal me salva... joder Claudia...

En la cama Alba trataba de dormir, había escuchado el timbre de la puerta pero no tenía fuerzas de levantarse, en su cabeza no se apartaba las palabras de Cruz sobre su madre, estaba muy grave, sabía lo que quería decir eso, en cuarenta y ocho horas sabría si saldría adelante o por el contrario tal y como le había pedido tantas y tantas veces, tendría que ser ella quien le dijera a Cruz que la desconectase. Aquel pensamiento le produjo un estremecimiento fuerte y las lágrimas comenzaron nuevamente a apoderarse de su rostro. Solo la compañía de Lupe y su apoyo habían logrado calmarla. Pero en ese momento de soledad irremediablemente tuvo un pensamiento

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