No he sido yo

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A la mañana siguiente, Natalia  notó un vacío demasiado penetrante y reconocido a su lado, abrió los ojos con expresión preocupada, Alba  no estaba y de pronto todo su interior se descompuso. Nuevamente el miedo apareció en ella, hasta que se encontró con una nota sobre la almohada

"Siento haberme marchado, estabas tan mona durmiendo que no podía irme pero antes de ir a trabajar quiero ver a mi madre, por cierto, ¿te hace ir al cine esta noche?, ya me contestarás...
tuya siempre, Alba
te quiero"

N: Y yo Albi , te quiero más de lo que puedas imaginar... quizá tengas razón y esto que hemos vivido, esta separación cruel, me ha enseñado a amarte de otra manera, amarte por como eres, por como te siento, no por verte feliz para callar mi conciencia (guardó silencio por un instante y finalmente se dijo con cara radiante) ¿Por qué no puedo pedírselo hoy?, ¿para qué perder más tiempo?...

Se levantó con los ojos apegados, las legañas apiladas en sus lagrimales, con bostezos y estiramientos de sus músculos aún entumecidos por la inactividad de la noche, pero con una sonrisa en sus labios que detonaba su inmensa felicidad. Fue a la cocina y allí le esperaba un desayuno delicioso otra sonrisa enorme, un ligero mordisco de su labio inferior, un suspiro mientras cerraba sus ojos y le llegó plenamente a ella la visión De Alba, de su maravillosa Alba  murmurando con los ojos aún cerrados

N: Parece que todo va muy rápido pero... no puedo esperar más, no quiero estar más sin ti ni la niña, quiero que estéis a mi lado...

Antes de que se despertara Natalia, Alba  la había estado observando largamente, le acariciaba con cariño y suavidad la frente, la besaba con un ligero roce de sus labios que no la despertaron pero que le dieron una paz que ella no podía ni imaginar que era debida a aquellos labios que tanto la necesitaban y amaban. Cuando llegó a casa, suspiró necesitaba estar tranquila para recibir el acoso de Marta en cien preguntas por segundo, aquel pensamiento le arrancó una sonrisa y con ella y las ganas de encontrarse con aquella amiga tan especial entró en casa

Claudia: Buenos días (la saludó Claudia desde la cocina)
A: ¡Claudia! (se abrazó con una felicidad que la Neuróloga jamás había visto con anterioridad en ella mientras le decía con una sonrisa entregada) Soy muy feliz
Claudia: Ya lo veo ya (la miraba sonriendo contenta por su felicidad)
A: No me creo lo que me está pasando, de verdad (pasaba sus manos por las mejillas)
Claudia: ¿Está todo arreglado?
A: Bueno, todo no, quiero decir... hemos hablado y ambas queremos lo mismo, estar juntas
Claudia: Pues eso ya es mucho ¿eh? (le pellizco tiernamente su mejilla)
A: Sí, para lo negro que tenía todo, la verdad que sí. Oye mil gracias por quedaros con mi madre y la niña
Claudia: Nada mujer... ¡y si necesitas otro día no tienes más que decirlo!
M: De decirlo para echar a correr, claro (apareció Marta por la puerta de la cocina con una bata de Encarna floreada)
A: Marta (volvió a abrazarse a ella con fuerza y emotividad)
M: ¿Pero que haces? (decía levantando las manos en el aire diciéndole a Claudia mientras la miraba con los ojos muy abiertos) Cariño yo no soy... estoy con las manos en el aire ¡eh!, es ella, es ella, tanto sexo la ha vuelto loca
Claudia: Marta  por favor
M: Anda ven aquí pequeñaja (la cogió en brazos y le dio una vuelta ante la sonrisa de Claudia y la carcajada De Alba ) Dime que sí, dime que habéis tenido el polvo de vuestra vida, por favor, anda se buena (ponía morritos mientras Alba  negaba con su cabeza)
A: No es lo más importante para nosotras ahora
M: ¿Y para qué coño me he quedado yo aquí?
A: Pues porque necesitábamos dormir juntas, sentir el calor nuevamente de nuestro amor... no sé... no necesitamos hacer el amor aún...
M: Ya, y yo soy Bette Davis ¡no te jode!, ¿me vas a decir qué por eso te pusiste el conjuntito de encaje?, ¿para dormir abrazaditas?, ¡vamos anda!
A: No Marta , no, bueno...
Claudia: Marta  no le hagas caso (le cogió del brazo para que se sentara) Solo te quiere marear
A: No, gracias Claudia, sí me permitís, voy a ver a mi madre que tengo que ir a trabajar
M: ¿Y Natalia?... ¿está viva?
A: Más le vale, yo me la he dejado muy bien dormidita (sonrió y les dio dos besos a cada una) Voy a ver a mi madre, por cierto, su bata te sienta de muerte (dio una carcajada marchándose contenta)
Claudia: Lo que hace el amor (dijo viéndola como se marchaba repleta de alegría, entonces se dio cuenta que Marta estaba de espaldas a ella y supuso lo que le pasaba. La abrazó y notó su tímido temblor) Bueno, bueno, bueno... el Pitufo Gruñón se me ha transformado en el Pitufo Llorón
M: Es que... ¿sabes?... conozco a Natalia de toda la vida, desde que éramos pequeñas, la he visto pasar por momentos malos, buenos, hemos reído y llorado juntas, y siempre pensé que la vida le tenía preparado algo bueno porque es una gran persona, una gran amiga y con lo de su condición sexual sufrió un verdadero calvario y mira... no es que la vida le haya reservado algo bueno, es que le ha reservado, de lo bueno, lo mejor y eso (su barbilla dibujó un puchero que le dio a su rostro una mueca de emoción) eso me llena de emoción porque se merece a Alba...
Claudia: Lo sé cariño... si es que en el fondo bajo esa mascara de mujer fatal, y segura, hay una maravillosa mujer, una mujer repleta de sensibilidad, con dos sentimientos a flor de piel, que me vuelven loca, el amor y la amistad, por eso te quiero tanto, por eso te amo tanto, por eso y porque si Natalia tiene suerte de tener a Alba , yo cariño (le acarició la cara con ternura) yo soy la mujer más afortunada del mundo
M: Te quiero

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