Ni contigo ni sin ti

3.6K 180 10
                                    

Los cálidos rayos del primer sol de la mañana, penetraron lentamente en la cocina, allí una desencajada Alba estaba preparando el desayuno, de vez en cuando movía su cuello, le había quedado prácticamente inservible para el resto del día. Pero no por sentir dolores musculares, su cabeza dejaba de crear planes, tenía un día por delante y medio del otro para poder sacar a Natalia de aquel mutismo, lo iba a intentar con todas las armas que tuviera cerca. La más cercana indudablemente era Natali , aunque no quería llamarla arma, más bien, ayuda, y ayuda necesaria y útil. Durante un rato esperó sentada en la cocina, mirando por la ventana como el cielo iba dibujándose de unos colores que atraían sus ojos, recordaba como en México miraba el cielo pensando que ni eso podían compartir, el mismo cielo, que sabía les había echado en más de una ocasión una mano, como dulce aliado. Sonrió al recordarlo porque todo su abismo sufrido y vivido en México le había servido para mucho, y ahora en ese momento en la cocina se daba cuenta de que quería a Natalia con toda su alma, y que podía compartir no solo el mismo cielo, sino, el despertar su maravilloso despertar.

Después de respirar hondo, salió de la cocina decidida a poner la primera piedra para formar lo que para ella era vital en la vida, su familia. Entró en la habitación y sonrió abiertamente, Natalia tenía cogida a la niña como si pudiera protegerla del mundo, como tantas veces le había hecho sentir a ella, protegida, querida, y como deseaba dormir junto a ella abrazada sintiendo que la amaba pero que además, no tendría que cerrar los ojos y querer obligarse a amarla, ahora ya no, ahora sabía que la deseaba y la amaba más que a su vida, que la deseaba amar de día y de noche, que la quería proteger y envolver en la mayor felicidad que pudiera darle, Natalia valía la pena, Natalia era lo único que quería. Aunque en ese instante se le paseó fugazmente el recuerdo de Lupe, una pequeña sacudida de cabeza bastó para volver a centrarse en aquella imagen adorable que tenía delante. Se acercó con cuidado y le dejó un suave beso en la frente de una Natalia que no hizo el menor movimiento, sonrió, después dio la vuelta y le dejó otro a su hija que hizo como su madre, ni moverse

A: Parecen madre e hija de verdad (musitó risueña) ¡Venga dormilonas, para arriba!, ¡venga! (abrió las cortinas y escuchó la queja de Natalia y la omisión de Natali , insistió con voz alegre) Vamos Natali ... venga Natalia ... iros despertando

Salió por la puerta, a Natalia le bastó su voz para despejarse rápidamente, levantó un poco la cabeza aún le dolía, pero había dormido en la gloria, sin saber porque, su alma se sentía fresca y con ganas de hacer cosas. Miró a su pequeña que parecía sentirse terriblemente a gusto a su lado y sonrió

N: Natali cariño... creo que nos tenemos que levantar (su voz sonó algo ronca)
Natali : Un potito
N: Va a venir mami y nos va a reñir
Natali : Un potito (insistía la niña sin separarse de Natalia )
N: Venga princesa (comenzó a darle besos)
Natali : Me hases cosquillas mamá (decía riendo)
N: Venga dormilona... que mamá oso amoroso te va a comer que tiene mucha hambre
Natali : ¡No! (gritó alegre la niña mientras Natalia le hacía cosquillas)

El jaleo le llegó nítido a sus oídos cuando Alba entraba con la bandeja y el desayuno de las dos, que bendición, pensó para si poder escuchar las risas de ambas

A: ¡Buenos días!... vaya ya veo que por fin os despertáis
Natali : Buenos días mami
A: ¿Qué se hace?
Natali : Chi (se levantó andando de pie por la cama ante la atenta mirada de Natalia, vio como le daba un beso en la mejilla y después otro en la otra) Buenos días mami
A: Buenos días mi amor. A ver (se sentó al otro lado de Natalia que no le dijo nada aunque sin querer se puso en tensión, delante de la niña debía comportarse se recordó para si) Os he traído vuestros desayunos, café con unas gotitas de leche para Natalia , con dos pedazos de tarta de Carmen, ¡está para morirse! (decía sonriendo pero Natalia solo la miraba) Vamos toma ¿a qué esperas?, ¿quieres qué te lo dé yo?
Natali : Chi (dio una carcajada mirando a Natalia mientras aplaudía) Como a mí
N: Muy graciosa (entrecerró sus ojos)
A: Te quejaras (le dijo coquetamente)
Natali : ¡Un moento!
A: A ver un momento... ¿qué le pasa a esta señorita? (la miraba sonriente y feliz, aquella sonrisa provocó un temblor en las manos de Natalia que por poco le hizo derramar el café)
Natali : No le has dado eso a Mamá
A: ¡Anda es verdad! (pareció sorprenderse)
N: No hace falta cariño... ya voy a desayunar (trató de no ser demasiado cortante con su hija)
A: ¿Cómo qué no hace falta? (se acercó a ella con la mirada encendida en amor y le dejó un beso en la frente mientras Natalia tragaba saliva) Ya está, el beso de Natalia de buenos días
Natali : Ahoda sí, muy bien (aplaudía)
A: Pues ahora tu leche con colacao (trató de disfrazar la subida de pulsaciones que había sentido al rozar con sus labios la piel de Natalia
Natali : Chi

En el aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora