Dia de tres

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Natalia  se giró un poco, la miró de reojo sin llegar a mostrar toda su cara, el pelo le cayó de golpe ante el movimiento, y aquel gesto que ella hacía para retirarlo de la cara, embobaba a una Alba  que la miraba apoyada en la puerta, cuando la vio entrar en el ascensor, suspiró. En parte porque sabía que se iba por la llamada de Lupe, le había incomodado, de igual modo, sabía que le iba a acechar un nuevo problema y ése si le daba miedo porque no sabía como mantener la amistad de Lupe sin hacer daño a Natalia , y el amor de Natalia  sin hacer daño a Lupe. Al entrar, Maria  y Claudia estaban nuevamente en la cocina, mientras la niña había ido con su abuela por orden de tita Marta . Ésta esperaba la entrada De Alba  para preguntarle.

M: Bien, te lo he puesto a teta, así que dime, ¿cuál es tu plan?
A: ¿Qué plan?
M: Tú quieres reconquistarla, y deberías tener un plan para mañana
A: No tengo ninguno en especial (la miró ocultando su sonrisa porque sabía que se lo iba a contar ella) ¿Y tú, has pensado algo?
M: ¡Por los Clavos de Cristo!, ¡Por los Clavos de Cristo! (repitió negando con la cabeza puesta en jarras)
A: Marta , no voy a planear nada quiero que todo ocurra al natural, sin forzar nada, que Natalia  deje de temer estar conmigo porque vea que la amo, nada más (parecía realmente convencida de sus propias palabras) Quiero comenzar una relación verdadera poco a poco
M: ¿Vais a quedar para ir al cine?, ¿al teatro?, ¿a pasear juntitas? (la seguía a cada pregunta que le hacía y Alba  negaba con la cabeza sonriendo mientras ponía los vasos sobre la mesa pero algo triste porque se daba cuenta que nada de eso podría hacer con Natalia ) Ya sé, pasaréis de todo esto y directamente os vais a la cama
A: No sé como va a ser Marta , no lo sé, de verdad no lo sé (suspiró con cierta zozobra)
M: Dime una cosa, ¿va a venir Lupe?
A: ¿Lupe?, ¿dónde?
M: ¿Dónde va a ser?, aquí, a estar contigo
A: No, me dijo que vendría a hacernos una visita pero nada más
M: ¿Y qué va a pasar con Natalia ?
A: ¿Qué va a pasar de qué?
M: Mira Alba , no me vaciles, o voy a creer de verdad que estás jugando a dos bandas
A: Mira Marta  (contestó ofendida) No sé a que te refieres, se supone que somos amigas porque ella lo quiere así, yo no pienso tener nada con nadie porque me voy a centrar en recuperarla, me da igual que venga o no Lupe, hablé con Natalia , le dije la verdad... lo demás es problema suyo si no me quiere entender, ¡está claro!
M: Vale, vale... ¿tienes un libro de autoescuela por aquí? (la miró enarcando una ceja)

Una vez en su casa, Natalia  se había preparado una ensalada, se había sentado en el sofá y había puesto la televisión, nada de lo que hacían era de su agrado, además en la dos, había comenzado un programa especial sobre aquel maravilloso país que era México, lo cambió sintiéndose perseguida. Quitó la televisión y se quedó en silencio, un silencio demasiado pegajoso, parecía que se había adentrado en su piel y le había dado por pincharle provocando en ella de vez en cuando un escalofrío. No quería pensar en nada, solo quería dormir, pero no sintió fuerzas para meterse en la cama donde había compartido aquella pasión con Alba , donde sus ojos parecía habían gritado que con aquel acto por fin se sentía querida de verdad. Negó con la cabeza, se puso su antebrazo sobre la frente mirando al techo, si bien había pensado llamar a su madre, a última hora lo declinó porque ya le había contado como le había ido la mañana en el trabajo y no quería hablar de nada, no tenía ganas. Se dio la vuelta y entonces abrió los ojos, lo que daría porque Marta  estuviera allí con ella como tantas otras veces, a su lado apoyándola, sin duda su idea de la Sierra le demostraba que aquella amiga fiel aún seguía empeñada en que la relación con Alba  fuera hacia delante, sonrió, Alba , entonces recordó su sonrisa mientras salía de la cocina con los vasos, los cubiertos, el pan, parecía que nada más sacaba los utensilios de uno en uno, para poder hacer más viajes y así, regalarle más sonrisas, ¿a cuál de todas más maravillosa?, exhaló un profundo suspiro. Entonces sonó el timbre de la calle, sonrió, nunca fallaba, su amiga siempre estaba en el momento oportuno

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