Por poder puede ser

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En casa Maria había recibido la noticia de que Encarna estaba siendo operada nuevamente, había llamado a su nuera para que llegara y pudiera estar con la niña que encantada lo hizo. Mientras ella había cogido un taxi acudiendo con su corazón en un puño hasta las puertas de Urgencias, la voz de Marta le daba a entender que algo se había complicado imprevisiblemente. Al llegar Sonia le dio pasó y lo agudizó hasta llegar a la puerta del quirófano donde se encontró con Alba, se abrazó a ella con fuerza, mientras Marta se levantaba con gesto serio pues en ese mismo momento salía Cruz aún con la bata verde su cara le hizo sentir un temblor de piernas e instintivamente miró a Alba quien se alertó como todas

C: Alba... siéntate...
A: ¿Qué ha pasado Cruz? (su frente mostró una arruga mientras sus ojos se llenaban de lágrimas)
C: Ha sufrido un paro cardíaco cuando la estábamos operando

Cruz se había puesto de cuclillas ante Alba, todas a su alrededor con los rostros compungidos, incluso Maria había roto a llorar sin poderlo evitar, Lupe tenía su mano puesta en la espalda de su única amiga en España, y Marta tuvo que sentarse y es que el rostro de Cruz, les impresionó

Mientras Cruz hablaba con Alba , Natalia se había acercado hasta el cuarto donde se cambiaban para entrar a ver a los enfermos, necesitó soledad durante un momento para poder olvidar el pitido de la máquina de quirófano, incesante, destructivo para su corazón, allí seguía apoyada en la pared, tragaba saliva a marchas forzadas, sentía una opresión en el pecho que no le dejaba respirar con tranquilidad, y en ese momento se juró a si misma, que nunca más repetiría una operación con un familiar. Abatida resoplaba como uno de aquellos caballos jerezanos libres en plena carrera por la montaña, nada más pensaba en Alba , su cabeza no podía razonar y entre suspiros repletos de dolor y angustia, notó como una mano rozaba su espalda, reconocía aquella caricia, entre millones podía decir que era suya, cerró los ojos, marcando una sonrisa en sus labios húmedos por el llanto, se giró lentamente, y sus ojos como la miel se encontraron con aquellos otros temblorosos, emocionados, rasgados por el dolor, y sin decirse nada, tan solo contrayendo ambas barbillas en un gesto repleto de pena, se estrecharon en un abrazo fuerte, ambos cuerpos apegados uno contra otro, los brazos rodeando el cuerpo ajeno, las manos acariciando el cuerpo deseado, lágrimas que rodaban por sus mejillas encontrando el suelo en ocasiones, un gemido extrañamente silenciado, y ante aquella visión de dos mujeres dependientes la una de la otra, Cruz abandonó la sala dejando la intimidad de un cuarto repleto de batas verdes como testigos de aquella congoja, de un ruido extraño, de un olor a cloroformo, a ropa limpia, a plástico. Y allí en el centro de la estancia, dos mujeres, dos amantes, dos amigas

N: Ya mi vida... ya (le susurró cuando pudo en el oído)
A: Natalia
N: Ya está (se separó de ella cogiendo su cara entre sus manos, mirándola con una ternura que le erizó la piel a Alba, y sabía que no era el frío, que eran aquellos ojos dulces y hermosos gritándole te quiero) Perdona... soy una estúpida... en lugar de apoyarte... lo siento

Alba no pudo contestar porque llenó el cuarto de suspiros, mientras su frente era besada con todo el amor que poseía Natalia en su interior, mientras volvían sus brazos a ser refugio para aquella mujer, su mujer que la necesitaba y la encontraba. Durante varios segundos nuevamente el silencio fue protagonista entre ambas. Hasta que aquel silencio volvió a romperlo Natalia con su voz suave, llenando el lugar frío de calor para Alba

N: Alba... venga... aquí no hacemos nada (le sonrió) Quiero que te pongas la bata (se separó de ella pero su mano rehacía a deshacer aquel abrazo rozó su cintura suavemente, tan ligera pero contundente que a Natalia le temblaron hasta las pestañas, teniendo que suspirar a hurtadillas para no ser descubierta)
A: Sí... sí (dijo algo nerviosa por el abrazo abortado, le encantaba estar así con ella, pero también por aquella ligereza en la mano de Natalia rozando su cintura, creando en ella ante la oscuridad de su alma, un arco iris de varios e intensos y vivo colores)
N: Venga (le ayudó a ponerse la bata y mientras lo hacía le habló tratando de imprimir en ella esperanza) Ahora te digo Alba, que Encarna va a salir adelante, en el quirófano ha luchado por vivir cariño, y va a salir estoy segura
A: Pero ahora...
N: Sí, sé que ha sido una complicación pero después de verla luchar no me queda duda alguna de que quiere vivir... y quiere vivir por ti, por Natali , ahora te necesita fuerte y segura (le pasó la yema de su dedo pulgar por los ojos llevándose las lágrimas) No puede escucharte mal, ¿vale?, no puede porque lo que quiere es vivir cariño
A: ¿Vas a estar conmigo? (le preguntó respirando profundamente para poder aplacar el miedo que sentía ante el nuevo contratiempo sufrido por Encarna)
N: Sí, claro. Vamos

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