Fiera enjaulada

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Cuando Alba abrió los ojos, vio que estaba amaneciendo, agradeció a aquellas almas rebeldes que fueran tan puntuales, miró a Natalia que seguía entre sus brazos, dormida, serena, bella, giró su cabeza y se encontró con Natali igualmente serena y bella, se levantó con cuidado para no despertar a Natalia, después de pasar inadvertida toda la noche como para que un fallo la despertara en ese momento y pensara lo que no era, bueno... lo que Alba había querido que fuera, ese contacto aunque fuera en silencio y sin respuesta. Fue hasta el baño, hizo sus necesidades, se lavó la cara, los dientes, las manos, suspiró se puso una bata que tenía allí Natalia porque el fresco se hacía notar y salió hasta ellas, primero dejó un beso en la frente de la niña, después con cuidado y cariño, se lo dio a Natalia sobre aquellos labios que tanto había deseado besar durante toda la tarde y que tan cerca estuvo. Salió pasándose la lengua por ellos, se acababa de llevar un sabroso manjar, aquel roce para ella, había significado más que el mejor desayuno de su vida. Lo preparó todo con mimo, con cariño para sus soles y salió a la terraza, quiso llenarse de la fuerza que da el aire puro, para afrontar otro nuevo día de su lucha por recuperar a Natalia, sin saber porque, sonrió, estaba más cerca sin duda, mucho más cerca de lo que podía esperar. Le debía una muy grande a Marta. Bendito cable azul. Aunque al recordarlo, le preocupó si podría darse cuenta que realmente había sido ella, en ese momento dudó en si ir y poner el cable en su sitio, se pinzó el labio pero decidió seguir con el desayuno

A: ¡Vamos venga... dormilonas, arriba! (empujó la puerta con su culo entrando con la bandeja en las manos) Venga, venga
N: Mmmm (protestó sin poder decir nada Natalia mientras se removía en la cama)
A: Vamos... que desde luego tenéis un morro... Natali , vamos
Natali : Teno sueño
N: ¿Pero qué pasa? (se sentó con el pelo revuelto Natalia en la cama)
A: Que es hora de levantaros, desayunar, arreglaros e irnos, ¿recuerdas que trabajamos?
N: Es verdad... (sin darse cuenta lo dijo de manera muy poco convincente)
A: Vaya... me alegro que te guste tan poco la idea, después de que ayer te gustara bien poco la avería del coche
N: ¿Vas a empezar tan pronto a provocarme? (enarcó una ceja)
A: Claro que... (la miró le dio la taza se mordió el labio y terminó la frase) Sí
Natali : Yo quero mimir (dijo de pronto Natali rompiendo aquellos ojos fijos los unos en los otros)
N: Shhh ven aquí (le devolvió la taza a Alba quien rozó conscientemente sus dedos, Natalia trató de omitir el temblor que le provocó y cogió en brazos a la niña que lloriqueaba) Escucha cariño... presta atención, porque los pájaros ya cantan, saben que quieres escucharles y están cantando para ti
Natali : ¿Es vedad? (decía subiéndose sus moquitos y quitándose las pocas lágrimas con su manguita de la camiseta)
A: Pero que bien dices todo... (le dijo con gesto totalmente entregado a ella)
N: Pues tú no te quedas atrás... (suspiró entrando en el juego)
A: Gracias (le guiñó divertida un ojo)
Natali : Teno hambre
N: Sí mi vida, pasas del sueño al hambre y viceversa en nada (sonrió)
Natali : ¿Qué es vicesa?
N: Viceversa
Natali : Chi eso

Comenzó a explicarle lo que significaba aquella palabra nueva para ella, le dio el desayuno en sus brazos mientras Alba le preparaba allí mismo sus tostadas

N: Vaya... veo que te acuerdas
A: Bueno, la verdad que más que acordarme fue Carmen que me dio algunas nociones
N: Carmen... ayer hablé con ella
A: ¿Qué tal está? (se interesó en seguida)
N: Bien, mejor... parece que se ha recuperado un poco
A: Claro, te quiere muchísimo
N: Sí, fue siempre para mí como una madre (murmuró mientras Natali tomaba su leche con galletas) Por cierto estas galletas son especiales Alba , tienen muchas vitaminas y además le gustan, ¿verdad cariño?
Natali : Chi mamá tan icas
A: Vale, tomo nota, de todos modos, cuando vaya a hacer la compra me puedes acompañar
N: No creo que necesites mi compañía para eso
A: Para eso y para otras cosas (le susurró con cara nuevamente provocativa mientras mordía el pan y se pasaba la lengua por los labios)
N: Estás tú un poco tontita ¿no?
A: Ya ves... el amor...
Natali : ¿Poque?

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