Entre tus brazos

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Luchando con el pantalón vaquero de Marta, se encontraba Claudia en la cocina, Marta medio tumbada en la mesa y sus manos metidas en la camiseta de aquella mujer que la volvía loca, que la subía al reino del placer en segundos, esa mujer que no solo le había enseñado a disfrutar del sexo, sino, también de la vida

Marta : Te quiero... te quiero (susurraba mientras se besaban pero el sonido del teléfono les hizo dar un salto y parar) ¡Hostia!
Claudia: ¡Joder! (resopló mirando el techo de la cocina mientras con la mano se apartaba el pelo de su frente)
Marta: ¡Maria más vale que tengas una buena razón para llamar!
Maria : ¡Marta estás en ello en casa con una enferma y una niña!
M: Sí Maria , estaba en ello, ¡estaba!, tú lo has dicho (decía entre dientes mientras Claudia se ponía un vaso de agua)
Ma: ¡Desconsiderada!, ¡obsesa!, ¡pero tú no piensas en otra cosa!
M: Oye guapa... ¿has llamado para ponerme a caldo por hacer el amor con MI mujer? (le alzó la voz desmesuradamente)
Claudia: Marta (le llamó la atención algo nerviosa mientras se apoyaba en su hombro) Tranquilízate
Ma: Es lo mejor que puedes hacer... tranquilizarte (le decía mientras tapaba el auricular y se partía de risa)
M: La mato... yo a Maria la mato que lo sepas cariño
Claudia: Venga dejaros de tonterías que te diga lo que quiere, y seguimos
Ma: ¡Anda pues la otra! (se quejó aunque con cariño)
M: Yo me meto con lo que haces tú y tu Pablo ... ¿o ya se le ha apagado el fuego?
Ma: Bueno... ahora está un poco menos fogoso pero... ¡oye tú qué quieres sacarme información de secreto de estado! (sonrió) Venga por favor, que estaba en la cama y no podía dormir, ¿qué te ha contado Alba ?, ¿qué ha dicho?, ¿ha ido bien?, ¡venga mujer dime algo!, no te quedes callada
M: Si te callas te lo cuento (bebió un trago del vaso de agua de Claudia)
Ma: Empieza
M: Tu Natalia y tu Alba, están en casa seguramente haciendo lo que nos has impedido hacer a nosotras
Ma: ¿No me digas? (abrió la boca) con razón no me hacía una perdida la tía
M: Claro pero como son ellas, está muy bien hecho, ellas no son obsesas... ¡ay Dios mío que injusta es la vida!
Ma: ¡Eso quiere decir que el plan ha resultado efectivo!
M: Y tanto... ahora mismo deben estar ya por el tercer o cuarto
Ma: ¡Marta !

La pareja había decidido volver a casa, cogidas de la mano, recorrieron en silencio el parque, escuchando los animales y dejando que sus interiores se fueran recomponiendo de tantas emociones. Guardaron la moto, y cuando fueron a entrar al ascensor, ambas sintieron nuevamente sus estómagos volar con las alas de la mariposa más juguetona que existía, la del amor. Se miraban aún cortadas como si fuera aquella primera cita, aquella primera vez, cada una apoyada en una pared del ascensor dejando el hueco pertinente, ambas con una sonrisa ciertamente que reflejaba sus nervios, muchos recuerdos se agolpaban en sus mentes, un profundo miedo a no equivocarse, a que aquel encuentro que ninguna pensó que se daría no fuera finalmente un error

A: ("Dios mío ayúdame a saber que hacer en todo momento... estoy que me muero")
N: ("Me va a dar algo... menos mal que tengo una enfermera a mi lado" aquel pensamiento le hizo sonreír más de lo normal)
A: ¿De qué te ríes? (le preguntó poniendo gesto serio)
N: Nada... que... pensaba que si me da algo estás tú para salvarme
A: ¿Y qué tendría que darte? (se acercó y aunque no lo pretendió se mostró muy sugerente)
N: Espero que nada... (respondió nuevamente hechizada) Hemos llegado
A: Ya me he dado cuenta
N: Ah (respondió nerviosa al llegar a la puerta agradeció acertar con la llave a la primera, abrió con gesto galante para que pasara Alba y entonces cuando no la vio resopló fuertemente) ¿Quieres tomar algo?
A: Son las dos y media de la mañana
N: ¿Ya?, ¡se me ha pasado el tiempo volando!
A: Y a mí (sintió tanta familiaridad con su casa, con la que consideraba su casa, que fue hasta la cocina y abrió la nevera) Tengo hambre
N: ¡Qué raro!...
A: No te burles... son los nervios (dijo de la manera más natural)
N: ¿Estás nerviosa? (la abrazó por detrás estrechándola entre sus brazos contra su cuerpo)
A: Un poco... ¿tú no? (se recostó sobre ella mientras sacaba la bandeja con el jamón)
N: Sí (le dejó un beso en la sien) Pero me encanta estar nerviosa por esta razón
A: Oye... no es por romper el romanticismo pero... tengo hambre cariño
N: Será posible... prefieres un trozo de jamón antes que estar conmigo
A: Ahora sí, para que te voy a engañar (se separó y se dispuso a pelarse un tomate de ensalada)
N: Joder... te he dicho que quiero que seas sincera en todo Alba , pero mujer... en algunas cosas no hace falta ser tan franca
A: ¡Qué le voy a hacer! (decía con la boca llena) Mmmm debí coger el cepillo de dientes
N: Aquí hay. Voy a cambiarme
A: Bien (al ver que se marchaba se apoyó sobre el banco se estaba viendo desbordada por un montón de sensaciones, de instantes de ternura, de ganas de no separarse de ella ni un solo segundo no fuera a perderla) Venga Alba ... ahora no te acobardes

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