Parada

3.3K 172 12
                                    

Eran cerca de las siete y media cuando Maria llegó a casa, lo hacía pensativa mientras subía en el ascensor, y sus pensamientos no eran más que un temor, no era buena idea dejar en la misma habitación a un triángulo amoroso, pero no se atrevió a llamar a Natalia por temor, prefirió llegar a casa contarle a su Pablo y dormir, necesitaba fuerzas para el día siguiente afrontar seguramente nuevos retos, nuevos sentimientos de cabezonería, le diría "mira Natalia no juegues... espabila" y sabía que después debería decir, "Ai hija mía, pon un poquito de tu parte". Suspiró, cogió fuerzas y abrió la puerta, el olor a café le golpeó la nariz, no habló se dejó llevar como si fuera aquel sabroso aroma el Flautista de Hamelin y la llevara hasta él. Al asomarse en la cocina vio a Natalia preparar las gotas de la pequeña

N: Buenos días Maria
Ma: Hola hija (se acercó y la besó) Me da miedo preguntar, así que iré por orden de preocupación (Natalia la miró y sonrió) ¿La pequeña?
N: Bien, ha tenido un poco de fiebre esta noche pero entraba dentro de la lógica (entonces se giró agitando el bote que llevaba en su mano izquierda, captando rápidamente la mirada de Maria . Agregando sonriente) Se ha rascado bastante menos y me ha pegado un sopapo por pesada
Ma: ¿La niña o la madre?
N: La niña (sonrió)
Ma: Ya veo... porque si una mujer reacia a los símbolos se acoge a uno de la manera que lo haces tú, es porque alguna mejora ha habido, ¿me equivoco?
N: Si lo dices por la alianza, no te equivocas, ayer hablamos con el corazón y creo que hemos llegado a poder actuar con coherencia y entender que ambas queremos lo mismo, aunque bueno... Alba es quien tiene la última palabra al respecto
Ma: ¿Entre elegir a la dichosa sombra o a ti? (enarcó una ceja y ante el gesto de afirmación de Natalia agregó) ¡Buah!, no hay color... te lo digo yo... además, tú le vas a dar un motivo para que sienta erizarse su piel
N: Tampoco es para tanto, pero he sentido necesidad de mientras dure esta pausa en nuestro tiempo, sepa que la espero
Ma: Eso está muy bien... ¿pero no sé por qué hacéis pausa?, ¿no os parece bastante todo el tiempo qué habéis perdido?
N: Maria ella lo necesita, no está bien y ahora lo que menos me importa es tenerla o no, lo que me importa es que todo salga bien con Encarna y después estoy segura que poco a poco nos encontraremos
Na: ¿Y Lupe?
N: No puedo obligar a Alba a nada, es una decisión suya, yo creo que le he aclarado totalmente lo que siento por ella, y es Ai quien debe decidir
Na: ¡Entonces no hay problema!, ¡uf ya era hora qué tanto pensar me estaba yo notando arrugas de más!
N: ¿Te he dicho que te quiero?
Ma: Mira no
N: Pues te quiero (la besó) Y ahora me voy a empezar mi nueva vida. Déjala dormir una horita más, yo veré a Encarna y si hay algún problema os llamo
Ma: Y sino, también, que esta mujer me tiene el alma en un vilo
N: Como a todas Maria . Le doy esto a mi peque y me voy

Quitarse de encima un peso tan grande como la tristeza, y las dudas, hace que una ande más ligera, que parezca al mismo tiempo tan segura de si misma que ofrece a los demás la visión de mujer fuerte, esa mujer fuerte que le estaban sacando sangre, había dejado en la basura aquel peso, porque sin duda lo que sentía era un amor demasiado grande para tener cabida a las dudas, sabía que debería ver otra vez a Lupe acompañar a Alba , sabía que estaba enamorada de ella, pero estaba segura que Alba jamás le correspondería, ¿vanidad?, no, tan solo seguridad en el amor, aquello que durante tanto tiempo había perdido y recuperó en un lago, tenía que recuperar aquella foto, un día iría con Alba y la niña y la sacarían de allí, porque ahora ya no era un recuerdo que quería recuperar, era una realidad que con paciencia y amor infinito tendría a su lado

En casa, una Maria feliz ante los acontecimientos narrados por Natalia, preparaba el desayuno a Alba tal y como le había dejado dicho. Entró con una bandeja, su café con leche, tostadas con mermelada de melocotón su preferida y mantequilla, un zumo de naranja y una sonrisa de oreja a oreja, si las cosas entre ellas estaban mejorando, Encarna no haría la faena de no despertar para poder después de tanto sufrimiento disfrutar de la reconciliación y seguro boda de la pareja. Cuando entró pudo percatarse que Alba dormía, la conocía de sobra como para entender que el hablar con Natalia le había relajado bastante y ahora solo dependía de ella el volver a ser feliz junto a la mujer de su vida

En el aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora