Narrador
Mientras que el pitido del ascensor anunciaba cada uno de los niveles que subía, Joel intentaba mantener sus nervios calmos, ya que no podía darse el lujo de evitar lo que estaba a punto de hacer.
Poco más de cinco días habían pasado desde lo sucedido con el tigre y todavía sus heridas dolían, tanto físicas como mentales, sin embargo no le había contado a nadie sobre el abuso, la vergüenza era más grande que el doloroso recuerdo clavado en su mente.
Cabizbajo sintió como el aire sofocante del exterior había invadido el elevador, pues la puerta delante suya se encontraba abierta mostrando las abandonadas construcciones. Al levantar la cabeza pudo encontrar a quien tanto buscaba, estaba allí sentado, apreciando el próximo amanecer elevarse sobre las arenosas montañas—Miren a quien tenemos aquí —soltó sorprendido al ver al zorro mirarle fijamente. Su máscara relucía con los tenues rayos del sol.
Aunque no podía ver esos ojos fríamente mortales que siempre le provocaban escalofríos, con saber que detrás de ese cristal polarizado se ocultaba la cara de aquel humano, era suficiente como para alterarle. Sentía la necesidad de salir corriendo, mas esa ya no contaba como opción válida, al momento de cruzar esa puerta dejó de serlo.
—Ven que no muerdo, si estás aquí será por algo.
Aunque sus ojos demostraron una gran duda durante un instante, ya que por su mente pasó, como si se tratara de un veloz rayo, la tentadora idea de marcharse. A pesar de ese miedo y arrepentimiento por lo que estaba haciendo, no le hizo caso a su mente y aceptó la propuesta del humano.
—De acuerdo... —suspiró con desgano al mismo tiempo que se sentaba junto a él, tomando unos cuantos centímetros de distancia.
El abrupto cambio de actitud del joven animal estaba más que claro ante los ojos del humano. Ya no sería el mismo, aunque eso lo supo ni bien lo rescató de las garras del enemigo.
Se sentía la mayor basura sobre la faz de la tierra, ya que cuando recordaba lo que ese zorro había aguantado; al instante venía a su mente un traicionero recordatorio de el asco y odio que él mismo sentía por ellos. Esos sentimientos estaban rodeado de la enfermiza culpa que recaía sobre sus hombros ante la opinión que anteriormente tenía; simples seres inferiores.
«No sé ni por qué siquiera lo intento» pensó el humano avergonzado al verlo enrollar su cola alrededor de sus piernas.
—Tengo que hacerte una pregunta
—Dime —su apagada voz apenas audible se le quedó clavada en la consciencia.
—¿Por qué elegiste pasar por eso tan horrible, en vez de delatarnos?.
La pregunta le dio de lleno al contrario, paralizándolo al instante. Sus ganas de salir de allí habían incrementado, pero una vez más se contuvo, era algo que su salvador merecía saber.
—¿Viste todo? —tembló cuando supo por donde iba aquella conversación. De alguna u otra manera, el humano sabía de su desgracia.
—La cámara lo grabó todo, absolutamente todo.
Sin previo aviso, una lágrima se precipitó sobre la blanca mejilla del zorro, de esta le siguieron un par más mojando un poco su ropa.
—Lo siento, no pretendía sacar así el tema.
—Está bien, no debería haberme puesto así —intentando aguantar el llanto secó sus lágrimas y lo miró fijamente.
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La evolución de las especies
Science Fiction--Sin duda lo que pasó en todo ese tiempo me quitó el sueño por años. --El hecho de que la ciudad estuviese amurallada dejaba a muchos con un intranquilo sentimiento. El gobierno nos mantenía ahí dentro, diciendo que lo mejor era permanecer allí, q...