Capítulo 10

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—¿Se encuentra bien? —el preocupado científico extendió su mano hacia la persona en el suelo.

En ese momento, sus verdes pupilas se cruzaron con los grandes ojos color avellana de aquella figura perteneciente a una chica, quien lentamente tomó la mano del hombre, siendo levantada por este. La muchacha de pelo rubio fue ayudada por ambos varones a llegar a una camilla frente a la cámara criogenica.

—Supongo que aún estoy con vida
—comentó ella temblando de frío, pues su cuerpo estaba cubierto por una delgada capa de hielo, además de que estaba en ropa interior.

—Sebas, trae algo para cubrirla.

El joven asintió, saliendo veloz de la habitación

—Soy Christina, a todo esto —dijo con timidez la muchacha.

—Encantado, señorita —respondió con suavidad—. Soy Ronan, Jefe de Laboratorios.

—Un placer, Ronan —contestó con una sonrisa.

El de pelo negro suspiró impaciente y se quitó la bata.

—Si esperamos a que este chico llegue se enfermará, joven Christina—acto seguido cubrió a la temblorosa chica con su prenda.

—Gr-gracias, y dígame Chris, no me van demasiado las formalidades —el contrario asintió.

Momentos después, por la puerta apareció el castaño cargando un bolso en su hombro, y agitado, como si hubiese corrido por todo el complejo,  se acercó a ellos.

—Chris, este es mi sobrino Sebastián, nuestro Jefe de Seguridad —se adelantó el cientifico, poniendo su mano en el hombro del joven.

—Un placer —dijo este.

—El placer es mío, Sebastián —lo saludó dándole la mano.

El joven se descolgó el bolso del hombro y se lo entregó

—Esto es de parte de Blake, dice que te gustará.

—Siempre tan considerado
—comentó con una cálida sonrisa en su boca.

—Te dejaremos sola para que te vistas —avisó el científico.

—No hace falta —se apresuró a decir la muchacha—. Solo dense la vuelta unos minutos.

—Pero... —quiso objetar Sebastián, sin embargo el mayor le ordenó obedecerla.

—Y no volteen —rió divertida.

Ella tardó un par de minutos entre secarse con una toalla que había en el bolso, cambiarse la ropa interior y vestir el resto de prendas, todo con un poco de dificultadad ya que su cuerpo aún permanecía débil.

—Pueden darse la vuelta

Al hacerlo, ambos vieron a la joven vestida con una camiseta blanca y arriba de esta una sudadera azul, de la cintura para abajo vestía unos leggigns grises acompañados de un calzado deportivo negro.

—Ahora que ya estoy presentable, ¿podrían contarme las novedades?.

Sebastián miró nervioso a la muchacha sentada en la camilla y frotándose las manos nerviosamente respondió.

—Hemos conseguido un colmillo negro, pero lamentablemente ha llegado en el peor momento posible.

—¿Qué ha ocurrido?.

—Eh...

—Los AED están por actuar, Blake no puede contenerlos más y le han obligado torturar a los espécimenes
—contestó el científico al ver que Sebastián vacilaba su respuesta.

La evolución de las especiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora