En la tercera mañana los visitantes regresaron a Torndheim, prometiendo que volverían al principio del verano siguiente con los treinta barcos dispuestos, para emprender la aventura de sus vidas, que quizás sería el comienzo de una nueva era para su pueblo.
Cuando el jarl Hakon le preguntó a su par, cuál sería la dote que pondría Bera en esta unión, el Asgeir contestó que parte de la nueva tierra sería para ellos. Él estaba seguro que llevaría a cabo con éxito la empresa que se había propuesto. Si no lo consigo, nombraré jarl al primer mendigo que vea, se juró a sí mismo.
Las noches pasaron y el invierno hizo su aparición con los primeros copos de nieve de la temporada. Bera y Branagh hacían adelantos en el aprendizaje de sus lenguas, pero a él le costaba pronunciar la mayoría de las palabras, y a Bera se le armaba una confusión en la cabeza porque Branagh hablaba tanto en irlandés como en latín.
-¡No puedes hablarme en dos lenguas! -le espetó una tarde irritada, con las manos en jarra.
-Yo no me quejo porque no te entiendo la mayoría de las veces. Y no fue mi idea que aprendas mi lengua.
-Si no la aprendo, ¿cómo nos hemos de comunicar?
-Como siempre, tú me amenazas con el cuchillo. También puedes mandar a tus monos a cortarme las pelotas.
Bera lo miró a los ojos, esta vez pudo ver a un hombre menoscabado, que se daba cuenta que valía poco o nada. Otra vez se clavó en su pecho la habitual punzada de compasión que sentía cada vez que lo miraba. En su aldea, como en muchas otras era común poseer esclavos, pero jamás había sentido empatía por ninguno de ellos, por eso le preocupaban sus sentimientos hacia él.
-Branagh, yo entiendo cómo te sientes.
-No lo creo.
-Es verdad. Desgraciadamente las cosas son así. Si ustedes nos invadieran, estoy totalmente segura que harían lo mismo. Violarían o matarían a nuestras mujeres, y a todo el que tratara de detenerlos. Y por supuesto que tomarían prisioneros, o quizás no. Solo que ahora fue al revés.
-¡Es que ustedes no tienen misericordia! ¡Preferiría la muerte antes que vivir de esta forma!
-No hables así, te pude haber matado. Te prometo que después que nos guíes a tu país te dejaré libre.
-No te dejarán cumplir tu promesa -aseguró Branagh con una sombra en el rostro, y Bera dio vuelta la cabeza para que no viera la lágrima que se había empecinado en correr por su mejilla.
-Te lo juro por Odín, si no cumplo que venga Fenrir y se coma mi alma. ¡Oh, qué he dicho!
-¿Quién es Fenrir?
-Es hijo de Loki, y el día que rompa sus cadenas se desatará el Ragnarök.
-Explícame mejor porque no entiendo.
-Ragnarök es el día en que se soltarán las bestias del inframundo para acabar con los dioses. Todos lo lo que conocemos dejará de existir, tanto dioses como humanos. La batalla será a muerte. La mayoría de ellos perecerá, pero algunos sobrevivirán y su descendencia poblará nuevamente los nueve reinos. La profecía es más larga, pero te voy a marear si te la relato completa.
-¿Ustedes viven esperando eso?
-Sí. No sabemos cuándo sucederá, pero sabemos con certeza que será así. ¿Ustedes no tienen bestias?
-Nosotros tenemos a Satanás.
-¿Qué es él?
-Las escrituras dicen que fue un ángel antes de convertirse en un demonio. La diferencia con vuestras bestias, es que a él le gusta poseer el alma de las personas. Hace que la gente buena tome el mal camino, que se desvíe de sus creencias. Siempre busca apartarte de Dios.
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El legado de una vikinga
Historical FictionComo la mayoría de los habitantes de los fríos parajes escandinavos en la Alta Edad Media, Bera soñaba con participar en los saqueos al oeste, junto a los suyos. Cuando al fin se le presenta la oportunidad, el ansia por la incursión se mezcla con e...