(Bera)
-¿Qué te parecen? -me preguntó padre antes de llegar donde estaba el artesano.
-Preciosos.
Björg tenía cinco barcos listos. Eran naves imponentes, más grandes que los pequeños snekkar que habíamos tenido hasta ahora. Todos tenían serpientes en su proa, y se notaba el prodigio de las manos que los habían tallado. Todavía no tenían las velas puestas, pero de seguro serían tan formidables como las naves.
-¿Estás lista para navegar uno de estos?
-¿Quieres que yo vaya al mando de uno?
-Sí.
El artesano nos vio y nos hizo una señal para que fuéramos hasta donde se encontraba él. Mientras mi hermano y Branagh inspeccionaban los barcos, padre y yo nos pusimos a charlar con Björg.
-¿Cuántos serán? -preguntó mi padre.
-Ocho, Asgeir.
-¿Ocho? Yo te pedí diez.
Lo que me diste no alcanzó para diez, sin embargo, como te podrás dar cuenta estos drakkar son más grandes que tus pequeñas naves.
-Es verdad, padre, ahora quizás te falten hombres y te sobren barcos -repuse riendo-. ¿Björg, quién talló las serpientes?
-Mi hijo mayor. Los dioses han bendecido sus manos.
-¿Estarán listos a tiempo?
-A finales del invierno.
Padre agarró al hombre de los brazos y se los frotó en señal de afecto, su rostro estaba radiante de felicidad.
-Tendremos que hacer un sacrificio a Odín -dijo emocionado.
-Y a Thor también para que nos dé un buen clima durante la travesía -agregué yo.
-Sí hija, haremos todos los sacrificios que sean necesarios. ¿Qué te parece Björg, que interrumpas el trabajo un rato para que vamos a comer?
-Magnífica idea, ya tengo hambre. ¡Vamos a comer, Svein!
Volvimos todos junto a la casa del artesano y allí nos esperaba un buen fuego, que contrastaba con el frío de afuera. Nos quitamos las pieles y nos sentamos a la mesa, los niños que ya habían comido jugaban con las cabras. Pasamos un tiempo agradable, en compañía de Björg y su familia, pero cuando comenzó a nevar de nuevo, padre dijo que era tiempo de regresar a la aldea.
Llevábamos poco tiempo descendiendo por el bosque cuando Gardar percibió pasos detrás nuestro. Hizo señas para que nos escondiéramos detrás de unos arbustos, mientras ellos iban a investigar, Brangah se quedó con nosotras porque no tenía armas con que luchar si era necesario.
Como en el lugar había muchos arbustos entre los árboles, cada uno buscó el adecuado para camuflarse, y sin planearlo, Branagh y yo quedamos agazapados detrás del mismo matorral.
-¡Yo tendría que haber ido!
-¡No estás armada!
-¡Tengo el cuchillo y eso es suficiente, así que también voy!
Me puse de pie con rapidez para salir del escondrijo, Branagh trató de detenerme sujetando mi brazo, pero yo lo quité con violencia, y me encaminé detrás de los hombres. No había dado ni cinco pasos cuando una flecha pasó silbando sobre mi cabeza. Yo salté hacia atrás, cayendo en los brazos de Branagh.
-¡Te dije que no fueras!
Yo di vuelta mi cabeza para verlo de frente. Tenía la intención de decirle que no se metiera en mis asuntos, pero las palabras quedaron suspendidas en mis labios: abrí la boca para hablar, pero Branagh acercó sus labios a los míos y me besó.
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El legado de una vikinga
Historical FictionComo la mayoría de los habitantes de los fríos parajes escandinavos en la Alta Edad Media, Bera soñaba con participar en los saqueos al oeste, junto a los suyos. Cuando al fin se le presenta la oportunidad, el ansia por la incursión se mezcla con e...