27: Rolf el nuevo cristiano

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Nunca pensé que existiría el día en que viera a mi mejor amigo convertirse en cristiano.

Para mí fue triste ver cómo organizaban la boda en la cual se llevaría a cabo el bautizo cristiano de Rolf.

A la novia la prepararon con la misma dedicación y alegría con que hicieron conmigo en Sognefjord. También le pusieron flores en el cabello, y hasta tuvieron el atrevimiento de buscarme para pedirme un vestido para que no se casara con sus harapos. Yo como sabía que a mi amigo le importaba Maeve, accedí y le entregué uno de mis mejores atuendos, hasta le regalé un broche de plata para el cabello con la intención que se lo quedara. Eso sí no participé en los arreglos. Me limité a mirar como los nuevos cristianos iban y venían de la tienda a la cual llamaban iglesia.

Yo me encontraba con mis padres en el salón cuando él vino a buscarnos.

-Vengo a pedirles que me acompañen -nos dijo.

-¿Pretendes que presenciemos tu traición, Rolf? -preguntó Agnetha con desprecio.

-Agnetha, comprende, no es en serio. Es solo para salvar a Maeve. Ella tampoco los quiere, dice que se siente desilusionada, no de su dios, pero sí de los hombres que están por debajo de él.

-Ella continuará siendo una cristiana.

-Y yo un escandinavo, Agnetha. Nunca renunciaré a nuestros dioses. ¡Mira, en mi cuello todavía pende el martillo de Thor! -exclamó Rolf, sacando su amuleto de entre las ropas.

-Entonces deberás casarte según nuestras costumbres -intervine yo-, y harás un sacrificio a Freyja.

-Claro que sí. Esta boda solo la acepto por Maeve. Ella traerá a sus hijos a Skogen Byen, y viviremos como una familia.

-¿Estás seguro que quieres hacer eso?

-Sí, Bera. Quiero a Maeve, su historia me llegó muy adentro del corazón.

-Rolf, estás enamorado.

-Quizás sí, igual que tú, ¿no?

-Calla, o te corto la lengua.

Rolf se alejó riendo, dejando a Bera pensativa.

***

De malas ganas dejamos nuestras armas fuera de la tienda llamada «iglesia», y entramos al lugar para quedarnos observando en la parte de atrás. Delante nuestro, lo nuevos cristianos estaban sentados en bancas que ellos mismos habían confeccionado para tal propósito. Más allá, una pequeña tarima con un altar cubierto con un paño blanco sobre ella, dominando la vista de todo el lugar, y sobre todo esto, como si nos observara con atención, el dios de ellos clavado en su cruz con expresión de sufrimiento. Al verlo no pude evitar pensar en cómo eran capaces de adorar a un hombre que había muerto de esa forma, y no porque nosotros jamás hayamos torturado o dado muertes menos dolorosas, sino porque nuestros dioses deambulan libres entre nosotros. Jamás un ser mortal de Midgard se le ocurriría causar tamaña afrenta a un dios.

La ceremonia transcurrió dentro de un ambiente monótono, sin cantos ni sangre, ni tambores. Eso sí, Rolf le puso un anillo a Maeve en su dedo, no a través de una espada. Cuando pensamos que por fin el rito concluía, uno de los otros sacerdotes le entregó un pote de arcilla a Zachary y este untó algo en la frente de Rolf y lo instó a abandonar sus actuales creencias. Finalmente lo hizo inclinarse para verter agua en su cabeza, y le puso alrededor del cuello el amuleto con la cruz.

Cuando todo hubo terminado, los cristianos rodearon a la nueva pareja para felicitarlos, pero Rolf cogió de la mano a Maeve y la sacó a prisa del lugar. Nosotros los seguimos, preguntándonos qué harían, mas, con asombro lo descubrimos entrando al río. Maeve lo observaba sentada sobre una piedra.

El legado de una vikingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora