14: El castigo de los dioses

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(Bera)

Me volví lentamente al escuchar mi nombre. ¿Qué buscaba? ¿Burlarse? ¿Mostrarme su lástima?

-¿Qué quieres? -pregunté intentando disimular mi rabia.

-Necesito hablar contigo.

-Creo que ya no tenemos de qué hablar tú y yo. Todo está muy claro.

-¡Por favor! -insistió Branagh en voz baja para no llamar la atención de mi padre-. Vamos afuera.

-Está nevando -argumenté y me froté los brazos, para demostrar que tenía frío.

-Toma, usa mi piel. -Branagh se quitó la piel blanca para ponerla sobre mis hombros, pero lo rechacé con violencia.

-¡No me humillaré usando la piel que te dio Helga!

-No pretendo hacerlo, solo pensé en cubrirte. ¡Vamos por favor! -insistió con vehemencia-. Necesito explicarte algo.

-¡No! Yo te dije que te amaba. Creo que me precipité. Nunca he estado enamorada, y es fácil que me confunda.

-¿Entonces, no es así?

-No. Lo pensé bien y no es así. Márchate por favor y trata de no cruzarte en mi camino.

-¿Eso es todo?

-Sí. Adiós.

Me volví con rapidez porque no quería que leyera en mis ojos todo lo que me estaba pasando por dentro.

Pude percibir la mirada de él clavada en mi espalda por un momento, y luego solo fui capaz de sentir el frío que se coló cuando salió por la puerta.

-¿Cómo está el pequeño Finn? -pregunté mientras tomaba a mi pequeño sobrino entre mis brazos.

-¿Por qué no habías venido? -me reclamó Eyra con resentimiento, aunque yo sabía que nunca se enojaba conmigo.

-Estuve ocupada, lo siento.

-Mírame, algo te pasa.

-Nada -respondí con la voz quebrada. Nuevamente las malditas lágrimas amenazaban con inundar mis ojos.

-No me engañas. Vamos, ven cuéntame mientras preparo la comida para Gardar.

-¿Te sientes bien para levantarte? ¿No es muy pronto?

-Finn, nació hace dos días, ya me siento bien. Además, a Gardar no le gusta la comida de la esclava.

-¡Es tu culpa, lo tienes mal acostumbrado!

-Quizás, pero me gusta hacerle la comida... Basta de vueltas, hace varios días que no nos vemos, así que quiero saberlo todo.

-Le dije que lo amo.

-¡¿Cómo?! ¿Cuándo te enamoraste?

-Lo supe cuando me besó en el bosque hoy temprano. Antes que me preguntes cómo ocurrió, te diré que cuando volvíamos, cayeron flechas sobre nuestras cabezas, y debimos ocultarnos entre los arbustos.

»Todos corrimos en diferentes direcciones y yo quedé junto a Branagh, luego quise ir también a ver qué ocurría, pero me caí, y...

-Caíste en los brazos de Branagh.

-Sí. Al volver a casa, sentí que debía decirle. Lo fui a buscar y le conté.

-¿Y él?

-Él no me ama. Me lo dijo con claridad. Me sentí avergonzada y volví a casa, él fue tras de mí, porque según él quería explicarme algo. No lo escuché, en vez de eso le dije que todo había sido una equivocación mía.

El legado de una vikingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora