11: Murmuraciones

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Branagh no logró contenerse ante el insulto, y descargó un fuerte puñetazo sobre la cara de Gunnar, tirándolo al suelo. Este se puso de pie furioso y sacó su cuchillo con la intención de agredirlo, pues había quedado en ridículo frente a toda la aldea, permitiendo que un extranjero lo derribara. Branagh no se atemorizó, y por el contrario lo encaró.

-¡¿No eres capaz de luchar sin armas?! ¡En mi tierra, cuando dos hombres se enfrentan en un pleito lo hacen a mano limpia!

-¡No estamos en tu tierra! -le espetó Gunnar. Un hilillo de sangre corría de su labio partido, pero no se lo limpió.

-¡¿Es que temes no poder derrotarme sin armas?!

-¡Puedo derrotarte de todas las formas posibles! -replicó Gunnar con burla mientras arrojaba su cuchillo.

-¡¿Están locos?! ¡¿Qué pretenden?!

Cuando Bera comprendió que la contienda iba en serio porque ninguno de los dos pensaba retroceder, se interpuso entre los hombres, pero Gunnar la hizo a un lado con brusquedad.

Los contendores, de similar estatura, se miraron de frente: Gunnar con los brazos abiertos y los pies bien plantados en el suelo, listo para recibir a su contrincante, Branagh con los puños en alto y la espalda levemente encorvada, en posición de ataque, además sus pies estaban uno delante del otro.

-¡¿Qué esperas?! -gritó Brangah-. ¡Debo ir a trabajar!

-¡Te estoy esperando, extranjero, te mandaré directo a Hel!

Branagh fue el primero en lanzar un golpe, el cual Gunnar no alcanzó a esquivar por no conocer el estilo de pelea, lo que significó una ventaja para Branagh, logrando asestarle tres golpes seguidos. Sin embargo, el nórdico aprendió rápido la técnica de defensa y ataque, y pronto pudo devolver los puñetazos del cristiano, entre los gritos que alentaban a uno u otro.

Helga se encontraba preparando su telar para continuar con la prenda que estaba haciendo, cuando los gritos llamaron su atención. Pensó en Thor que estaba jugando con los otros chicos, y salió inmediatamente en su busca, creyendo que quizás la aldea era víctima de otro ataque. Miró en todas direcciones esperando ver al enemigo, pero lo único que percibió fue que nadie estaba trabajando. Caminó en dirección de los gritos, y se encontró con un corro de gente, todos estaban alrededor de lo que fuera que estuviera ocurriendo. De pronto vio a Thor, asomándose junto a otros chicos, entre las piernas de los adultos para poder ver ellos también.

-¡Thor!

-¡Thor!

Tuvo que llamarlo varias veces para que él respondiera, en cuánto la miró, ella le hizo señas de que se acercara.

-¿Qué estás haciendo allí?

-Mamá, tú dijiste que tal vez Branagh sería mi nuevo padre, ¿no es así? -El niño estaba agitado y movía los brazos como pájaro mientras hablaba.

-¿A qué viene tu pregunta?

-¡Está peleando con el novio de Bera! ¡Te vas a quedar sin esposo, y yo sin padre!

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué pelean?!

-¡Dicen que por tu culpa!

-¡¿Por mí?!

-¡Vamos! -la instó él tirándola de la mano.

Como pudo ella se abrió paso entre la gente. Los observadores, cuando vieron de quién se trataba hicieron silencio, y solo se escuchaban los puñetazos de los contendores, cuando hacían blanco en el cuerpo del otro.

-¡Basta! -exigió a todo lo que daban sus pulmones.

Los retadores se detuvieron sin bajar la guardia. Ambos hombres ofrecían un estado lamentable: ojos morados, labios partidos, nudillos sangrantes.

El legado de una vikingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora