(Bera)
Cuando mi padre dio la noticia, sentí que me habían dado un golpe en el estómago. Por fin Gunnar se había salido con la suya: expulsar a Branagh del campamento. Sí, porque, aunque Asgeir era quien daba la noticia, seguro que él había ido a hablarle al oído. Maldito Gunnar. ¡Cómo lo odié en ese momento!
-¿Qué sucede? -me preguntó, aun sabiéndolo.
-No te pases de listo, sabes de sobra qué sucede.
-¿Estás triste?
-¡Claro que estoy triste! Pensé que se quedaría hasta que la aldea estuviera en pie.
-Qué pena, ¿no?
-¡Basta, no te burles!
Gunnar levantó su jarra en un brindis mudo y luego se alejó riendo. Yo no soporté más y me fuí del lugar. Necesitaba estar sola. Buscar a Branagh. Despedirme de él.
***
Comencé a recorrer el campamento sin encontrarlo, pero las estrellas y la luna confabularon conmigo, y guiaron mis pasos hacia el río. Allí divisé su silueta, sentada en una roca. No me sintió llegar. Se sobresaltó cuando apoyé mis manos en sus hombros. Pensé que rehuiría mi contacto, pero no fue así. Un hondo suspiro salió de su garganta, y yo no pude contener las lágrimas.
-Branagh.
-Así es como tiene que ser, Bera -me dijo-. Mi estadía se ha prolongado más de la cuenta. Gané mi liberación hace tiempo, y ya es hora que haga uso de ella.
-Regresarás con tu prometida.
-No tengo idea. Quizás ya haya desposado a otro hombre. Quizás ya no me quiera con el rostro marcado.
-A mí no me importa. Yo te quiero así.
-¿Me quieres?
-Siempre lo has sabido, ¿no?
-Pero no podía hacer nada con tal información, ¿o sí?
-Si no fuera por mi padre...
-Lo comprendo, Bera. Te debes a tu gente.
-Le debo lealtad a mi padre.
-Y a Gunnar.
-Por el jarl Hakon.
-Lo sé.
-¡Deja de ser tan comprensivo! ¡He venido esperando que estuvieras molesto, en cambio te encuentro resignado!
-¿Qué quieres, Bera?
-A ti. -Ya no pude soportar más. Tomé su cara entre mis manos y lo besé.
Al principio él se resistió. Intentó apartarme y protestar, pero sus palabras murieron en mis labios.
Nos amamos bajo la mirada atenta de Frejya, que surcó la noche estrellada en su carruaje. Esas mismas estrellas que yo sentí que podía tocar con mis manos, mientras el cuerpo apasionado de Branagh se convertía en uno solo con el mío.
En ningún momento se nos pasó por la cabeza que podíamos ser descubiertos. Dimos rienda suelta a nuestros delirios como si nadie más que nosotros existieran en Midgard. Sin embargo, esos solo eran mis sueños, la realidad era muy diferente. Branagh se marcharía y no volvería a verlo nunca más. Apenas tendría esta noche para recordar por el resto de la vida que me quedara. Si alguna vez moría, tampoco nos reuniríamos, ya que su cielo era muy diferente a nuestro Valhalla.
Un rato después, estábamos tendidos sobre el prado, con la vista en el cielo.
-Creo que es tiempo de que regreses. No querrás que Gunnar salga a buscarte.
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El legado de una vikinga
Historical FictionComo la mayoría de los habitantes de los fríos parajes escandinavos en la Alta Edad Media, Bera soñaba con participar en los saqueos al oeste, junto a los suyos. Cuando al fin se le presenta la oportunidad, el ansia por la incursión se mezcla con e...