Salgo de la oficina de la consejera estudiantil y apenas tengo un pie fuera de ese lugar con olor a muebles viejos, siento que puedo respirar mejor. En todo sentido. Antes de mi "muerte breve" (así decidí llamarlo ayer luego de beber un par de cervezas con Key), mis visitas al sector administrativo de Everdeen eran por una sola cosa: Tenía que hablar con Anne, la rectora, para hablar sobre mis calificaciones y algunas veces cuando me atrapaban intentando saltearme clases. A Anne le gustaba tratar conmigo personalmente por el hecho de que fue ella la llave secreta que me abrió las puertas a esta secundaria elitista. Ahora, me toca lidiar con Tasha, Trina, ya ni siquiera recuerdo su nombre. Ella es la consejera o algo así. Sin mentir, me gustaría ver su título o algo que valide que esta calificada para este trabajo porque lo único que hizo desde que nuestras pequeñas sesiones empezaron, fue preguntar por Liam. Ridículo. Pero aparentemente, esta mujer está obsesionada con mi novio.Meto los papeles que me entregó en mi bolso y camino hacia la cafetería, porque ya me robó diez minutos de mi almuerzo parloteando sobre Liam y sobre unos exámenes extras que tengo que tomar para graduarme a tiempo con el resto de mis compañeros.
Una vez dentro de la cafetería, paso directamente a una de las mesas. Volví a clases hace dos semanas, pero hace una que vengo trayendo mi propio almuerzo. Me di cuenta de dos cosas: Me ahorro tiempo de fila y dinero. Identifico a Key sentado en nuestra mesa habitual. Está solo, como de costumbre.
—Al fin —suspira cuando me siento a su frente—. Poco tengo que sentarme solo.
—¿Y tu noviecito Reese? ¿No puede ponerse los pantalones de niño grande y sentarse contigo? —bufo. Paseo mi mirada y encuentro al mariscal de campo que secretamente le gustan loa chicos en la mesa con sus compañeros de equipo. Esa mesa solía ser mía.
—Shhsh —me calla Key apenas termino mi oración—. Es complicado.
—¿Lo sigue siendo? —alzo mis cejas—. ¿Han hablado sobre salir como pareja? Llevan saliendo meses.
—Quinn, queda menos de un mes para graduarnos y dejar todo esto atrás —responde él y abre su botella de agua—. Pronto seré libre de todo el chusmerio, las risas, las miradas y los comentarios ofensivos. Prefiero ahorrarme el inconveniente.
Me quedo en silencio. Porque sé que tiene razón, y que por mas que quiera hablare sobre perder el miedo de ser uno mismo, al final del día, la gente sigue hablando.
—Más aún con alguien como Reese, que está envuelto en ese ámbito del deporte tan "masculino" y con amigos tan cabeza hueca. Es más difícil para él. Ni siquiera su familia lo sabe.
Chasqueo mi lengua.
—Traje chocolates hoy, ¿quieres? —inquiero luego de haberme quedado en silencio lo suficiente como para que entienda que respeto su decisión.
Suelta una carcajada y asiente.
Pasamos el almuerzo discutiendo sobre qué marca de chocolate es mejor. En un momento de la conversación, Key resopla y niega con la cabeza. Me sorprende encontrar que esa es una expresión que generalmente tengo cuando algo me molesta pero no tengo ganas de discutir. Ya lo siento como definitivo: Key es mi mejor amigo y haría lo que sea por él. Eso sí, sigo asombrada con las vueltas de la vida.
El último periodo lo tenemos libre, así que aprovecho para irme. Le envío un mensaje a Liam, diciéndole que estaré en su departamento en veinte. Me responde diferente a lo que esperaba.
Liam: Estoy en la empresa matando tiempo
Y luego adjunta su ubicación. No debería tomarlo como si fuese raro, porque Malcolm es el dueño de una empresa muy importante en Miami, pero solo estuve allí una vez y ni siquiera conozco el lugar por dentro, fuimos directo a la azotea. Liam solo sabe hablar mal del trabajo de su Malcolm. Creo yo que es porque después de todo el engaño y las ideas y vueltas con el asunto de Winter Dunne y su herencia, quedó resentido. Sin embargo, con cara de atónita y todo, conduzco hasta el corazón de la ciudad.
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The Last Heartbreaker (3) ✔️
Roman pour AdolescentsTERCER Y ÚLTIMO LIBRO DE LA TRILOGÍA HEARTBREAKERS. ES NECESARIO LEER LOS DOS PRIMEROS PARA ENTENDER ESTE. «Ella es un huracán que siempre se enamora de casas de cristal» -Ron Israel. La vida le ha enseñado a Liam a ser un luchador. A sobrevivir y...