40. El egoísmo va a extinguirnos (parte 2)

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ESTA ES LA SEGUNDA PARTE !!!!!!!


Vuelvo a pestañear. El sol está saliendo y los rayos de luz se escurren por las cortinas. Es la única fuente de luz que hay. Luego toda la habitación está a oscuras. Supongo que deben ser cerca de las seis de la mañana. No pude pegar un ojo durante toda la noche, así que puedo estar equivocada.

Liam sigue dormido a mi lado. Apenas apoyó la cabeza en la almohada se durmió. Sus brazos me vuelven por la cintura y puedo sentir su respiración relajada en mi cuello. Tengo miedo de moverme y despertarlo. Luce tan pacífico, tan tranquilo y libre de despreocupaciones que me quedaría aquí toda la vida con tal de que duerma.

Sin embargo, sé que tengo que irme.

Anoche fue... Ni siquiera sé cómo ponerlo en palabras. Dejé que mi mente se apagara, dejé de pensar en las consecuencias y en todo lo que implicaría para mi los resultados de esto. Liam y yo somos como esta bomba de tiempo que nadie sabe cómo manejar. Ni siquiera yo. Durante toda nuestra noche, estoy segura de que intercambiamos apenas palabras entre los gemidos y lo gruñidos. Es mejor así, porque siempre que hablamos, termino peor. Así que hice un pacto en mi cabeza: dejarme llevar.

¿Ahora? ¿Cuando el sol sale y toda la realidad me golpea en el rostro?

Necesito irme.

Porque no quiero enfrentar a Liam para que me diga la incómoda verdad. Que esta noche no cambió nada. Simplemente fue algo que ambos necesitábamos.

Volteo la cabeza apenas unos centímetros. Ahora que hay luz, me tomo mi tiempo para observar su rostro. Sus pestañas largas, la barba creciente que seguro tiene unos cuantos días y el espacio en donde antes estaba su perforación del labio. Se la quitó hace mucho tiempo. Su cabello oscuro está desordenado. Por mi, por las almohadas, por todo.

Me muerdo el labio. Esto va a ser difícil.

Liam siempre tuvo el sueño pesado, y más después de todo lo que hicimos anoche y las pocas horas que pudimos dormir. Bueno, que pudo dormir. Así que no se despierta cuando lenta y delicadamente retiro sus brazos de mi cuerpo, la sensación que me da hacer esto es horrible, como si me arrebataran algo.

Tratando de no hacer ruido ni movimientos muy bruscos, salgo de la cama.

Mi vestido sigue mojado, y creo que también roto. Debe estar en alguna esquina de la habitación de hotel. En cambio, manejando con la poca iluminación que tengo, encuentro el bolso que Liam trajo para quedarse esta noche. Lo abro. En el hay una camiseta negra y unos pantalones chándal grises. Mejor que nada.

Me visto rápidamente, teniendo que enrollar el pantalón en mi cintura para que no se caiga. No me molesto en encontrar el vestido. Solo alzo los zapatos que traje. Antes de irme, camino hacia el borde de la cama y me inclino con cuidado para dejar un beso en la frente de Liam.

Es una despedida, es un "espero que todo te salga bien, te amo".

Me obligo a echarme hacia atrás antes de que pueda despertarse.

Rápidamente me voy de la habitación sin hacer ruido. Una vez que estoy en el pasillo, suelto un pequeño suspiro. Con mis zapatos en una mano y la otra intentando sostener los pantalones que a pesar de enrollarlos siguen cayéndose, hago mi camino sin perderme hasta el ascensor.

Presiono el botón de la planta baja.

Ni siquiera sé cómo volveré a casa. No tengo celular, ni dinero. Supongo que pediré a recepción usar su teléfono para marcar el único número que me sé de memoria, el de Rick. Probablemente vaya a matarme.

Una voz automática me indica que estoy en el primer piso.

Afuera no hay mucha gente, sigue siendo muy temprano. Agradezco eso, porque sin dudas no estoy dando de las mejores vistas del mundo con esta ropa que me queda grande, descalza y no quiero saber en qué estado está mi rostro y mi cabello.

The Last Heartbreaker (3) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora