Dos días después, es viernes. También es el cumpleaños de Marine Oppal, así que me encargo de llamarla por teléfono y preguntarle si recibió mi regalo. Hice que le enviaran una canasta llena de sus chocolates favoritos y muchas muchas botellas de alcohol porque es su cumpleaños numero 21. Porque, ¿quién no planea beber hasta un coma alcoholico en su cumpleaños numero 21?
Le dije a Zack que le regale algo con brillos. Unos aretes o algo así. El problema es que Zack quería direcciones específicas, un enlace del sitio web con los aretes exactos. Le dije que no, que si quiere regalarle algo, que piense él. Otra cosa que le dejé claro es que si bien a Marine le fascinan los regalos materiales, no es lo que necesita. Dios sabe que Scott Van Lexer se cansó de comprarle regalos costosos con tal de que ella le perdonara toda y cada una de sus infidelidades. Zack me dijo que ya viajarían a Bora Bora para festejar su cumpleaños y que eso no le parece algo materialistico, sino un viaje en donde harán muchos recuerdos. Le sugerí que intente hacer algo él solito. Se me río un poco pero luego considero seriamente cuando se dio cuenta de que yo no estaba bromeando, ni siquiera durante un segundo. Fue ahí cuando me cortó la llamada, seguro para ponerse a pensar.
¿Diciendo la verdad? Me gusta que Zack haya encontrado a alguien que logre sacudirlo así.
—¿En qué piensas tanto? Siento que vas a hacerle un agujero a la pared con la mirada —papá palmea mi espalda cuando pasa por mi lado para sentarse en su lugar.
—Nada —respondo alzandome de hombros y llevando el vaso de limonada a mis labios. Le doy un trago, sintiendo el gusto a jengibre. Pedí que no tuviera jengibre. Ya qué—. Hoy es el cumpleaños de una amiga y no voy a poder pasarlo con ella.
Papá asiente.
—Estoy seguro de que van a poder recompensarlo. Vuelves el lunes a Miami, van a tener todo el tiempo del mundo —dice en un tono alentador.
Sonrío un poco. Supongo que tiene razón.
Nuestra comida llega apenas unos minutos después y estoy aliviada porque me moría de hambre después del viaje hasta aquí.
Papá se tomó el viernes libre de trabajo para hacer un pequeño viaje a Napa Valley, una pequeña región al norte de San Francisco. Está a tan solo una hora de la ciudad, y a pesar de eso, nunca antes había venido.
Hoy es la excusa perfecta. El clima está agradable, el cielo despejado y para ser California, es un milagro que no esté derritiéndome del calor. El viaje lo hicimos solo papá y yo. Dice que quiere pasar más tiempo conmigo y lo entiendo, durante esta semana, los gemelos y Seth lo tuvieron casi secuestrado. Fueron a partidos de basketball, casinos y todo el tiempo están jugando al poquer. Nada de eso me llama remotamente la atención.
Cuando Rick y Seth le dijeron a papá que ellos también querían venir a Napa, él simplemente les dijo que no. Y sí, la niña de papá necesita su tiempo de calidad. Recuerdo vivamente que esta mañana les saqué la lengua antes de subirme al auto.
Ahora estamos en un viñedo, porque Napa es famoso por todos ellos. "Ashes & Diamonds" es un lugar tranquilo, grande y se puede respirar la paz. Es un contraste increíblemente relajante luego de estar en la ciudad. Siento la misma tranquilidad que la primera vez que observé el lago en frente la casa de Jason en Portland.
Amo la ciudad, pero también es necesario momentos como este.
No sé en qué momento el almuerzo pasó de moda. Estamos teniendo nuestro brunch. Me parece una estupidez el concepto de brunch. Aunque no voy a negar que la comida sabe fantástica.
Estamos en una de las mesas cerca a la pared de vidrio con una hermosa vista a los viñedos.
—Es lindo —señalo embobada con el paisaje verde, olvidandome de mi comida—. Pero, ¿por qué un viñedo? No es como si fuera a probar la degustación. Sigo siendo menor.
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The Last Heartbreaker (3) ✔️
Novela JuvenilTERCER Y ÚLTIMO LIBRO DE LA TRILOGÍA HEARTBREAKERS. ES NECESARIO LEER LOS DOS PRIMEROS PARA ENTENDER ESTE. «Ella es un huracán que siempre se enamora de casas de cristal» -Ron Israel. La vida le ha enseñado a Liam a ser un luchador. A sobrevivir y...