9. ¿Cómo la pasaste con Jason?

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—Alto, alto —murmuro entre risas. Quiero decir algo pero no puedo, en vez de eso, toso y siento en mi boca el gusto amargo del vodka. Tomo una profunda y larga bocanada de aire para detener mi ataque de risa—. ¿Podemos ir a McDonald's?

instantáneamente, Reese voltea su cabeza hacia mi dirección y eleva sus cejas. Noto que si bien no se encuentra tan borracho como yo, su mente lo traiciona. Estira una sonrisa cómplice.

—¡Pido una Big Mac! —exclama Key y echa su cabeza hacia atrás mientras se ríe. Es el peor de los tres, sin duda.

—Nada de McDonald's. Son las siete de la mañana, Dios —suelta Max Michaels, el hermano mayor se Key, en un suspiro frustrado. Pobre de él, tiene que cuidar a tres tontos borrachos.

Max staciona el auto en frente de mi casa. Se gira hacia Reese y a mi que estamos en los asientos traseros de su Audi. Nos da su mirada de adulto responsable que nos podría atravesar la cabezaa.

—Iré a dejar a Quinn adentro. No se bajen del auto —les advierte finalmente a Key y a Reese.

Key estalla en carcajadas.

—Tú no me dices qué mierda hacer. Vamos a dejar a Quinn todos juntos.

Abre la puerta del auto y sale de un salto. Max suelta un gruñido y se apresura a salir también. Reese sigue a su novio, por lo que yo también. Agarro mis zapatos de tacón en una mano y me bajo dando saltitos. 

Me pregunto si Zack ya habrá llegado, o si habrá decido mover la fiesta a otro lado. O por lo menos sigue vivo. Los perdí por mitad de la noche pero por suerte me encontré a la parejita feliz. No estuve con ellos todo el tiempo, claro. Creo que conocí más a mi compañeros en una noche que en dos años de curso. Porque después de la revelación de su relación, aprovecharon para estar juntos durante la fiesta. Juntos sin tener que esconderse. No he hablado con Key, pero lo noté en sus ojos toda la noche. Está feliz y aliviado. Me encanta verlo así. Deambulé y bailé con diferentes personas.

Busco la llave en mi bolso y abro la puerta. Ni siquiera me molesto en no hacer ruido, mamá y Matthew están de viaje y vuelven mañana. Me encuentro con la casa vacía y a oscuras, incluso a pesar de que unos rayos comienzan a entrar por las ventanas.

—Bonita cassssa, la mía es parecida. Vivo cerca, de hecho. Podríamos jugar juntossssssss —sisea Reese. Retiro lo que pensé antes, puede que él sea el peor de los tres.

—No es ningún McDonalds, pero puedo cocinarles algo —digo.

Key suelta un chillido en afirmación.

—No, joder no. Tengo que llevar a Key a casa o mi madre me va a matar —interrumpe Max, el aguafiestas. ¿Cómo terminamos con este integrante amargado en nuestro grupo? Fácil. Los tres estábamos demasiado borrachos como para volver y Max es algo así como un ángel que nos rescató de la fiesta.

—Está bien —bufo.

Oigo a alguien carraspear. Lo identifico inmediatamente. Elevo mi cabeza hacia las escaleras. Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando veo a Liam bajar. Esto debe ser una alucinación.

—Veo que la pasaste bien —murmura. Se acerca a nosotros. Reese lo mira con detenimiento.

¿Qué hace Liam en mi casa a esta hora? ¿Cómo entró?

Me quedo perpleja en mi lugar. Liam pasa de mi y saluda a Max con un abrazo, un apretón de manos para Key.

—Tú eras el mariscal, ¿verdad? —inquiere el trasero borracho de Resee. Extiende su mano y Liam lo saluda algo extrañado—. Yo soy el de ahora, mucho gusto. O bueno, era. Ya me gradué, verás.

The Last Heartbreaker (3) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora