CAPITULO 31

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Me despierto muerta de calor ya que los brazos de Adam me rodean con fuerza, haciéndome sudar. Su cabeza se encuentra enterrada en mi cuello y, el aliento que sale de su boca entreabierta me produce un enorme cosquilleo. Verle de esa manera tan vulnerable me saca una gran sonrisa y levanto mis dedos para apartarle el pelo de la cara. Este chico me tiene completamente loca y, lo que siento por él, es tan grande que me da miedo que me abandone y me quede, una vez más rota.

- Mmm... - ronronea Adam ante mi contacto, haciéndome sonreír una vez más.

- Buenos días, grandullón – le digo sacando el brazo que tengo atrapado bajo su espalda, ya que se me está quedando dormido bajo su peso.

- ¿Buenos días? ¿Pero qué hora es? – me dice en tono ronco debido a su reciente despertar.

- Las siete de la mañana. Aún puedes dormir un poco más – digo mientras le sigo acariciando el pelo.

- ¿Qué haces despierta tan pronto? Estás loca – me susurra en el cuello.

- Me he despertado por el calor. Tenerte toda la noche enganchado como un perezoso a su árbol tiene sus consecuencias – digo sonriendo.

- Anda ya, si te encanta que duerma abrazado a ti, nena – me dice mientras me da pequeños besos en el cuello.

- Aunque me encantaría quedarme toda la mañana contigo, debo de ir a clase y luego tendría que pasarme por la biblioteca para adelantar algunos temas si no, en los exámenes finales me van a crujir – le explico intentando zafarme de su caluroso abrazo.

- Venga ya, quédate conmigo – dice mientras sigue besándome – Sabes que puedo convencerte – me dice y, de repente, hace uso de su gran fuerza para ponerme bajo él.

Comienza a besarme en los labios, al principio de manera dulce y, después, introduciendo su lengua con rapidez y dureza en mi boca, convirtiendo nuestro beso en una lucha de lenguas que despierta cada parte de mi cuerpo. Cuando nos separamos, a causa de la falta de oxígeno, lo hacemos con una amplia sonrisa.

- Siento decirte, que no me has convencido – digo con dificultad, ya que me falta el aire.

- No he puesto todo mi empeño, no sabes de lo que soy capaz con mi lengua, nena – dice haciéndome soltar una carcajada a la vez que me guiña un ojo.

Tras seguir jugueteando un rato más en la cama con Adam, me levanto y me dirijo al armario para elegir la ropa que voy a usar. Me decido por unos vaqueros negros y una camiseta blanca con el logo de Levi 's en color rojo. Cuando me dirijo a la puerta de mi habitación para ir al baño, Adam me interrumpe de nuevo plantándose frente a la puerta.

- Si quieres, podemos ducharnos juntos – me dice con una sonrisa pícara. Es tan alto que tengo que mirar hacia arriba para poder verle bien la cara.

- Ni lo sueñes, grandullón. Si entramos juntos en la ducha voy a llegar tarde a clase.

- Nena, hay que ahorrar agua ¿es que no ves los documentales de National Geographic sobre el calentamiento global? – dice con clara ironía en la cara y con los brazos cruzados sobre el pecho.

- ¿Desde cuándo se preocupa el demonio por el planeta? – digo mientras me escapo por debajo de sus brazos y me meto corriendo en el baño.

Me desnudo y abro el grifo hacia la dirección del agua fría, ya que necesito bajar el calor que emana de todo mi cuerpo. Sólo de pensar en el agarre de Adam durante toda la noche, pensar en su torso desnudo bajo mi cuerpo... uff la temperatura de mi cuerpo vuelve a subir a pesar de que el agua está completamente helada.

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