XVIII

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Advertencia!! Este capítulo contiene Lime

XVIII

Aquella mañana, al abrir los ojos y sentir el tibio cuerpo que estaba a su lado, Terry no sabía si se trataba de un sueño o era la realidad, pero a pesar de lo que fuera, él deseaba que ese instante durará para siempre.

Aún recostado, suspiro al recordar la forma en que le afectó la sonrisa de Candy, después de haberse empapado con el té. Él no estaba molesto por aquello, más bien, se supo débil al ver como la ligera blusa que Candy vestía se transparento al humedecerse con el té derramado, incluso olvidó que dicha bebida estaba caliente.

Sin pensarlo demasiado, prácticamente le exigió que se marchará; estaba convencido de que aquello era lo mejor para ella, era lo mejor para ambos y alguien debía ser sensato ante aquella situación.

Estupefacta, la rubia no estaba segura de cómo reaccionar, por un breve instante sonrió pensando que quizá era una broma, pero él se mantuvo serio, sin darle otra opción más que hacer lo sugerido.

—Permíteme cambiarme; por favor —nunca imagino que la correría de aquella manera y aparentemente, sin pretexto alguno.

—El baño está al fondo, a la izquierda… —a pesar de saberse descortés, se vio tentado a negarse, pero fue más fuerte la preocupación por ella—. Hay toallas en el gabinete…

De inmediato, la chica comenzó a buscar algo de ropa entre su maleta y con las prendas en mano, fue hasta el lugar indicado. Mientras caminaba a paso lento, pensó en disculparse, pero se mordió la lengua convencida de que no había hecho nada malo. Terry era un verdadero idiota, estaba segura de aquello y mientras comenzaba a desvestirse, consciente de que el cansancio y el estrés de esos días tenían mucho que ver en su actitud, le fue inevitable derramar algunas lágrimas.

En cuanto escucho la puerta del baño cerrarse, él regreso hasta la cocina y dejó la bandeja, exhaló con pesar y fue a su alcoba, dispuesto a cambiarse, pero entonces, mientras se quitaba la playera escuchó los tenues sollozos que provenían del baño. Trato de ignorarlos, trato de restarles importancia, pero entendía que con aquella actitud la había lastimado.

—Es lo mejor —seguía tratando de convencerse.

Termino de cambiarse incluso antes que ella y sin saber que más hacer, espero hasta que saliera del baño. Pero la chica seguía tardando; por lo que preparó un poco más de té cuando se percató de que fuera había vuelto a comenzar a llover.

Trataba de estar concentrado en la infusión y cuando escucho el momento en que la rubia abrió la puerta del baño; la vio pasar con tanta prisa que, creyó que no la alcanzaría.

—¡Candy, espera! —salió a toda velocidad de la cocina, para encontrarla tratando de acomodar sus ropas en la maleta.

Le miró de reojo y continuó con su labor, no quería seguir escuchándole, no deseaba volver a verle.

—Espera, por favor. Está lloviendo afuera… —era consciente de que estaba contradiciéndose.

—Que tengas una linda noche —la rubia cerró su maleta con fuerza.

—Espera —sin aplicar mucha fuerza, la sujeto del brazo.

—Suéltame. Quiero irme ya.

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