Ash cerró la puerta de la habitación de Eiji con cuidado, sin querer despertar al príncipe de Izumo quien había caído en un sueño intranquilo después del alboroto que se había originado en el palacio de Jade cuando a los oídos de todos llegó la noticia de que Natasha había encontrado inconsciente al príncipe Eiji en el suelo del jardín de las rosas azules de la reina Clarisse.
Cuando el hechicero de Amberlia había interrumpido la sesión del consejo en la que Ash había estado participando con sonoros bostezos para profunda molestia de Max, Aslan había sentido que un balde de agua fría lo empapaba por completo. Porque Eiji no respondía al llamado de la dragona. Porque Eiji había caído de nuevo en ese sueño profundo del que nadie parecía capaz de despertarlo.
Fue por ello, que sin ponerse a pensar en más nada, Aslan había dejado al consejo con la boca abierta cuando todo el mundo lo miró salir de la sala sin disculparse. Todo el mundo lo había despedido con reverencias torpes y con el cuchicheo rápido de aquellos que no entienden qué demonios está sucediendo pero aun así sienten la necesidad de comentar algo en busca de aliviar la angustia que provocan todos los misterios.
El príncipe Aslan sentía que su corazón moría a cada paso porque no era posible, no era posible que algo malo hubiera sucedido ahora que Eiji y él parecían tan cercanos a recuperar todo aquello que habían perdido y la rabia que estaba mezclada también con miedo en el corazón del futuro rey de York aumentó de forma exponencial cuando se dio cuenta de que toda aquella tragedia debía tener su origen en el hecho de que su prometido había estado hablando antes con Yut-Lung.
—Voy a matarlo si le hizo daño— masculló Ash mientras sentía que sus piernas quemaban y que sus pulmones arderían si continuaba corriendo a aquella velocidad demente con la que lo hacía—. No me importa que sea un dragón, no me importa que sea el favorito de Auryn, voy a matarlo, voy a...
El corazón de Ash se congeló en su pecho al llegar a la puerta del jardín de su madre porque ahí, sobre el suelo de cristal que estaba ahora rodeado de brotes, Natasha, la dragona, sostenía a su prometido con delicadeza mientras limpiaba su rostro dormido con un pañuelo blanco. Las mejillas de Eiji lucían pálidas y el príncipe de York tuvo que hacer un esfuerzo enorme por no ponerse a gritar de desesperación o para no correr hacia Eiji y arrancarlo de los brazos de aquella mujer que parecía estar susurrando canciones de cuna para su prometido quien, ajeno a todo, solo daba muestras de vida en el hecho de que su pecho subía y bajaba suavemente.
—Entra alteza, necesito tu magia, la mía no es suficiente— dijo la dragona con voz suave—. El príncipe estará bien, pero debemos actuar rápido...
— ¿Qué pasó, Natasha?— preguntó Aslan caminando con rapidez hacia la dragona.
—Yut-Lung rompió el lazo con su compañero eterno...
— ¿Qué?— preguntó Aslan realmente sorprendido—. Pero... ¿cómo?
—No creo que haya sido consciente de ello ¿sabes? Sin embargo lo hizo, rompió su lazo con el príncipe Eiji y se llevó con él una enorme parte de la fuerza que protegía a nuestro príncipe. Yut-Lung quería renunciar al amor que siempre ha sentido por Eiji, le rogó a nuestra madre de luz sin cansancio porque se llevara ese amor de su pecho y creo que Auryn ha cumplido su deseo por fin. La Luna madre ha roto el lazo que unía a Yut-Lung con el príncipe de la profecía. La Luna madre debe tener una muy buena razón para hacer esto pero eso no nos ayuda en nada ahora ¿sabes? Hay magia fluyendo en las venas de Eiji aún, esa magia, como debes saberlo ya, cobra un precio muy caro a los humanos que son sus portadores. Sin el amor de Yue, nuestro príncipe ha quedado débil, desprotegido. El príncipe Eiji necesita el amor para seguir viviendo y su compañero eterno ha renegado de ese amor y ahora...
ESTÁS LEYENDO
King of my heart.
FanfictionROYALTY AU: El príncipe de Izumo y el príncipe de York han estado unidos desde el principio de los tiempos. Un lazo mágico ha unido sus destinos desde antes de la guerra, un lazo mágico que pende de una condición: el príncipe Aslan de York debe amar...