King of my heart.

Capítulo 23. El corazón de Izumo.

Eiji se había quedado dormido cuando en el azul del cielo de York empezaban a formarse apenas las nubes de una fuerte tormenta otoñal. Los dos pequeños dragones dormitaban al lado suyo, ambos reacios a separarse de él porque los dos sabían que el príncipe de Izumo los necesitaba cerca mientras el rey de York seguía luchando en la oscuridad. Habían pasado ya varias horas desde que Aslan se había ido y en aquel instante solo el señor Ibe y Griffin vigilaban el sueño intranquilo del príncipe de Izumo quien, aunque se encontraba un tanto mejor, dormía soñando con un pasado remoto, un pasado que parecía ser algo más que un sueño.

Y es que la memoria de Eiji parecía haber ido una vez más hacia aquel prado iluminado por la luz de la luna donde él y Aslan habían pasado juntos muchas horas durante su infancia y adolescencia.

En aquella memoria, Eiji podía mirar un cielo nublado donde podían verse relámpagos rompiéndose en la inmensidad del cielo. El príncipe de Izumo podía sentir también que en medio de toda aquella energía estática contenida que siempre antecedía a la tormenta, estaba presente una tristeza profunda y terrible que rodeaba a los dos muchachos que estaban acostados sobre la hierba, Aslan cubriendo con sus brazos el cuerpo tembloroso de Eiji quien no dejaba de llorar entre sus brazos.

—Eiji, por favor Eiji, no llores más— dijo Ash mientras comenzaba a limpiar las lágrimas del príncipe de Izumo con sus propios labios—. Estas son las últimas horas que estaremos juntos durante muchos, muchos años. Sé que es doloroso, mi príncipe, yo mismo estoy haciendo un esfuerzo enorme por no llorar pero Eiji, sólo quiero verte sonreír antes de que tenga que olvidar tu sonrisa ¿está bien? Sé que todo esto es doloroso pero es lo que tenemos que hacer para evitar un mal mayor.

— ¡Es injusto, Aslan, es injusto!— respondió Eiji con la voz rota—. No quiero Aslan, por primera vez en mi vida quiero oponerme a una decisión de nuestros padres porque esto es injusto. La guerra viene en camino y sé que será terrible pero no podré luchar sin ti, no podré hacerlo sin poder recordarte a ti.

El Aslan del recuerdo sonrió con tristeza y se levantó de la hierba simplemente para que Eiji hiciera lo mismo. El príncipe de York se sentó frente a Eiji invitando a él a hacer lo mismo de modo que los ojos de los dos quedaran a la misma altura. Aslan limpió de nuevo las mejillas de Eiji con suavidad y el príncipe de Izumo supo que su amado le estaba pidiendo ser fuerte por lo que el chico decidió contener las nuevas lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos oscuros.

—Claro que podrás, mi amado, eres tan fuerte y poderoso— dijo Ash con voz suave—. Eres el general más joven que la Guardia del Aire ha tenido. Miles de dragones y de guerreros confían en ti, todos ellos te aman y admiran. Tú mismo eres un guerrero, Eiji, tú tienes magia y amor sin límites en tu corazón. Es por eso, que sin importar que no puedas recordarme, yo estaré contigo ¿entiendes? Además, Eiji, Kaori ha dicho que no es por siempre ¿no la escuchaste? Esto no será por siempre. Tan pronto como la guerra termine, ella levantará el hechizo de olvido y será como si ni un solo día hubiera pasado, mi amor. Confía en mí, Eiji, confía en que terminaré esta guerra pronto, confía en que volveré a ti y que entonces no habrá nada que pueda separarnos.

—Pero eres tan joven, Aslan, ni siquiera eres mayor de edad aún— dijo Eiji con profundo terror—. No sé por qué tienes que ser tú precisamente quien mate a Golzine. He oído cosas terribles acerca de él, he escuchado que él y sus hordas de criaturas malditas han arrasado con las costas de Amberlía y que aunque los dragones salvajes pudieron contenerlo, el hombre planea destruir cada parte del imperio. Es una maldad demasiado grande como para que podamos vencerla solos. Aslan, me muero de terror al saber que tú tendrás que enfrentarte a él cuando llegue el momento.

— ¿No confías en mí?— preguntó Ash mientras apretaba con más fuerza las manos de su amado.

—Sí confío pero Ash, tengo miedo, todo duele dentro de mí al saber que me obligarán a olvidarte. Aslan, ¿y si no puedo volver a verte de nuevo jamás?