Capítulo 25. Te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro.

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Un grito agudo que escapó de sus labios terminó por despertarlo. Sus ojos verdes se abrieron a la luz del día una vez más en el justo instante en el que las manos de la oscuridad amenazaban con asirse a su alma. Ash había sentido de nuevo la frialdad de las manos de los espíritus que habían estado a punto de engullirlo en la oscuridad asfixiante del mundo de las sombras. Ash sentía una vez más que la vida se escapaba de su cuerpo y que el miedo de no volver a ver a Eiji nunca más era la única razón por la cual aquel grito había nacido de lo más profundo de su ser arrancándolo así del terror de la pesadilla que se había convertido ya en un evento usual desde que su prometido ganara la batalla por su alma frente a la oscuridad.

—Aquí estoy, Ash, no te preocupes— dijo una suave voz al lado suyo que tuvo el supremo poder de hacer que el alocado latido de su corazón cambiara por uno más pausado.

—Eiji...— susurró Ash sintiendo que las palabras hacían daño en su garganta que parecía árida como los desiertos del sur del imperio.

—Sólo fue un sueño, Ash— dijo Eiji apretando su mano entre la suya, y Ash pudo darse cuenta hasta ese entonces de que su prometido lo había sostenido así por un largo rato—. Estás conmigo en el Palacio de Jade, estamos en mi habitación. Si te sientes mejor, quizá hoy podamos desayunar en el comedor ¿qué opinas? Hace frío pero el cielo está despejado y creo que te haría bien tomar un poco de aire fresco.

— ¿Y Yue?— preguntó Ash sintiendo que todos los miedos de su corazón volvían a él como mil agujas en su corazón.

Habían pasado ya dos semanas desde que había regresado del mundo de las sombras pero su temor seguía ahí, estaba atrapado en su corazón como un mudo recordatorio de todo lo que había hecho mal. Eiji le había contado ya cómo lo habían rescatado usando el poder del corazón de Izumo y cómo el tutor del príncipe se había sacrificado por él, entregándole su vida a las sombras a cambio de la suya. Shunichi Ibe había muerto por culpa suya y aquel pensamiento hizo que Ash cerrara los ojos temiendo escuchar la respuesta que Eiji, temiendo escuchar que Yue también estaba mal por culpa suya porque él sabía que el dragón había usado gran parte de su energía para mantener a raya a los espíritus que habían tratado de engullir su alma por siempre mientras los dos estaban atrapados en las entrañas del mundo.

—Mi Yue y el general Sing han ido a dar su caminata diaria por los bosques del reino, llevaron a Lao y A Nadezhda con ellos— respondió Eiji con la misma paciencia llena de amor con la que solía hablarle todos los días—. Los cachorros de dragón tienen demasiada energía ¿sabes? Yue cree que empezará las lecciones de vuelo en un mes más con ellos y cuando Nadezhda cumpla un año, tú también aprenderás a volar.

— ¿Por qué Yue no se siente como yo?— preguntó Ash sin poder evitarlo, ignorando por completo las promesas de ese futuro del que él no se sentía merecedor—. No es que quiera que sufra lo mismo que yo, Eiji, pero no lo entiendo, no entiendo por qué soy tan débil ahora.

Eiji sonrió de forma suave antes de responder y Ash adivinó que su príncipe estaba meditando con calma las palabras que le diría a continuación. En aquel momento, el sol de la mañana se reflejaba en el cabello negro dl príncipe de los dragones quien usaba también su sencilla tiara de oro blanco y zafiros. Alrededor de su cuello, brillaba el corazón de Izumo que, aunque había cumplido ya el deseo del príncipe, seguía resplandeciendo con la energía de los antepasados de Eiji cuya fuerza rodeaba también a Ash como si se tratara de un sol invencible y Ash se sintió un poco menos miserable al pensar que después de todo había cumplido su promesa de encontrar un sol de verdad para Eiji.

—Yue es un dragón, la fuerza de su estirpe es enorme, es un misterio casi inexplicable— dijo Eiji con una sonrisa orgullosa—. Las diversas fuerzas del universo no le afectan a él del mismo modo en el que nos afectan a nosotros, Ash. Los humanos somos una especie frágil ¿no lo crees? Y a pesar de eso, a pesar de que todo nos duele y que casi cualquier cosa podría rompernos, no nos rendimos ante nada. Esa es nuestra fuerza, es distinta a la de Yue, sí, pero eso no te hace débil. Eres humano, eso es algo que no podemos cambiar. Yue también estuvo en cama algunos días, regresar del mundo de la muerte no es cualquier cosa, Ash. Debes ser más amable contigo mismo ¿sabes? En todo el imperio se habla ya de tu nueva hazaña, todo el mundo sabe ahora de la profecía y de cómo tú lograste cumplirla.

King of my heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora