Capitulo 6. Volar. Un lugar escondido en las montañas de York. (parte 2)

341 49 110
                                    


Griffin Y Shunichi Ibe contemplaban la piel iridiscente de Yue brillando en por encima de sus cabezas. Los dos estaban de pie en medio de una pequeña cueva que se escondía en la parte más alta de las montañas que rodeaban al reino de York, mientras que el príncipe Eiji y su compañero eterno surcaban las nubes en medio de un concierto de risas que llegaba hacia los oídos de los dos hombres que los observaban en silencio, al parecer, sin que ninguno tuviese ganas reales de romper esa quietud.

El viento frío golpeaba la cara de ambos hombres los cuales sonreían ante el vuelo del dragón y su compañero eterno quienes parecían estar lejos de todo y ajenos al mundo terrenal. Yut-Lung dibujaba espirales en el aire ofreciendo un espectáculo extraordinario capaz de conmover cualquier corazón mortal. Griffin y Shunichi intercambiaron una mirada llena de fe porque ver volar a un dragón siempre era una maravilla para todos aquellos seres humanos que poco sabían de los misterios del aire.

— ¿Habías conocido a un dragón y a un guerrero del aire más unidos que ellos dos?— preguntó Griffin sintiendo que la risa del príncipe de Izumo se colaba en sus propias venas llenándolo de magia y de alegría.

—No, jamás— dijo el señor Ibe con aire melancólico—. Ni siquiera mi Kaze y yo fuimos así. Nos amábamos, claro, perder a mi dragón azul me dolerá la vida entera pero el amor que hay entre Yut-Lung y Eiji jamás será igualado. La diosa de la Luna lo quiso así quizá porque supo desde siempre que nuestro príncipe y su compañero eterno serían los únicos sobrevivientes de la destrucción de Izumo.

—Lamento la muerte de Kaze, Shunichi— susurró Griffin—. En realidad aun no logro entender la razón de la desaparición de Izumo por más que lo intento. No puedo comprender por qué Auryn dejó que sus propios hijos desaparecieran casi por completo.

—Creo que fue el modo en el que Auryn decidió sacarnos de nuestro encierro— meditó el señor Ibe—. Creo que con el correr de los años, nos acostumbramos a vivir en una coraza sin que el resto del imperio nos importase de verdad. Creo que esto no es algo que se sepa en el imperio, pero el pueblo de Izumo no estaba feliz de saber que habíamos prometido al príncipe Eiji con el hijo de Jim Callenreese, su alteza imperial. Quizá, si la guerra no hubiera llegado, el reino de Izumo seguiría acorazado pero yo también creo que nuestro pecado no fue lo suficientemente grande como para merecer la aniquilación.

—Los designios de los dioses a veces son caprichosos— dijo Griffin con una sonrisa triste—. Si Izumo fue destruido por completo ¿cómo es posible que la mano derecha del Gran Conquistador haya sobrevivido a la aniquilación?

—Dicen que Golzine lo envió lejos de Izumo cuando el rumor de que el príncipe Aslan vendría a combatir a Izumo llegó a sus oídos. Frederick Arthur escapó de Izumo con un dragón robado— dijo el señor Ibe con pesar y los ojos de Griffin se abrieron por completo al escuchar ese trozo de información que desconocía.

— ¿Es posible robar a un dragón y forzar un lazo con él?— preguntó Griffin sintiendo que la preocupación que aquel hecho le provocaba no hacía más que aumentar.

—Con magia negra es posible hacerlo. La magia oscura torna la piel y el alma del dragón de esa misma tonalidad. Los dragones son nobles por naturaleza, la magia que les da el amor de un compañero eterno los dirige hacia la bondad. Es cierto que en el alma de todos los seres hay luz y oscuridad, pero los dragones son seres luminosos. Sin embargo, el dragón que Arthur robó será poderoso y despiadado, su alma buscará siempre la destrucción.

—Y Arthur lo dirigirá a destruir a mi hermano ¿no es así?— preguntó Griffin enunciando por fin la pregunta que había querido hacerle al gran mago blanco de Izumo  desde que le había propuesto aquella reunión.

King of my heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora