Capítulo 10. El hechicero de Amberlía. Natasha (parte 2)

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Los ojos verdes de Aslan estaban fijos sobre el enorme hombre que estaba observándolo con una sonrisa burlona en los labios. Había algo en aquel hechicero que no terminaba por gustarle al príncipe de York quien había sido forzado a dejar su sitio al lado de Eiji con la excusa de que tenía que conocer a aquel hombre extraño que había sido invitado al palacio de Jade para presenciar su ceremonia de coronación que tendría lugar en un mes más.

Los dos no habían hecho más que mirarse durante los dos últimos minutos y Aslan no tenía gana alguna de iniciar una conversación con él, ni siquiera entendía a que se debía el hecho de que Griffin hubiera insistido tanto en que tenía que conocer al hombre aquel. Sí, Aslan sabía que Blanca era uno de los hechiceros más poderosos del imperio. Sí, era sorprendente que la compañera con la que había hecho su aparición en el reino de York era una dragona pero nada de eso importaba de verdad, al menos no en ese momento en el que el único deseo del futuro rey de York era regresar a la habitación de su prometido para asegurarse de que estuviera descansando y nada más.

-Tu alma se vuelve débil cuando piensas en él- dijo el hechicero delante de él sin borrar de sus labios su sonrisa misteriosa-. Tus pensamientos habían estado protegidos hasta el momento en el que el rostro del príncipe de Izumo apareció dentro de ti...

-¿Estás intentando leer mi mente?- dijo Aslan de forma despectiva.

-En realidad se trata de tu alma, majestad, pero es algo más complejo que leer- dijo el hechicero con firmeza y a Aslan le asustó un poco el hecho de notar que los ojos oscuros del hechicero se habían hecho más fuertes mientras pronunciaba esas palabras-. La magia permite asomarte al alma de alguien, es como ver a través de una ventana. Puedes ver, pero no siempre puedes comprender del todo lo que ves. Sin embargo, cuando se trata del príncipe Eiji de Izumo, hay algo en ti que se debilita y eso es claro, eso es lo que veo.

-Eiji no me hace débil- gruñó Aslan con algo de irritación-. Él me hace sentir más fuerte, de hecho.

-Eso es lo que tú crees- dijo el hechicero riéndose alegremente-. Y esa es la razón por la que estoy aquí: tengo que mostrarte cómo hacer de tu amor por el príncipe de Izumo tu fuerza y no aquello que terminará destruyéndote.

-No te atrevas a hablar mal de Eiji- siseó Aslan, sus ojos verdes estaban llenos de frío y lucían como la cuchilla afilada de su espada de jade.

-Jamás me atrevería a hablar mal del príncipe del corazón puro- concedió Blanca con la seriedad suficiente para calmar un poco el recelo del príncipe de York-. Sin embargo, déjame preguntarte esto majestad ¿has recordado algo más? ¿Cómo va la cacería de memorias entre tú y tu príncipe amado?

Aslan suspiró, no pudo evitarlo. La verdad era que desde la noche del baile, esa noche en la que Eiji había creado una rosa azul para él a fuerza de magia, ninguno de los dos príncipes había recuperado ninguna de sus memorias. Hasta ese momento, Aslan no había sentido demasiada preocupación por ello. Durante esa semana, él había estado concentrado en cuidar del bienestar de su prometido y aguantar con paciencia los continuos alegatos de Max con respecto a su próxima ceremonia de coronación como rey del imperio.

Pero ahora que el hechicero de Amberlía sonreía con aquel maldito gesto condescendiente en su rostro Ash pensaba que de hecho, los días estaban pasando con demasiada velocidad. El tiempo se escurría como agua entre sus manos y los recuerdos habían dejado de aparecer, los recuerdos parecían haberse detenido en seco dentro, incapaces de volver a aparecer en las mentes de los dos.

-Eiji ha estado indispuesto varios días- dijo el príncipe de York con un profundo suspiro-. Él usó su magia por culpa mía y se debilitó debido a ello.

King of my heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora