Capítulo 12. Un viaje de memorias: la primera vez que vi tu rostro. Retratos.

293 40 131
                                    


El corazón del príncipe de York revoloteaba alegremente aquella mañana, la primera mañana libre que tenía en al menos tres semanas. El hechicero de Amberlía era estricto con sus lecciones aunque la mitad de las veces Aslan no podía comprender del todo qué demonios estaban haciendo. Había días en los que Blanca lo conminaba a sentarse completamente solo en medio de la oscuridad de una cueva escondida en las montañas. En otras ocasiones, Yue entraba con él a la cueva y la orden era sostener la mirada de su acompañante quien, como Ash estaba seguro, solía proyectar en sus ojos negros todos los recuerdos más horribles de Ash por el simple placer de verlo sufrir.

—Ves lo que quieres ver— le había dicho Blanca cuando el futuro rey de York se atrevió por fin a quejarse de lo que él llamaba, las trampas del dragón—. Te ordené sostener la mirada de un ser de magia y fuego, no era una tarea nada difícil.

—Pues el dragón hace trampa— contestó Aslan de forma tajante.

—No, no lo hace— aseguró el hechicero de Amberlía con un bostezo—. Alteza, pensé que estabas dispuesto a tolerar cualquier cosa con tal de salvar a tu príncipe ¿dónde quedó toda esa disposición? Eres capaz de enfrentar a tus enemigos pero todavía te asusta enfrentarte a ti mismo ¿no es así? Pues déjame decirte que con esa actitud no durarás ni dos segundos en el mundo de las almas y tu príncipe morirá. Fin. La próxima vez procura cumplir con tu tarea ¿quieres?

Ash no había podido responder nada ante las palabras de Blanca. En primera, porque el príncipe de York había pensado que aquel regaño era justo, y en segunda, porque ahora que sabía por qué demonios tenía que quedarse sentado en medio de una oscuridad que odiaba por horas y horas, quizá sería más sencillo enfrentarse a los ojos del dragón.

Pero aquella mañana, Aslan Jade Callenreese no tenía que preocuparse por nada de eso, claro que no. Aquella mañana, el heredero al trono de York estaba exultante de felicidad porque Max le había dicho que él y Eiji tenían que recorrer el reino para visitar las partes que habían sido más dañadas como resultado de la guerra. Max le había dicho que aquel viaje era necesario para confortar a la población y aunque el príncipe de York había insistido en ir solo puesto que no quería arriesgar el bienestar de su prometido, Eiji había protestado con fuerza diciéndole que era su deber como futuro rey consorte del imperio ir a donde Ash fuera y hacer su parte del trabajo.

Ante la fuerza de las palabras del príncipe de Izumo, no hubo poder humano ni mágico que pudiese frenar el deseo de Eiji. Además, la dragona Natasha y el hechicero de Amberlía dijeron que los escoltarían a los dos en su viaje y Yut-Lung aseguró que no dejaría solo al príncipe por lo que la seguridad de Eiji estaba garantizada. El viaje estaba decidido, todos los preparativos estaban listos y Aslan no podía evitar sentirse emocionado al pensar en el hecho de que al menos por una semana, nadie lo separaría de Eiji y que todo el mundo en el reino notaría por fin lo que él sabía ya: que el príncipe de Izumo era hermoso, que la presencia del príncipe de Izumo mejoraba cualquier lugar con la sola luz de su sonrisa dulce.

Así que eso era lo que tenía al príncipe de York sonriendo como estúpido y tarareando canciones alegres mientras caminaba con rumbo a las habitaciones de Eiji. Era muy temprano aun y Aslan estaba seguro de que su prometido no estaba aún despierto, así que era su deber ayudarlo a alistarse para emprender el viaje.

Ash no sabía muy bien por qué pensar en que Eiji lo miraría primero a él aquella mañana lo emocionaba a tal grado. Es decir, sin duda alguna era así porque se trataba de Eiji y porque a medida que los días pasaban él iba sintiéndose más cercano al príncipe de Izumo pero aun así, algunas ocasiones Ash se encontraba mirando a su prometido como si este fuera la visión de un mundo nuevo, la visión de un milagro.

King of my heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora