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Las vacaciones habían llegado y como regalo de ello sus padres habían acordado hacer un viaje por dos semanas a la cuidad, como una forma de conocer más además de que había la posibilidad de que allí pudiera hacer más amigos, aunque se tratará de un viaje familiar.

Teniendo nueve años, Jin era un niño muy educado, amable y sonriente, le brindaba amor a las personas los cuales quedaban encantados con él.

Su padre había acomodado todo bien, llevaba su bicicleta, desarmada ya que no tendrían lugar para las otras cosas del viaje, aun así, cuando llegaran a la casa que habían alquilado iba a armarla para que el pequeño Jin pudiera pasearse, explorar el lugar. Su emoción era grande, los grandes edificios, varias tiendas, pero eso era muy ruidoso para lo que estaba acostumbrado.

El viaje se la había pasado durmiendo, cuando en el momento en que su madre lo movió para despertarlo, se dio cuenta que aquella casa en la que se quedarían por dos semanas, era bastante grande, claramente a los ojos de un niño, además que el jardín era un lindo toque, ansiaba conocer a sus vecinos. Es más, a una media hora se encontraba el centro, donde más movimiento se encontraba, por el cual los Kim decidieron alquilar aquella casa un poco más lejos de todo el ruido de cuidad.

Luego de que todos terminaran de acomodarse, y arreglar sus cosas, las cuales eran pocas. El hambre se hizo presente, además de un lindo atardecer siendo la vista desde la ventana que daba al comedor, las nubes un color rosado, el color favorito de Jin, no le importaba que le dijeran que el rosado era para las niñas, a él le gustaba, además no se metía con los gustos de los demás.

Al día siguiente luego de tomar su desayuno le aviso a su madre que saldría a jugar al jardín, así que ella podría estar al cuidado del niño, mientras su padre iba armando como recordaba la bicicleta de Jin.

Mientras esperaba a su padre terminar su trabajo, el pequeño niño estaba jugando con sus juguetes, imaginando todo un mundo nuevo, una historia en cuento les hacía hablar a sus muñecos, y junto a su lado permanecía RJ, su peluche favorito de una alpaca blanca, se le hacía parecido a una nube esponjosa. Como eligió el nombre fue bastante rápido, el peluche llevaba un pañuelo rojo en su cuello, fue entonces cuando Jin se preguntó como sonaría si le saca las dos vocales a la palabra rojo, un tanto inusual, pero le gustó y hasta el momento no pensaba cambiarle el nombre a su peluche.

—RJ ven, vamos a ir a la playa, haremos un castillo de arena!

Sonrió el menor mientras se acercaba al arenero que había en el jardín, llevo un poco de agua en un pequeño balde y en una esquina haciendo un hueco, puso el agua, simulando que aquello era una playa. Luego transcurrió a hacer su castillo de arena, teniendo cuidado y paciencia. Al terminar sonrió ampliamente, solo le faltaba una pelota para que pueda jugar con RJ, miró a los lados y encontró su pelota roja, haciéndola revotar, pero callo entre las flores, lo cual al acercarse se pinchará con las espinas de las platas.

Se quejó y llevo su dedo a la boca, regresando a su lugar con RJ, hizo un puchero y abrazo a su peluche.

Me quedé en este castillo de arena...

Mencionó imaginado ver por la ventana de su castillo, solo estaba él, quería alguien con quien poder compartir su creación y, es más, poder ir a jugar en su castillo de arena, imaginado los grandes espacios que tendrían para divertirse.

Su padre de pronto lo llamó, dándole atención y avisando que su bicicleta ya estaba lista. El pequeño Jin emocionado empezó a guardar sus juguetes, llevándolos a su habitación, se lavó las manos y procuró que RJ estuviera limpió para que pueda tomar su siesta en lo que él iba a conocer en su bicicleta.

Recordó a su madre no alejarse mucho, tendría cuidado, quería ver si tenía algún niño vecino del cual hacerse amigo. Observo en la calle que se encontraba su casa, para no perderse empezó a pedalear y manejar todo derecho, quizás unas cinco cuadras. Después de todo el país era muy seguro y varias personas estaban dando un paseo. Fue entonces cuando decidió salirse del rumbo que tomaba, dando varias vueltas, tampoco estaba tan lejos de su casa como para que en todo caso llegará a perderse.

Ya no había nadie en las calles, los autos apenas pasaban uno que otro. Con tranquilidad observó las casas a su alrededor, eran bonitas, pero en todo su recorrido no había visto a un niño jugando fuera de su casa. Se estaba empezando a rendir y el cansancio en sus piernas hizo que se detuviera y bajara de su bicicleta, empezando a caminar con su bici a un lado de él. Se dio la vuelta para regresar a su hogar y en cuanto dio varios pasos escuchó un sollozo, alguien estaba llorando. Por lo cual su curiosidad y preocupación hizo que dejará la bicicleta en el piso y buscara de donde proviene los llantos.

Paso por el jardín delantero de una casa, podría decirse que está entrando sin permiso, pero no iba a irse. En cuanto llego al jardín detrás de aquella casa, los llantos se escuchaban más claros, busco con la mirada y encontró a un niño escondido entre las flores. Se acercó a él y extendiendo su mano para tocarlo logrando tener su atención.

—No tengas miedo... ¿por qué lloras?

Preguntó luego de hacer pasar unos segundos, el pequeño niño frente a él se alejó un poco, tenía miedo, aun con los ojos lloroso no contestó.

¿Cuál es tu nombre?

Tae... Tae...

El pequeño niño no podía contestar, hipaba tratando de calmar su llanto, aun así, Jin intentó hacerle olvidar lo que sea que lo provoco, un niño lindo como ese no debía llorar.

TaeTae, te gusta? Suena lindo, tienes un lindo nombre

Sonrió sentándose en el pasto a acompañarlo, en cuanto a TaeTae empezó a limpiarse las lágrimas y una muy pequeña sonrisa se mostró en los labios del pequeño. Asintiendo ante el lindo apodo de ese niño desconocido le dio.

¿Tienes algún lugar a dónde ir?

Silencio, el pequeño se quedó observando un punto fijo, sus nervios apareciendo de nuevo. Jin ladeo la cabeza y se acercó un poco más.

¿Podrías decirme...? Te he visto escondido en este jardín

Volvió a hablar Jin, pero el pequeño niño no contestó, así que decidió dejar eso a un lado para por fin presentarse, lo que sí había logrado hacer que TaeTae deje de llorar.

Oh! No me presenté, como yo te dije TaeTae, tú puedes decirme Jinnie, estoy de vacaciones aquí y no tengo ningún amigo con quien jugar... ¿te gustaría ser mi amigo TaeTae?

Jin siendo más grande se levantó del suelo, extendió su brazo esperando a que el menor la tomará, calor sin borrar su sonrisa, lo cual a Tae empezó a dar confianza, se veía que Jinnie era un buen niño y mencionando que él tampoco tenía un amigo ya que se la pasaba en casa o no se le acercaban. Así que, sin más, tomó la mano del mayor para levantarse y asentir con una linda, aunque pequeña sonrisa tímida.

—Si... quiero ser tu amigo... Jinnie 

Muéstrate Realmente - TaeJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora