Capítulo XXI: Refrescante.

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Los rayos del sol apenas se asomaban por el horizonte mientras albino trotaba por las calles vacías. En sus oídos retumbaba el ritmo de Heart on Fire de Black Veil Brides, pero su mente estaba no en el sonido, sino en el único objetivo de conseguir la distancia que se había propuesto, 15 km.

Cuando a penas iba a conseguir medio kilómetro, un cartel llamó su atención lo suficiente para bajar el ritmo. Anunciaba la re-apertura de un parque acuático unos meses atrás.

Sus planes acababan de cambiar.

...

A altas horas de la mañana el castaño aún seguía echado en su cama. La pereza lo consumía con solo pensar que, seguramente, sería otro día libre sin nada que hacer.

Ya se levantaría cuando el hambre fuera más fuerte.

...

Luego de horas de estar fuera, al llegar a la entrada de su casa se quitó la sudadera que llevaba para aminorar el calor por el ejercicio, dejando ver con claridad y lujo de detalles como las gotas de sudor rodaban por su cuerpo mientras buscaba las llaves en sus bolsillos.

Tenía que tomar una ducha.

...

Solo logró dormir una o dos horas más antes de que su estómago le exigiera levantarse, tenía la sensación de que sus entrañas iban a devorarlo en cualquier momento.

Desganado camino a la cocina y empezó a preparar su "desayuno/almuerzo". Si así podía llamarse a un plato de cereales y leche.

Con el bowl en las manos fue encendiendo todos los ventiladores de su casa. Anduvo en boxers y una camisa mega holgada de tirantes aprovechando que mantenía las cortinas cerradas.

Al terminar de comer lavó sin apuro los platos, para irse a tumbar de nuevo sacudiendo la parte de abajo de su camisa.

- ¿¡Porqué tiene que hacer tanto calor!?

...

Su cabello aún estaba húmedo mientras compraba su ticket por la página cuando inevitablemente se dibujó una sonrisa ladina en la comisura de sus labios. Agregó un ticket más, sacó el móvil y comenzó a textear.

Para: Chico vírgen.

Te veo en el parque acuático en 30 minutos, si llegas tarde tendrás que pagarte la entrada.

PD: no habrá una segunda vez así que deberías aprovechar chico virgen.

Se sentó en la orilla de la ventana de su habitación mientras se imprimían los tickets.

Una vez la máquina se detuvo el peliblanco lo colocó en el bolso y partió a paso ligero para esperar al castaño. Prefería tardar un poco más bajo el sol a que llegar antes y arriesgarse a perder la poca paciencia que tenía más rápido de lo conveniente. Después de todo llevaba casi un mes ¿o tal vez ya dos? desde la última vez que había visto al pelicafé, y si se esforzaba podía decir que lo echaba de menos.

Claro, esa respuesta sería solo si le preguntasen en voz alta.
Lo extrañaba más de lo que podía admitir, pero cada vez que pasaba por su casa se encontraba solo con ese tal "Ray" saliendo o entrando.

Ray de los cojones.

...

El de ojos cacao estaba volviendo a conciliar el sueño cuando recibió una notificación. Pensó en ignorarla y seguir durmiendo dado que era lo único a lo que se dedicaba en sus adoradas, pero limitadas, vacaciones de la universidad y el trabajo. Aún así, estaba demasiado aburrido siendo el tercer día seguido que seguía con la misma "rutina", por lo que terminó tomando su celular segundos después del último tono.

MamihlapimatapeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora