Capítulo XXVI: Hay algo... ¿diferente?

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Se despertó mucho antes que el contrario, cuando a penas una pequeña franja de luz empezaba a asomarse entre las cortinas.

Usualmente se levantaría sin siquiera ver la hora, se daría una ducha rápida, conectaría sus auriculares al móvil, comería algo e iría directo a correr. Pero ahora tenía que cambiar de planes.

Revisó el móvil.
05:30 am. Batería 5%.

Suspiró, conectó el aparato al cargador y plantó la vista en el techo. Mas no pudo mantenerse en ello ni siquiera unos pocos minutos. El aburrimiento lo consumía y su inherente impaciencia e actitud inquieta no hacían más que empeorar su situación.

Pensó en despertar al castaño de diversas formas, desde hacerle una broma a darle un susto que lo hiciera saltar de la cama, pero lo vió dormir boca abajo, tan plácidamente relajado, con su mano aún colgando desde la noche anterior, que cualquier idea que pudiese haber formulado se borró de su cabeza al instante.

Debía estar cansado. No era para menos teniendo en cuenta cuán ajetreado había resultado todo y para cólmo, lo incómodo que le debía haber resultado el que Nero se hubiese sincerado tan de repente. O quizás no.

Pero el peliblanco estaba tratando de admitir, aunque fuese para sus adentros, y muy probablemente no lo sacaría de allí, cuánto le había ayudado la presencia de Gen en ese momento.

Era primera vez que hablaba con alguien sobre ello, ni siquiera al chico del restaurante, Chris, lo más cercano a alguien que realmente podría llegar a considerar amigo, le había contado nada. La única historia que sació la curiosidad de un montón de desconocidos en su momento fue la tergiversada por ella y el tipo ese. No es que le importase aclarar nada. No le importaba quedar como el desgraciados mal nacido, pero por algún motivo... Le había resultado casi liberador, como si al decirlo él mismo, aún si no era a detalle, le hubiesen quitado una peso grotesco que le colgaba del pecho hace tanto, que ya se había acostumbrado.

Puede que también estuviese relacionado con la actitud ajena. Al terminar de decirlo y el contrario comenzara a indagar más, estaba bastante seguro de que se le iría el mundo abajo como solía pasarle cada vez que se enfrascaba profundamente en los recuerdos de aquello.

Joder, se habría desbordado.

Pero... las preguntas nunca llegaron, incluso ni siquiera su mente logró formarlas en el profundo silencio que se dio entre ambos. Quizás las suaves caricias en su cabello lo habían calmado o la mera presencia del contrario había evitado se desestabilizara por completo.

Respiró profundo y desordenó su propio cabello en confusión. Por más que lo pensaba no tenía sentido nada de eso. ¿Un chico resultando reconfortante? No... No, no, no. Solo era coincidencia porque le agradaba, porque se ahorró las preguntas. Nada más ni nada menos. Imposible.

Fijó su vista al techo. Tampoco es que le interesara intentar verlo con más detalle. Por su puesto que no. Claro que no lo haría.

...

Aún apesar de sus contradicciones... Estaba bastante agradecido por la presencia del castaño.

...

Para cuando volvió a ver el móvil, ya daban las 9 de la mañana. ¿El tiempo había pasado más rápido o en algún momento volvió a quedarse dormido?

Terminó por bajarle el perfil.

Antes de ponerse de pie, le dio otro vistazo al contrario. Le resultaba simplemente imposible volver a dormir y ya desbordaba la impaciencia como para tratar de esperar un poco más. No sabía cómo él lograba dormir tan plácidamente por tanto tiempo.

MamihlapimatapeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora