Capítulo XII: ¿Hablas en serio?

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- Es-espera... Nero...

- ¿Tan pronto ya no aguantas más? No es tanto...

- Tú haces esto seguido... yo no...

- ¿Eso te parece? ¿Qué te hace creerlo?

- No estás ni una pizca cansado... y tu hermano... estaba bastante cabreado... para que fuera primera vez... - se detuvo apoyándose en sus rodillas mientras tomaba grandes bocanadas de aire en un intento de recuperar el aliento. No tenía idea cómo había logrado correr al menos 10 cuadras entre calles y lo que parecían atajos en callejones siguiéndole el paso al albino, mucho menos como en cierto punto saltó una valla, pero ya a esas alturas su pobre estado físico y la falta de adrenalina empezaba a pasar cuenta.

- Hago ejercicio, me viste el otro día - el peliblanco omitió lo último y ni siquiera se molestó en ocultar esa sonrisa socarrona, aunque sus ojos iban de tanto en tanto detrás del pelicafe, como si dudase haber perdido de vista a su hermano.

- Claro... y eso explica que sabías que el árbol... aguantaba... o tu hermano amenazando que iba a cortar la rama... o hace nada cuando me arrastraste por... el patio de esa casa... porque "nunca hay nadie"...

- Coincidencia.

- Coincidencia o no... No puedo creer que he hecho eso, me refiero a... todo... - se enderezó comenzando a caer en cuenta realmente de lo que acababa de pasar.

- ¿Todo? - un brillo de curiosidad se reflejó en sus ojos mientras se colocaba la remera.

- Entrar a tu casa... aunque a penas te conozco... Escondernos aunque no hacíamos nada malo... - omitió el detalle de que Nero lo superaba al menos por una cabeza y aun si le costaba admitirlo con solo verlo se notaba que si quería podía inmovilizarlo en cualquier momento, y bueno, ya lo había hecho - saltar por la ventana... esa valla...

- ¿Es primera vez que haces todo eso? - lo miró incrédulo unos instantes, pero la mirada ajena confirmó su pensamiento - Te pierdes mucho de la vida, pero no importa, conociste a la persona indicada así que si sigues así, es decir, viéndote conmigo y eso, ten por seguro que la vivirás a tope, ya luego puedes buscar la forma de agradecerme - comentó con cierto orgullo, seguro de sí mismo, aunque tenía cierto deje infantil, como de un niño cuando cree haber hecho algo especialmente bien.

- ¿Agradecerte? - su tono cambió de repente, dio un paso de distancia - no.

La emoción del más alto se esfumó de repente, sintiéndose de pronto fuera de contexto ¿le estaba tomando el pelo o realmente todo aquello le había molestado? Si hace nada reía... Juraba se estaba divirtiendo.

- ¿Por qué te agradecería? ¿estás demente? ¿Sabes...? ¿sabes que lo que hicimos fue una locura? ¿no? ¿porqué te sientes orgulloso por eso?

Estaba en medio de un dilema, no estaba ni quiera seguro de lo que decía, porque siendo sincero consigo mismo, no le desagradaba del todo lo que había pasado, lo que había hecho, por el contrario, había sido emocionante, era primera vez en mucho tiempo que se sentía tan ¿libre? ¿tal vez? Hacer algo sin pensar antes, solo seguir el camino que le apeteciera en ese instante, pero no era lo correcto, no lo era, estaba seguro, era todo lo contrario a sus principios, lo sabía.

- ¿No piensas en tu familia? - siguió - ¿los problemas que les pueda acarrear? ...Si mi padre se entera de esto se volverá loco - murmuró eso último sin siquiera caer en cuenta. Salió sin más.

- No lo decía en serio, no del todo, no tienes que agradecerme - rió con cierto nerviosismo, intentando torpemente orientarse de nuevo en lo que estaba pasando - seguramente mis hermanos se molestarían, pero no es para tanto, no se acabaría el mundo ni nada de eso, luego lo dejarían estar y se--

- ¿Y tus padres están pintados? Si luego te meten a la cárcel por estar en propiedad ajena, por saltar esa valla, si nos hubieran metido a los dos, ¿acaso no te importa lo que sientan tus padres al tener esa conducta?

El albino cambió de pronto su actitud por completo, se enderezó como si afrontara una amenaza, ya no veía con una mirada cálida al castaño, sus ojos azulados se habían vuelto témpanos de hielo. Sin saberlo Ian había tocado un tema muy sensible para Nero.

- ¿¡Y que mierda importaría lo que dijeran o no!? - espetó - ¿por qué carajo le tendría que importar lo que haga a ellos o a mis hermanos o a quien sea? es mi vida, puedo hacer lo que me de la regalada gana con ella.

- ¿Escuchas lo que dices?

- Claro, lo escucho, me escucho claramente, pero tú te estás metiendo las narices en algo que nadie te ha llamado, no pedí tu maldito concejo, no me interesa una niñera ni nada así, suficiente tengo con tener a 2 personas revoloteando alrededor mío, dando ordenes y diciendo que está bien y que está mal ¿vale? Y aún si te importa, no voy a seguir con esto cuando sé que puedo hacer algo de lo que puedo arrepentirme.

Sin agregar más el peliblanco se dio la vuelta.

El castaño mantuvo la boca cerrada formando con sus labios una fina línea para evitar agregar algo más. Le fue imposible ignorar esa oleada de emociones turbulentas del albino. Había dicho algo inadecuado, lo sabía, pero no quería molestarle más y arriesgarse a llegar a salir herido de una u otra forma por tratar de arreglarlo.

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By AjnaPiéride.

Publicado el 24 de marzo del 2020.

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