Capítulo IV: ¿En qué me metí?

208 17 1
                                    

- ¡Maldición!

Con solo escuchar eso el castaño comenzó a correr temiendo lo peor. ¿Y si de veras eran traficantes de drogas o ladrones armados y no solo borrachos? ¿O peor aún... Traficantes?¿Qué iba a hacer? No quería morir, ni perder riñón ni medio hígado... ¿Acaso terminarían encontrando su joven cuerpo con toda una vida por delante enterrado en algún lugar o algo por el estilo?

- ¡Lo digo... en serio! ¡No vi... nada! ¡No veo nada... de lejos! - aseguró entre jadeos.

- ¡Que esperes un segundo!

- Ay no... hasta aquí llegué... - escuchaba como los pasos de ese tipo se iban acercando rápidamente. De seguro tenía mejor estado físico que él, que a esas alturas ya parecía un pez fuera del agua a cada que respiraba.

- ¡Chico virgen!

Titubeó por un instante y por poco se tropieza con sus propios pies al escuchar esa frase que cada vez se le hacía más frecuente. Disminuyó un poco el ritmo, aunque no por gusto, sus piernas le estaban fallando.
Dio un rápido vistazo a su espalda y cuando este estuvo dentro de su campo de visión confirmó lo que temía.

- ¡Ya te dije... que no vi nada... tampoco... diré nada... así que puedes irte... y seguir tomando con tu grupito! - el intento de mantener el ritmo le resultó finalmente imposible. Terminó apoyando sus manos sobre sus muslos mientras trataba de recobrar el aliento.

Tenía que ser sincero consigo mismo, no por la presencia del de ojos azules se sentiría más tranquilo de decir lo que pensaba de plano y para evitar que sucediera lo único que le quedaba era tomar distancia, al fin y al cabo a penas lo comenzaba a conocer, siempre en contra de su propia voluntad y ¿quién decía que realmente no era un pervertido de primera que hasta ahora estaba inhibiéndose de hacerle quizás qué y ahora era más susceptible a perder ese posible control al estar de seguro borracho? Después de todo con todos esos comentarios que le hacia y como intentaba hurgar una y otra vez en su vida personal... Era fácil tacharlo con esos gustos.

- ¿A qué te refieres con ver o no ver algo? No me interesa el que lo hubieras hecho, me acerqué únicamente para saludar--...

- ¿Saludarme dices...? ¡Eres un idiota de primera! - agarró una bocanada de aire y habló más rápido de lo que solía hacerlo - ¿¡Qué clase de persona corre de la nada maldiciendo y llamando la atención de... de forma casi agresiva a otra persona para intentar saludarla cuando comienza a oscurecer...!? Prefiero escapar mientras pueda de un posible psicópata o gamberro a que parar para ver quién me sigue...

- No es que me hubieses dado la oportunidad hacerlo como una persona normal si te pones a correr así de la nada...

- ¿No acabo de darte mis razones? Estas grandecito para entender el contexto, agregando que tampoco es que te conozca realmente, nos hemos visto unas ¿qué? ¿3 veces con suerte?

El reloj en la muñeca del castaño comenzó a sonar. Lo detuvo lamentándose internamente, a esas alturas sin duda ya estaría en casa, en vez de viendo como se acababa la poca luz del día con esa persona tan extraña delante suyo. O al menos unos segundos mientras pensaba eso, porque se dio media vuelta antes de escuchar al albino.

- No sé cómo cada vez que me topo contigo logras arruinarme cualquier plan que tenga en mente ¿es que no sabes hacer otra cosa o lo haces por gusto?

MamihlapimatapeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora